Después de bajarme de su motocicleta, golpeé su hombro. — ¿Olvidaste que estaba contigo? ¿Estás intentando matarme?
—Es difícil olvidar que estás detrás de mí cuando tus muslos están exprimiendo la vida fuera de mí. —Una sonrisita llegó con su siguiente pensamiento— No podía pensar de una mejor manera de morir, realmente.
—Hay algo muy mal contigo.
Apenas habíamos entrado cuando Carolyn salió del dormitorio de Christian. —Estábamos pensando salir esta noche. ¿Se unen?
Miré Austin y sonreí. —Vamos a pasar por el lugar de sushi antes de ir a Red.
La sonrisa de Carolyn abarcó desde un lado de su cara al otro. — ¡Chris! —Chilló, corriendo hacia el baño—. ¡Saldremos esta noche!
Fui la última en tomar una ducha, así que Christian, Carolyn y Austin estaban de pie impacientes en la puerta cuando yo salí del baño, en un vestido negro y tacones rosas. Carolyn silbó. — ¡Maldita sexy, mamacita!
Sonreí en agradecimiento y Austin levantó su mano. — Lindas piernas.
— ¿Mencioné que es una navaja mágica?
— No creo que sea la navaja. —Sonrió, me jaló por a la puerta.
Fuimos demasiado ruidosos y molestos en el bar de sushi y ya habíamos estado bebiendo esa noche antes poner un pie en The Red Door. Christian entró en el estacionamiento, tomándose su tiempo para encontrar un lugar. — Es para esta noche, Chris. —Murmuró Carolyn.
— Oye. Tengo que encontrar un espacio amplio. No quiero que algún borracho idiota arruine la pintura.
Una vez que aparcamos, Austin inclinó el asiento hacia adelante y me ayudó a salir. —Quería preguntarles sobre sus identificaciones. Son perfectas. No las consigues por aquí.
— Sí, las hemos tenido desde hace tiempo. Era necesario…en Wichita —dije.
— ¿Es necesario? —preguntó Austin.
— Es algo bueno tener conexiones. —dijo Carolyn. Ella hipó y cubrió su boca, riendo.
— Dios, mujer —dijo Christian, sosteniendo a Carolyn del brazo de mientras ella, torpemente, caminaba a lo largo de la grava— Creo que ya has terminado por esta noche.
Austin hizo una cara. —¿De qué estás hablando, Carly? ¿Qué conexiones?
— _____ tiene algunos viejos amigos que...
— Son identificaciones falsas, Austin—Interrumpí— Tienes que conocer a las personas adecuadas, si quieres que las hagan bien, ¿Correcto?
Austin desvió su mirada, intencionadamente, lejos de Austin y esperé. — Correcto. —dijo, extendiendo su mano para tomar la mía. Agarré tres de sus dedos y sonreí, sabiendo, por su expresión, que no estaba satisfecho con mi respuesta. — ¡Necesito otro trago! —dije, en un segundo intento de cambiar el tema.
— ¡Tragos! —gritó Carolyn.
Christian rodó sus ojos. —Oh, sí. Eso es lo que necesitas, otro trago.
Una vez dentro, Carolyn inmediatamente me sacó a la pista de baile. Su cabello rubio estaba por todas partes, y me reí de la cara de pato que hacía cuando se movía con la música. Cuando terminó la canción, nos unimos a los chicos en el bar. Una excesivamente voluptuosa, rubia-platina, ya estaba al lado de Austin y la cara de Carolyn se descompuso en repulsión. — Así va a ser toda la noche, Carly. Sólo ignorarlos. —dijo Christian, asintiendo hacia un pequeño grupo de chicas paradas a unos metros de distancia. Observé a la rubia, esperando su turno.
—Parece que hay una bandada de buitres —dijo Carolyn, despreciativamente.
Austin encendió un cigarrillo mientras ordenaba dos cervezas más y la rubia mordió sus brillantes e hinchados labios y sonrió. El camarero quitó las tapas y le tendió las botellas a Justin. La rubia agarró una de las cervezas, pero el la arrebató de su mano. — Uh…no es para ti. —le dijo, entregándomela a mí.
Mi idea inicial fue tirar la botella en la basura, pero la mujer parecía tan ofendida que sonreí y tomé un trago.
Ella se fue, dando resoplidos y yo sonreí al ver que Austin no parecía haberlo notado.
— Como si yo fuera a comprar una cerveza para alguna chica en un bar —dijo, sacudiendo su cabeza. Alcé mi cerveza, y él levantó un lado de su boca en una media sonrisa— Eres diferente.
Chocó mi botella contra la suya. — Por ser la única chica con la que un chico, que no tiene ningún estándar, no quiere dormir. —dije, tomando un trago.
— ¿Lo dices en serio? —preguntó, retirando la botella de mi boca. Cuando yo no me retracté, él se inclinó hacia mí— Primero que nada… Tengo estándares. Nunca he estado con una mujer fea. Nunca. Segundo lugar, yo quería dormir contigo. Pensé en tirarte sobre mi sofá de cincuenta maneras diferentes, pero no lo hice porque ya no te veo de esa manera. No es que no me atraigas, simplemente creo que eres mejor que eso.