En mitad de la guerra contra Voldemort, Hermione Granger encuentra en la habitación de Sirius Black unas cartas que el mago recibió cuando era joven y que desvelan su relación con una joven muggle. Hermione investiga estas cartas y trata de encontra...
Adhara alzó su varita y tomó aire. Un instante después convocó el hechizo.
—Expecto patronum.
Un haz de luz surgió del pedazo de madera oscura, aunque se deshizo al instante. Tras ella, la profesora Agnes Johnson frunció el ceño, disgustada.
—Señorita Black, su patronus es deplorable.
Adhara puso los ojos en blanco. ¿De qué se sorprendía? La señorita Johnson era siempre así de amable. La profesora tenía apenas veintidós años, por lo que a veces podía confundirse fácilmente con alguna de las alumnas de último año de esa escuela. Su cabello era rubio platino, cortado a la altura de la barbilla de forma severa. A pesar de su carácter, era muy hermosa, con los ojos grises tradicionales en su familia materna, los Malfoy, cuyas generaciones anteriores provenían de Inglaterra.
—Le juro que ayer me salió perfecto —mintió Adhara.
—¿Sí? —preguntó Agnes, componiendo una mueca aburrida.
Adhara se las arregló para sonreír ampliamente, aunque era una sonrisa que no sentía en realidad. La muchacha, de quince años, tenía el cabello tan negro como el ébano y unos ojos grises impresionantemente expresivos. Su cuerpo era algo escuálido, Adhara era más alta que las otras chicas de su clase, pero bastante más enclenque.
—Lo prometo
—¿Y cuál era su patronus?
Adhara tomó aire. ¿Cuál podía ser su patronus?
—Una ardilla —respondió al cabo de un instante.
Agnes enarcó una ceja. Evidentemente no se creía ni una palabra de lo que su alumna le estaba diciendo. A su alrededor, los otros muchachos de la clase jugaban con sus varitas, algunos consiguiendo haces de luz y otros logrando crear verdaderas formas animales en sus patronus. Algunos pocos, los menos, no lograban ni una cosa ni la otra. Se rumoreaba que, en el pasado, algunos magos tenebrosos y sus seguidores habían sido incapaces de conjurar ese hermoso hechizo.
—Señorita Black, pruebe de nuevo, entonces. Así todos podremos admirar la ardilla que puede crear con su magia.
Eso fue como un reclamo para el resto de los alumnos, que se giraron hacia Adhara como si contaran con un resorte. A ella le dio vergüenza, pues a pesar de que muchos de sus amigos tampoco eran los mejores conjurando el hechizo, ellos no tenían que hacerlo con todos los demás alumnos mirando.
Tragó saliva y Agnes vio su nerviosismo. Apretando la mandíbula con gesto desagradable, decidió darle un consejo.
—Piense en un recuerdo agradable, eso la ayudará. Y no pierda la concentración, Black, su problema es que se distrae todo el tiempo y le es imposible centrarse en su felicidad.
Al cabo de unos segundos, todos estaban allí, mirándola. Adhara apretó los dientes, tratando de concentrarse. ¡Maldición! Pensó que aún podía poner una excusa, cualquiera: decir que necesitaba utilizar el aseo y salir de la clase. ¿Podría?
—Verá, profesora...
—Adelante, Black.
Adhara cerró los ojos y levantó su varita una vez más. En su mente rememoró un recuerdo de su niñez. Se acordó de su madre, leyéndole historias sobre magos y brujas de la antigüedad. Eso había sido mucho antes de que ella supiera que sería una bruja cuando creciera. ¿Quién se lo iba a decir? Su madre no había dudado en llevarla a una escuela de magia en cuanto alcanzó la edad suficiente. Siempre había sido más que comprensiva respecto a los dones de su hija, a pesar de ser una nomaj.
Rememoró con detalle la voz de su madre, su olor y la suavidad con la que le hablaba, su risa. Su madre, Leah, era su recuerdo más feliz y eso le llenaba el pecho de euforia, una sensación indescriptible de alegría.
—¡Expecto patronum! —exclamó con los ojos cerrados, sin ser siquiera consciente de que lo estaba haciendo.
Un instante después, un enorme rayo de luz salió de su varita mágica y, por toda la habitación, todos vieron cómo se transformaba en un enorme perro que recorrió la enorme aula en apenas un par de segundos. Incluso la profesora Johnson se quedó boquiabierta.
Como os prometí, os regalo un capítulo porque es mi cumpleaños <3 Espero que os haya gustado, es muy cortito, pero en mi opinión es muy pero que muy especial.
Mil besos y pronto subiré un capítulo nuevo. Ahora mismo estoy de nuevo mudándome de país (como todo el tiempo jaja), os informaré en cuanto me establezca.
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