35| Visita doble

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La luna llena brilla en lo alto del cielo, permitiéndoles a mis ojos poder apreciar mejor la figura de la persona que ha venido a buscarme

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La luna llena brilla en lo alto del cielo, permitiéndoles a mis ojos poder apreciar mejor la figura de la persona que ha venido a buscarme. Hace ya varios días que no veía a Ralph Thompson, ni me lo cruzaba por la calle; esto porque desde que terminó mi semana de estudios con Raph no he vuelto a poner un pie en su casa. Aunque, pensándolo bien ahora, si Ralph estaba esperándome al frente de mi casa, me pregunto si habrá visto a Aidan cuando me dejó aquí hace unos minutos.

En este momento estamos los dos sentados en los escalones del pórtico de mi casa, debido a que no puedo ir a otro lado por causa de la hora. Es decir, según las reglas estipuladas por mis padres cuando Zach y yo apenas eramos unos niños, ni siquiera debería tener un pie fuera de la casa a esta hora. Sin embargo, hoy estoy desobedeciendo solo porque se trata de Ralph, no de cualquier persona. Además, no creo que invitarlo a pasar sea la mejor de las ideas teniendo en cuenta lo fastidioso que es mi hermano. Él podría dejarme en ridículo si quisiera, o podría hacer algún comentario imprudente frente a mi invitado sabiendo que es hermano gemelo del chico que lo golpeó hace varios días frente a su grupo de la escuela. Definitivamente no. La idea está totalmente descartada; además, no creo que lo que sea que tenga que decirme el gemelo elocuente necesite de ningún otro escenario.

Ralph me observa con detenimiento mientras tomo entre mis manos lo que me ha traído. Me tomo mi tiempo para darle un sorbo a la bebida caliente, pero ni siquiera eso hace que deje de tener puestos sus ojos en mi imagen. Tener su mirada tanto tiempo sobre mí me pone un poco nerviosa.

—No sabía que ya tenías novio —suelta de repente. Casi me atraganto con el café que estoy bebiendo al escucharlo.

¿Novio? Pero si es lo último que tengo.

—¿Qué? No tengo novio; si te refieres a la persona que estuvo aquí hace un rato, él es un amigo.

—Ah. —Es lo único que contesta antes de quedarse un largo periodo de tiempo en silencio. ¿Qué está pasando? ¿Acaso él y su hermano intercambiaron personalidades? ¿Por qué está tan callado? Eso no es normal en un ser como él—. Entonces —dice de pronto, callando mis quejas mentales—, ¿vienes a nuestro cumpleaños mañana?

Otra vez casi me atraganto.

—¿Dije algo malo? —pregunta él un tanto confundido ante mi reacción. Niego con la cabeza.

—¿Dices que mañana es el cumpleaños de Raph y el tuyo?

Él asiente. Abro la boca aún sin poder creérmelo. Mañana es sábado. Mañana es mi cumpleaños también.

—¿Sabes? Sería bueno que estuvieras ahí —comenta—. Mamá me dio la orden de invitar tanto a los amigos de Raph como a los míos para la reunión, pero ya sabes; la mayoría de los míos están en Suecia.

Mientras lo escucho, no puedo evitar cuestionarme qué es lo que haré. ¿Cómo podría estar con ellos mañana si mis padres siempre celebran conmigo mis cumpleaños y después en la tarde hasta la noche suelo pasarlo con Ale?

Buscando tu mirada [SB#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora