Avanzo por los pasillos de la escuela dando saltos como canguro apoyando una de mis manos en el hombro de Aidan. El motivo de que esté en esta incómoda situación es debido a que me negué rotundamente a que me llevara en brazos ya que, conociendo a los estudiantes chismosos que nos rodean, lo habrían malinterpretado e incluso habrían inventado una historia entre los dos. Ni hablar de los encargados del periódico escolar, los buenos para nada de octavo grado, que inventan cada cosa con tal de obtener cierto reconocimiento por el número de ejemplares impresos bajo demanda. Ya me ha pasado anteriormente que inventan algo sobre mí que no es cierto. El ejemplo más cercano que se me viene a la mente es cuando aparecí en primera plana junto a Raph aquella vez que armé un escándalo en el comedor; la narración de los hechos fue un chiste, nada que ver con cómo ocurrieron realmente las cosas. Así que no. No me apetece volver a ser el centro de atención ni estar en el medio de tergiversaciones. Al menos, no cuando sean noticias falsas que nada tienen que ver conmigo.
No obstante, a pesar de la molestia que me inunda cuando recuerdo que no podré caminar bien en un par de días por mi torpeza, una parte de mí se alegra por la atención recibida de parte Raph. Gracias a eso es que supe que está apoyando en la enfermería. No debe sorprenderme; con sus amplios conocimientos podría ser un buen candidato a médico. Verlo ahí me tomó por sorpresa y me causó miles de sensaciones; no me atreveré a negarlo. Es un poco cómico cómo me empeño en olvidarlo teniéndolo en mi misma escuela y en mi mismo salón de clases; es un gran reto y una tarea que va a costarme mucho. Basta ver cómo, aunque no lo deje notar, sigo pensando en él. Cuando lo vi, una parte de mí quiso volver al pasado, a aquella vez que hablamos del trato de ayudarnos mutuamente, para comenzar de nuevo y borrar mis sentimientos. Otra parte sabe que, a pesar de lo mal que me ha estado yendo si de fama hablamos, no me arrepiento de haber podido conocerlo más y de haber podido hablar con él. A estas alturas quiero pensar que, aunque no corresponde mis sentimientos, sí le importo. Es decir, tal vez su preocupación forma parte del hecho de que en verdad me considera su amiga, ¿no?
—Nad, a este paso llegaremos a la salida en Navidad —bromea Aidan, llevándose consigo mi concentración en los acontecimientos de hace un rato—. Deja que te ayude.
—No, así estoy bien.
Doy otro salto que solo nos hace avanzar veinte centímetros de donde estábamos antes. Ahora entiendo su comentario.
—El tipo de hace un rato... ¿es el que te gusta, verdad?
Su pregunta me deja callada un buen momento. Si bien Aidan está al tanto de mis sentimientos dado que desde el principio supo que quien me gustaba era Raph, no me hace para nada de gracia que esté enterado de este tema que para mí es muy... ¿cómo podría decirlo? ¿Personal? ¿Complicado? Aunque no puedo culparlo, si es que lo sabe es por causa mía. Mentir ahora no tendría sentido.
—Sí, o al menos lo era.
Las últimas dos palabras se repiten en mi cabeza como si me estuvieran reclamando mentalmente. «Lo era». ¿Lo era, en tiempo pasado? Yo creo que no. Creo que lo sigue siendo. Por más que quiera pensar que es de otra manera.
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Buscando tu mirada [SB#1]
Teen FictionAprobar los exámenes bimestrales con buenas calificaciones es la única preocupación de Nadia, una risueña adolescente con notas desastrosas. Convencida de que debe hacer algo al respecto, acepta el consejo de sus profesores y busca ayuda de la perso...