25| La pregunta

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Ya sé que dije viernes, pero bien dicen por ahí que más vale tarde que nunca, así que por eso es que estoy aquí para traerles el capítulo 25 de su telenovela favorita... Ehm, digo, de BTM. DISFRUTEN, VOTEN Y COMENTEN TANTO COMO PUEDAN :3

Una vez que me adentro en mi habitación después de la cortante respuesta de Raph, siento tal nudo en la garganta que la mejor idea que se me ocurre es mojarme el rostro con mucha agua para relajar mi mente y pensar en otras cosas

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Una vez que me adentro en mi habitación después de la cortante respuesta de Raph, siento tal nudo en la garganta que la mejor idea que se me ocurre es mojarme el rostro con mucha agua para relajar mi mente y pensar en otras cosas. Cuando era niña, esta táctica funcionaba después de mis discusiones con Zach, así que no dudo que funcione ahora también que siento como si hubiera perdido algo... O a alguien, en este caso.

Miro mi reflejo en el espejo del baño, comprobando que a pesar de que acabo de secarme el rostro con una toalla, mi expresión es totalmente melancólica y mi vista empieza a tornarse borrosa de manera involuntaria. Aquí es donde todos piensan que soy una exagerada que llora por cualquier cosa y hace un drama por todo, cuando la verdad es que es justamente así. Puedo llegar a ser bastante sensible y creo que eso ya ha quedado bastante claro. Sacudo la cabeza para evitar ponerme a llorar a moco tendido por algo que no es tan grave y que además de eso yo ya sabía de antemano que iba a pasar, repitiéndome mentalmente que todo va a estar bien. Después, doy un profundo suspiro y me dispongo a guardar las pocas cosas que saqué de mi maleta. Reviso mis bolsillos uno por uno y encuentro en uno de ellos los audífonos de Raph. El único recuerdo que me quedaría de nuestra efímera casi-amistad.

Supongo que lo mejor que podría hacer para cerrar ese capítulo de mi vida sería devolvérselos.

Luego de haber recogido mis pertenencias, abro la puerta de mi habitación y, después de cerrarla, arrastro mi maleta un pocos centímetros hasta llegar a la puerta de Raph. He llegado a la conclusión, después de pensarlo mucho y darle varias vueltas, que hacer lo que tengo en mente es lo mejor.

Toco su puerta una vez dispuesta a encararlo y decirle todo lo que pienso sin miedo con respecto a su decisión (puesto que ya no tendría temor de que me odie si ya todo llegó a su fin); sin embargo, nadie me abre. Espero un poco más; nada. Tal vez ya se fue, tal vez ya bajó y está en el lobby del hotel. Pues creo que solo me queda comprobarlo.

Coloco una mis manos en el pomo de su puerta y, dudosa, lo giro logrando abrirla. Desde afuera, lo primero que veo es una cama igual a la mía, pero no hay rastros de él ni de su equipaje por ningún lado. Escaneando un poco más diligentemente la habitación, veo en una esquina de la cama, una polera que reconozco como la que él estaba usando cuando le tiré la limonada encima, también está su pantalón en una silla al lado derecho de su cama.

Espera, entonces eso significa que...

En ese preciso momento, Raph aparece frente a mí con una nueva ropa puesta y el cabello goteando, aunque esta vez en lugar de ser limonada es agua. Por su aspecto puedo deducir que acaba de salir de la ducha y no esperaba mi presencia aquí. Pero por algún motivo desconocido, soy incapaz de moverme de donde estoy parada y lo único que me permito hacer es contemplarlo. Su mirada y la mía se mantienen unidas durante varios segundos, los suficientes como para que él la aparte de mí al ver que yo no puedo hacer lo mismo con él. Y aquí estamos los dos, frente a frente, comunicándonos solamente a través de miradas hilvanantes; ya que al parecer, ambos nos hemos quedado sin habla al vernos.

Buscando tu mirada [SB#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora