Capítulo 41

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Por favor, ved el vídeo que os he dejado en multimedia. ¡Es precioooooso!


Capítulo 41


Hacía rato que todos los sonidos parecían embotados en su cerebro. Le dolía la cabeza y la adrenalina había conseguido que fuera consciente de cada pequeño detalle de esa escena.

Draco se encontraba en el comedor de la Madriguera, su madre acababa de romper la puerta de la casa con un hechizo destructivo y las tres figuras oscuras se habían adentrado en esa casa con una violencia increíble. Todo a su alrededor parecía polvo y desastre, pues el plan era conciso: crear el mayor caos posible en tan solo unos segundos, coger a la chica y desaparecer. Ni la túnica negra ni la máscara plateada le molestaban, más bien se sentía protegido al llevarlas. Protegido y asqueado al mismo tiempo.

Había varias personas en esa escena: Molly Weasley, George, Ron, Harry... incluso Remus Lupin. Pero ella no estaba.

Draco miró hacia el mortífago de su derecha, Severus Snape, que apuntaba hacia el grupo con su varita. ¿Dónde demonios se encontraría?

Lupin tomó su varita también y apuntó hacia Snape, que lo desarmó con un hechizo no verbal. Esto, desde luego, tomó por sorpresa al licántropo, que dirigió su atención hacia Potter al instante, deduciendo que debían protegerlo.

—¡Cubrid a Harry! —gritó.

Draco respiró pesadamente. Ya habían imaginado ese escenario: los Weasley darían por hecho que se encontraban en busca de Potter. Malfoy incluso había llegado a preguntarse por qué demonios no se llevaba a Potter y ya. Eso acabaría la guerra, ¿no?

Pero sabía que el Señor Tenebroso le había ordenado algo distinto por varias razones: porque quería ver a Potter desmoronarse y porque quería comprobar su fidelidad... Harry Potter no era el centro absoluto de toda esa guerra, no. Era una pieza importante de ella, pero había muchas más fichas en ese tablero.

De las escaleras bajó repentinamente una muchacha pelirroja, con el cabello largo y liso. Lo apuntó con su varita y le lanzó un hechizo que Draco esquivó por pura suerte. Tanto Snape como Narcissa lo miraron y al instante se hicieron una señal. Era el momento. Snape le lanzó un hechizo petrificante a Remus Lupin y Narcissa hizo lo propio con Molly Weasley. Ambos adultos cayeron sobre el suelo de la sala.

Ron, Ginny, George y Harry los apuntaban con sus varitas, lanzando hechizos que ellos conseguían esquivar con relativa facilidad y que devolvían, causando explosiones por doquier. Al cabo de apenas unos segundos, una última persona apareció corriendo en esa sala. Draco sintió que su corazón se detenía al verla: Hermione Granger.

—¡Hermione, cuidado! —gritó Ginny.

Los mortífagos se encontraban en minoría, pero habían jugado muy bien el factor sorpresa. Tan solo habían transcurrido unos segundos desde que habían aparecido y ya estaban listos para irse.

Su madre sacó una pulsera plateada del interior de la túnica y tanto Snape como él entendieron la señal: el traslador estaba allí, debían marcharse en apenas diez o quince segundos más.

Snape se abalanzó hacia Harry, fingiendo que quería atacarlo. Todos se pusieron a la defensiva al momento y algunos conjuros volaron.

—¡Expelliarmus! —gritó Hermione, apuntando a Draco.

La varita del joven mago voló por los aires y durante unos instantes él temió que ella la reconociera como suya. Narcissa, al ver cómo esa joven acababa de atacar a su hijo, repitió el hechizo contra ella y la varita de Hermione salió despedida hasta la pared bruscamente.

Draco llegó a alcanzar su varita y apuntó con ella a Hermione, que estaba desarmada. La joven le dedicó una mirada desafiante y no dudó en correr hacia sus amigos para protegerlos. Como si pudiera hacer algo para ayudarlos en ese momento.

Todos se encontraban tan concentrados tratando de cubrir a Harry, y este se hallaba tan absorto en lanzar hechizos por doquier, sin mucha puntería, que tardaron segundos en adivinar las verdaderas intenciones de los mortífagos.

Con un movimiento suave como la seda, Narcissa Malfoy se deslizó y agarró la mano de la joven. Sin posibilidad de que ésta se soltara, le colocó la pulsera de plata y contó en silencio hasta tres. En esos tres segundos que transcurrieron, tanto Snape como Draco se unieron a Narcissa y agarraron a la joven con brusquedad, apartándola de sus amigos.

Y entonces desaparecieron, tan abruptamente como habían llegado.

El silencio fue tan repentino que ninguno pareció entender qué demonios estaba sucediendo ahí. ¿Qué había pasado? ¿Los mortífagos acababan de desaparecer?

Y entonces, el gruñido. Procediendo de la garganta de Harry y ahogándolo todo a su alrededor.

—¡No! —gimió, gritando lastimeramente.

Frente a él, George y Ron se llevaron las manos a la cabeza sin dejar de mirar hacia todas partes, no comprendían nada y su cabeza parecía a punto de estallar. Hermione, a su lado, se dejó caer sobre el suelo de rodillas tan pronto su mente procesó lo que estaba sucediendo justo ante sus ojos.

No había duda, los mortífagos habían aparecido en la Madriguera por menos de un minuto y, ante la sorpresa de todos, no habían tratado de hacer daño a Harry ni siquiera un momento, no. Habían ido allí con otro propósito esa noche: se habían llevado a Ginny.


Gracias por leerme :3. Este capítulo es super importante para la trama del fanfic. Mil gracias a todas mis lectoras/es, me hace mucha ilusión haber pasado a la segunda ronda del concurso de Facebook organizado por FanFics Dramione para encontrar el mejor Dramione del año. Como sabéis, tenemos página en Facebook y podeis encontrarme en Instagram con el nombre de vmcameron213 y en Fanfiction como lizze213.

Mil besos y nos leemos pronto.

Mil besos y nos leemos pronto

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La estrella más oscura. §Dramione§Donde viven las historias. Descúbrelo ahora