15- «Te extraño, Sirius. No te imaginas cuánto. Feliz cumpleaños, te quiero.»
-De Leah para Sirius, 3 de noviembre de 1979.
Cada vez que se encontraba a Draco Malfoy por los pasillos, éste rehuía mirarla. Habían pasado semanas desde lo sucedido en el aula de pociones durante su castigo y Draco Malfoy había adoptado la postura más esquiva del mundo. Como si Hermione no existiera.
Ni siquiera la insultaba ya y cada vez que preveía que podía quedarse a solas con ella en una habitación, salía de allí como alma que lleva el diablo. Parecía avergonzado, frágil... y Hermione no podía culparle. Había llorado como un niño entre sus brazos, había permenacido durante minutos junto a ella, dejando que lo acariciara y que lo calmara... y él tan sólo había sollozado, aferrándose a su cuerpo. Probablemente nunca alguien había visto a un Draco Malfoy tan débil, ni siquiera su novia, Astoria, ni su madre, Narcisa. Había sido ella: Hermione Granger. Y eso no había hecho más que traer preguntas a su mente.
¿Por qué había llorado de dolor a causa de la marca tenebrosa? ¿Por qué su sufrimiento había remitido con el contacto de ella?
La imagen había sido triste y oscura, pero Hermione había tenido una sensación desconocida hasta entonces, cuando lo había tocado, cuando había conseguido calmar a Draco Malfoy. Había visto su lado más humano y eso no podía borrarse por mucho que ahora el Slytherin la ignorara.
Había alguien más que también había presenciado la escena, desde luego. Snape y McGonagall habían sido testigos de lo que sucedía y, aunque Malfoy había sido capaz de cubrir la marca tenebrosa en cuanto los había oído llegar y ambos se habían levantado del suelo de inmediato, la sensación de que los habían pillado, que habían visto cómo él se desahogaba junto a ella, seguía patente en el aire. Snape había sabido disimular sus emociones al instante, fingiendo que nada había ocurrido pero McGonagall... una expresión de sincero desconcierto se había instaurado en su rostro desde ese momento y aún la mostraba, disimuladamente, al encontrarse con Hermione.
—No sabes cuántas ganas tengo de que lleguen las vacaciones de Navidad —comentó Ginny a su lado.
Ambas se encontraban sentadas en los grandes escalones que conducían al patio exterior de Hogwarts. Hacía frío, pero el muro de su lado conseguía parar el aire y también algunos alumnos más pasaban por su lado sin siquiera fijarse en ellas.
A su lado, Luna asintió con la cabeza vehemente.
—Me gustaría acudir a una fiesta en Navidad. Mi padre y yo no solemos divertirnos mucho en casa.
—Podríamos celebrar algo en la Madriguera, ¿no? —propuso Ginny.
Hermione se mordió el labio antes de contestar. De inmediato su mente se había dirigido a Fred, iba a ser la segunda Navidad sin él y no parecía que sus padres o sus hermanos estuvieran demasiado interesados en hacer una fiesta.
—No lo sé —dijo—, quizás mis padres me lleven a algún sitio. No es algo que verdaderamente me apetezca...
Ginny asintió con la cabeza, sabía que no se encontraban en un ambiente demasiado festivo.
En ese preciso momento se escucharon algunas voces provenientes del exterior y apenas unos instantes después entraron al majestuoso edificio dos muchachos rubios: Draco Malfoy y Astoria Greengrass. Caminaban muy juntos, aunque no se estrechaban la mano y se escuchaba la voz de ella hablándole al joven, aunque éste parecía un tanto abstraído.
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La estrella más oscura. §Dramione§
FanfictionEn mitad de la guerra contra Voldemort, Hermione Granger encuentra en la habitación de Sirius Black unas cartas que el mago recibió cuando era joven y que desvelan su relación con una joven muggle. Hermione investiga estas cartas y trata de encontra...