5.
-«Podemos vernos el sábado por la noche, sí. Mis padres irán a un congreso en Escocia y estoy segura de que podré convencer a mi hermano para que también se vaya. Tengo tantas ganas de estar contigo...».
-De Leah para Sirius, 22 de diciembre 1978.
Hermione sonrió sutilmente al mirar a Ron y pensó que, quizás, las cosas no habían cambiado tanto como parecía. Su amigo se mordía el labio en una mueca de concentración mientras añadía a su poción exactamente dos pequeñas cucharaditas de miel pura de abeja recogida en una lejana montaña asiática. Ron parecía preocupado por no añadir más miel de la necesaria, lo que podría significar que la poción que estaba preparando para provocar el sueño, se convirtiera en algo letal. A su lado, Harry estaba en una situación parecida y Hermione se enterneció al pensar que ese sería su último año allí, que jamás volverían a pisar esas aulas ni a llevar esas túnicas.
—¿Ha acabado ya la poción, señorita Granger? —preguntó el profesor.
Ella asintió con la cabeza, mirando al hombre, que esbozó una sonrisa de alegría.
—Oh, fantástico. ¡Maravilloso! —exclamó, mostrándole las palmas de sus finas manos—. Será mejor, entonces, que comience a preparar el antídoto que complementa a esta poción en caso de que se ingiera una gran cantidad por accidente... o voluntariamente.
—De acuerdo —contestó Hermione con una sonrisa orgullosa, escuchando pequeños bufidos por parte de algunos de los estudiantes que se encontraban con ella en la clase de pociones.
Comenzaba a caminar hacia el lugar apartado que el profesor le había indicado cuando una nueva voz se escuchó por encima de los calderos y cucharones entrechocándose.
—También yo he terminado, profesor.
Hermione no se detuvo al escuchar la voz de Draco Malfoy, por el contrario, apretó los puños y siguió caminando hasta llegar a la pequeña mesa de madera oscura que apenas contaba con unos cuantos ingredientes para conformar su antídoto. Escuchó a su espalda cómo el profesor Slughorn también se regocijaba al saber que Malfoy había terminado su poción tan pronto y lo enviaba al lugar donde ella se encontraba. Hermione no perdió el tiempo y decidió agarrar un tarro de cristal y comenzar la mezcla lo más rápido posible. Abrió el libro de pociones que había llevado bajo el brazo y comenzó a leer atentamente las instrucciones a seguir, notando que alguien acababa de establecerse a su lado. Ella frunció el ceño y fingió que no se había percatado de eso.
Leía una y otra vez los pasos a seguir para llevar a cabo la poción, pero no era capaz de comprender los pasos. Se encontraba frente a Malfoy. No podía sacarse de la cabeza las palabras de sus amigos, ¿se trataba de un mortífago? Alzó la vista unos segundos, tan sólo para comprobar que Harry y Ron la observaban con los ojos como platos desde el otro lado del aula. Desde luego, podía verse claramente que querían alejarla de ese muchacho rubio y pálido tan rápido como fuera posible...
Sin poder evitarlo, sus ojos se dirigieron a ese rostro anguloso que tenía al lado. Malfoy se encontraba leyendo atentamente los pasos a seguir para llevar a cabo la poción. Todo en él se le antojó demasiado claro a Hermione: su piel blanca, el cabello rubio platinado y el enorme contraste con esa túnica negra... De repente, los ojos grises de Malfoy se dirigieron a ella, como si se hubiera sentido observado unos segundos antes.
Hermione notó cómo su respiración se entrecortaba y apartó la vista inmediatamente, reprochándose a sí misma el haber atraído la atención de ese muchacho cuando en realidad debería ignorarlo.
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La estrella más oscura. §Dramione§
FanfictionEn mitad de la guerra contra Voldemort, Hermione Granger encuentra en la habitación de Sirius Black unas cartas que el mago recibió cuando era joven y que desvelan su relación con una joven muggle. Hermione investiga estas cartas y trata de encontra...