45| Más que yo

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Cientos, no, miles son las veces que Raph me ha hecho flaquear con unas simples palabras dichas con ese tono tan impropio de él

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Cientos, no, miles son las veces que Raph me ha hecho flaquear con unas simples palabras dichas con ese tono tan impropio de él. Siempre jugando con mi débil determinación, con mi poca fuerza de voluntad para poder finiquitar este asunto tan enrevesado que significa tener mis ojos puestos en él. Todavía no me acostumbro a esa parte suya que suele decirme directamente lo que pasa por su cabeza. En serio... ¿En serio quiere decir que trabajar conmigo era lo que quería? Porque esas fueron sus palabras. Mi mente no se logra conectar con mi boca para articular algo en respuesta a lo que el sabelotodo acaba de expresar. ¿Cómo se atreve a decirme algo así como si nada? ¿Acaso no se da cuenta de que quiero olvidarlo? ¿Cómo es que puede tenerme de nuevo babeando por él con unas simples palabras? ¿Donde quedó la indiferencia (que tanto me costó tener) con la que lo estaba tratando?

Muy mal, Nadia.

Si Ale pudiera leer mis pensamientos estoy segura de que me estrangularía. Ella se ha pasado prácticamente una semana entera enumerando cada uno de los puntos que comprenden la gran lista de "Motivos por los que deberías olvidarte de Raphael Thompson" redactada por ella misma después de la escena que representé. Todavía recuerdo el punto 4; el cual, claramente, tenía que ver con lo que me está pasando justo ahora: "Eres muy susceptible de lo que te pueda decir. Extraña tendencia masoquista de volver al punto inicial con solo escucharlo hablar". Por más que quiera negarlo, sé que es verdad. Siempre me pasa esto con Raph; siempre desisto cuando siento que sus palabras dirigidas hacia mí esconden otro significado del que verdaderamente aparentan.

Pero ya he tenido suficiente.

Pensar en Ale hace que haga un esfuerzo sobrehumano para demostrarle al sabelotodo, aunque más a mí misma, que puedo reaccionar como una persona normal ante cualquier cosa que tenga para decirme. Si bien no soy muy buena ignorando, creo que puedo poner en práctica mis habilidades con Raph, dado que la indiferencia es el primer paso que debo lograr según Ale.

—¿Disculpa? No te oí.

Fingir que ignoro lo que ha dicho es la mejor idea que se me ocurre. Estoy segurísima de que no lo va a repetir. Raph es así, unas veces expresa todo lo que piensa o siente; otras veces, en cambio, se lo guarda para sí.

—Nada.

Ahí estamos otra vez. Justo lo que dije.
Empiezo a conocerlo mejor.

Resoplo resignada ante la inequívoca idea que ronda por mi cabeza y determino después que es mejor restarle importancia al hecho de estar de nuevo a su lado para poder enfocarme mejor en resolver los problemas matemáticos, que es lo más importante ahora. Smith es capaz de reprobarme si me ve haciendo nada, así que divido la cantidad de enunciados de la hoja entre el sabelotodo y yo tal como lo había establecido hace unos instantes. Lo hago siguiendo el orden en el que están, pero tras varios minutos de intentar resolver el primero de los ejercicios, me doy cuenta de que los que me han tocado a mí son los más difíciles de la hoja. Como estaba tan incómoda por el comportamiento de Raphael (sí, con nombre completo porque no estoy de humor) no me di cuenta de lo que estaba haciendo. Pedirle ayuda ahora sería regresar hasta el primer día que hablamos. Ese día en que lo único que me importaba era no reprobar los exámenes y ningún sentimiento había de por medio entre nosotros. Niego con la cabeza para convencerme que existen otras posibles salidas a este pequeño e insignificante problema.

Buscando tu mirada [SB#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora