Cinco minutos.
Tan solo cinco minutos después de haber llegado, Stephen comienza con su interrogatorio.
—Entonces, ¿te gusta?
—No.
Ante mi instantánea respuesta, Stephen deja de mirarme y se dispone a seguir resolviendo los problemas matemáticos que pactamos hacer. El reto fue quién terminaba de resolverlos primero y, viendo el ritmo que vamos, dudo que él lo haga antes.
—¿Estás seguro? —vuelve a preguntar. Le doy solo una mirada que hace que se vuelva y continúe haciendo lo que se supone que ya debía haber terminado—. No lo puedo creer. O eres ciego o tienes hambre.
—Eso no tiene sentido.
—¡Pero es que mírala! Es demasiado bonita aunque esté en silla de ruedas —comenta recostándose sobre la mesa—. Si no tuviera a mi gruño... Quiero decir, si no tuviera un club de fans tan celoso como el que tengo, probablemente lo admitiría en voz alta.
Decido no responder nada a eso. Desde hace rato que ese ha sido su tema de conversación; tema que por cierto no tengo el mínimo interés de continuar, así que me limito a seguir mirando la hoja con los problemas. Hoy, al salir de la escuela, Stephen tuvo la oportunidad de conocer a Ella, quien nuevamente fue a visitarme en la salida, así que después de dejarla en su casa, durante todo el trayecto, estuvo callado. No hizo algún comentario alusivo a ella ni me preguntó algo más sobre nuestra relación de amistad. Después, cuando pasamos por su residencia, nuestros caminos se dividieron. Supuse que no era algo normal su repentina mudez tratándose de él; acabo de comprobarlo ahora.
—Oye, me acabo de dar cuenta de que esto que estamos haciendo es muy de nerds.
—Fue tu idea.
Esa es la única verdad. Stephen llegó, después de un par de horas, a mi casa sin previo aviso y lo primero que hizo fue colocar la hoja de problemas sobre la mesa y sugerir que intentáramos terminarlos entre los dos. Eso me pareció extraño; resolver problemas matemáticos es una de las cosas que hace cuando está ansioso por algo o inquieto. Algo debe haber provocado eso en él, y no es necesario hacer un esfuerzo para tratar de descubrir quién.
—Sí, lo sé, pero es que necesito distraerme.
—Ya somos dos.
Ambos permanecemos en silencio un largo periodo de tiempo. Tiempo que utilizo para tratar de relajar mi mente y olvidarme de lo que presencié hace dos días. Todavía no logro borrar esa imagen de mi mente. Hussel y ese tipo estaban juntos; a juzgar por el estado de su tobillo, todo indica que él mismo la llevó hasta la enfermería. Verlos tan cerca el uno del otro encendió algo en mí que no había experimentado antes, no sabría describirlo, simplemente sentí la necesidad de alejarlo de ella. Así que el martillo de percusión fue la única excusa insospechada que se me ocurrió. Aunque los ojos de Hussel por primera vez ya no estaban posados en mi imagen, sino en la de aquel rubio que anda detrás de ella.
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Buscando tu mirada [SB#1]
Genç KurguAprobar los exámenes bimestrales con buenas calificaciones es la única preocupación de Nadia, una risueña adolescente con notas desastrosas. Convencida de que debe hacer algo al respecto, acepta el consejo de sus profesores y busca ayuda de la perso...