40| Lo que pasó

5.7K 678 270
                                    

Por fin papá y mamá nos dejan nuestro espacio

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Por fin papá y mamá nos dejan nuestro espacio. Desde hace rato estaba deseando que este día termine pronto, y no porque odie mi cumpleaños o el de mi hermano, sino porque mamá se encargó de dejarnos en ridículo gracias al sombrero de cumpleaños que nos obligó a usar. Incluso nos tomó una foto que se seguro usará en el futuro para próximos chantajes. Katrina Jenner, así tan dulce y amorosa como todo el mundo la ve, es la viva imagen de una madrastra que disfruta con nuestro sufrimiento, a pesar de ser mi madre. Supongo que Ralph sacó parte de su maldad al ser un amante de las bromas pesadas.

Me alegra ser más como papá.

Estando en mi habitación, abro la puerta deslizante del ropero para sacar una sudadera nueva. La que tenía puesta hace poco terminó manchada de pastel de cumpleaños (créditos a Ralph), por lo que tuve que venir hasta aquí para reponerla. En la sala de estar, nuestros "invitados" estaban debatiendo qué es lo próximo a hacer, luego de haber probado una serie de juegos que se supone debían ser divertidos. Algo en lo que no me llama la atención participar, de hecho. Una vez que me cambio de ropa, escucho a lo lejos la puerta de mi casa cerrarse, lo que hace que inmediatamente baje las escaleras para comprobar quién ha llegado o, en el mejor de los casos, quién se ha marchado. No obstante, de lo único que mis ojos consiguen cerciorarse es de la presencia de Hussel recostada sobre el sofá. Al parecer, está durmiendo. Me acerco para comprobarlo.

Avanzo unos cuantos pasos, posicionándome frente a ella. La observo unos segundos hasta que en su rostro se forma una sonrisa. Ella, definitivamente, no entra en mi concepto de normalidad. Me inclino un poco para ver si es que de verdad está dormida o por qué ha empezado a sonreír de la nada y eso ocasiona que sus brazos me sujeten de repente, acercándome mucho más a ella. Luego, extiende sus labios hacia mí, quedando estos a unos pocos centímetros de los míos. Sus ojos permanecen cerrados. Entonces me doy cuenta de que está soñando. Según parece, está soñando que besa a alguien. Decido no interrumpirla. Consigo liberar mi cuello de sus brazos, y me alejo unos pasos para dejarla dormir y continuar con su sueño, pero unos balbuceos suyos me detienen.

Por un segundo me parece escuchar mi nombre provenir de sus labios. Sacudo la cabeza para apartar ese pensamiento. No creo que esté soñando conmigo, y menos en esas circunstancias...

Para salir de dudas, vuelvo hasta donde ella, esta vez dispuesto a despertarla.

—¿Qué haces? —le digo, en un tono un poco elevado para que me escuche, preguntándome a mí mismo por qué sigo aquí.

Ella abre inmediatamente los ojos, encontrándose cara a cara conmigo. Se tarda unos segundos en comprender lo que acaba de pasar y, según parece, se niega a llegar a ese tema. No contesta mi pregunta, más bien, se encarga de hacerme otra en su lugar.

—¿Dónde están los demás? —Es lo primero que dice. Me tomo la molestia de explicarle lo del cambio de prenda. Ella parece no estar muy atenta. Juguetea con sus manos y evita mirarme—. Seguro fueron a comprar, algo así les escuché decir.

Me encojo de hombros.

—Supongo.

Para cambiar el ambiente incómodo que se forma después de responderle, camino en dirección al sofá que está frente a la televisión, sentándome a su lado. Por varios segundos nos quedamos en silencio; yo, sopesando lo próximo que debería decir, y ella quizá pensando lo mismo. De mi parte se entiende; no soy alguien de muchas palabras. Ella sí, aunque ahora parece igual de introvertida que yo. Estando a punto de tomar el control de la televisión para entretenerme con algo, aparece en mi mente la imagen de ella dormida. Parecía estar teniendo un sueño bastante satisfactorio porque estaba sonriendo antes de extender sus labios hacia mí. Podría simplemente haberla observado sin decir nada y esperar a que despertara por su cuenta, pero toda esa determinación se fue al tacho cuando la escuché pronunciar mi nombre.

Recordar eso hace que le pregunte por simple curiosidad en qué estaba soñando. Hussel se sonroja apenas me escucha, lo que confirma mis sospechas.

—No te voy a decir.

—Era con un chico, eso está claro —le suelto, solo para ver su reacción, porque ya sé con quién estaba soñando. Por algún motivo, saber eso me pone de mejor humor.

Al escucharme, sigue aferrándose a su resolución de no decirme nada. Su timidez al momento de responderme me causa un poco de gracia. Sé muy bien que cualquier otra chica en su lugar se habría muerto de vergüenza al enterarse de lo que yo sé, pero estamos hablando de Hussel y su manera peculiar de reaccionar. Determino lanzarle el reto de que no se atreve a decirme para ver si así confiesa exactamente lo que soñaba; esto parece remover algo en ella. Sin embargo, es su respuesta la que me sorprende. Nunca había pasado por mi cabeza que el hecho de que pensar cuidadosamente antes de tomar una decisión podría ser considerado, ante los ojos de los demás, como el accionar de una máquina.

—No es así, no me reprimo —respondo, después de entender a lo que se ha referido.

Ella se dirige a mí con un tono bastante sarcástico y está a punto de darme un reto que según ella no podría cumplir, pero antes de que termine de hablar decido interrumpirla. Podría haberle dicho simplemente que no estaba dispuesto a cumplir otro desafío más, o simplemente podría haberme ido dejándola sola como he hecho muchas veces en el pasado, pero algo dentro de mí me obliga a quedarme. Y, por primera vez en mi vida, no pienso en las consecuencias que me traerá hacer lo que estoy a punto de hacer. Simplemente decido hacer realidad su sueño.

Y beso a Hussel.

Es un beso muy breve e inesperado, pero es, al mismo tiempo, mi primer beso. Es la primera vez que beso a alguien. Siempre escuché a la gente a mi alrededor hablar de los besos, sobre todo a mis compañeros de secundaria; unos los describían como un "intercambio de gérmenes"; otros como una muestra de deseo; otros como el resultado de una mutua atracción y muchos otros como algo que no significa demasiado cuando se es adolescente. Nadie nunca antes describió un beso como el que le acabo de dar a Hussel.

En cuanto separo mis labios de los de ella, me percato de que me observa con los ojos muy abiertos y con las mejillas igual de rojas que su cabello. Para mi sorpresa, viendo su expresión me doy cuenta de que no me molestaría hacer realidad su sueño otra vez.


•••

Y

como se darán cuenta, Raphita ganó en la encuesta publicada en mi perfil de Instagram. Así que aquí les traigo el capítulo 39 pero narrado por Raph (aunque le puse 40 porque quiero que sean capítulos pares xd)

Quiero aprovechar esta oportunidad para dedicarle este capítulo a mi querida lectora golda524991 porque hoy es su cumpleaños. Espero que la pases bien hoy; muchísimas gracias por leer mis historias y apoyarme tanto por Wattpad como por redes sociales. Eres un amor <3 (Chicas, a ella le deben la actualización de hoy, porque pensaba publicar de acá a un año xd Bueno, no tanto xD)

Espero que les haya gustado. No olviden votar y comentar tanto como quieran.

Buscando tu mirada [SB#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora