32| Consecuencias

6K 564 409
                                    

Mi corazón no deja de latir aceleradamente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mi corazón no deja de latir aceleradamente...

Los labios de Raph están sobre mi piel por primera (y seguramente única) vez en mi vida y yo me he quedado completamente congelada. Literalmente; no me puedo mover. Esto es lo último que pensé que ocurriría entre ambos siendo sincera, pero heme aquí, con los ojos abiertos de par en par por la sorpresa. Estos no se despegan de los de él en ningún momento, incluso aunque sus labios están posados demasiado cerca de los míos. Por un segundo nos quedamos así, paralizados, mirándonos el uno al otro sabiendo que lo que acaba de pasar es gravísimo. Para mí, porque mi corazón se ha vuelto loco por ese simple roce y casi se sale de mi pecho, lo cual no creo que sea bueno para mi salud mental; para él, porque tiene novia.

Y no quiero, ni debo olvidar eso.

Él tampoco parece olvidar aquel gran detalle ya que se aleja de mí tan rápido que pareciera que le acabo de electrocutar. Esto ocasiona que mis sentidos regresen a mí y pueda recomponerme un poco, pero solo un poco. El chico de la bicicleta que chocó con Raph, se pone de pie y al ver su fría y escalofriante mirada se disculpa en todos los idiomas posibles. Luego de eso, desaparece de nuestra vista, pedaleando como puede. Al quedar nuevamente solos, intento calmarme y hacer como si nada hubiera pasado, es decir, no es como que nos hayamos besado o algo por el estilo.

¿No?

Sé perfectamente que para Raph no ha significado nada, así que debo esforzarme para que tampoco a mí me importe lo que acaba de pasar. Exacto, eso es lo que debo hacer. Un segundo después me doy cuenta de que es fácil decirlo (o pensarlo, en este caso), pero no hacerlo. Cielos, esto es tan complicado...

¡Ni siquiera puedo mirarlo a la cara!

De un momento a otro, al ver que nos ha rodeado el temido silencio incómodo, me observa con expresión de confusión.

—Tú... —manifiesta en voz baja, pero al ver que le presto atención duda en terminar la frase; después, lleva sus manos hacia los costados de mis brazos atrayéndome hacia él para que lo mire a los ojos—. Será mejor que olvides eso.

Sus claras y relucientes iris sobre las mías se llevan la poca cordura que me queda, porque, desestimando el hecho de que estamos frente a mi casa, en medio de la calle, de que mi hermano puede salir y vernos en cualquier momento y que además hay un gran impedimento entre nosotros viviendo en esta misma ciudad, lo circundo con mis brazos por sobre los suyos. El tiempo se detiene para mí apenas lo hago y ya ni siquiera escucho los insultos de Presidente que yo misma le enseñé.

Ahora solo somos nosotros dos.

¿Cómo podría olvidar esto?

En este momento no quiero pensar en nada, solo quiero sentir a Raph lo más cerca posible antes de aceptar que nunca podremos volver a estar de este modo. Este abrazo, lo sepa o no, es nuestra despedida, o mejor dicho, mi despedida hacia él. Pasados unos segundos, todavía seguimos así. Puedo escuchar el latir de su corazón que, me cueste o no aceptarlo, no está acelerado como lo está el mío. ¿Y por qué me sorprendo? A esto me sometí antes de actuar, pero no es eso lo que me mantiene pegada a él.

Buscando tu mirada [SB#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora