capitulo 29

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La agradable calidez que sentí por sus palabras rápidamente se desvaneció con la visión de rojo, manchas ensuciaban su camiseta. —Ew. Estás cubierto de sangre.

Austin miró con indiferencia, y luego abrió la puerta, haciéndome señas para que entrara. Pasé con rapidez junto a Khloe, que estudiaba en su cama, encerrada entre los libros de texto que la rodeaban. —Las calderas fueron arregladas esta mañana. —dijo.

—Eso escuché. —dije buscando en mi armario.

—Hola. —Austin le dijo a Khloe. El rostro de ellase retorció, mientras analizaba la figura ensangrentada y sudorosa de Austin.

—Austin, esta es mi compañera de habitación, Khloe Lin. Khloe, Austin Mahone.

—Encantada de conocerte. —dijo Khloe, empujando sus gafas hasta el puente de su nariz. Ella observó mis abultadas maletas.

— ¿Te vas a mudar?

—Nop. Perdí una apuesta.

Austin irrumpió en carcajadas, agarrando mis maletas. — ¿Lista?

—Sí. ¿Cómo voy a conseguir llevar todo esto a tu apartamento? Vinimos en tu moto.

Austin sonrió y sacó su teléfono celular. Llevó mis maletas a la calle, y minutos más tarde, el Charger clásico negro de Christian se detuvo. La ventana del lado del pasajero bajó y Carly asomó su cabeza. — ¡Hola, Pollita!

—Hey, tú. Las calderas funcionan de nuevo en Morgan, ¿Aún te quedaras con Chris?

Ella guiñó un ojo. —Sí, pensé en quedarme esta noche. Escuché que perdiste una apuesta.

Antes de que pudiera hablar, Austin cerró la camioneta y Chris arrancó, con Carly chillando cuando cayó hacia atrás en el asiento. Caminamos hacia su Harley, y cuando envolví mis brazos alrededor de él, él descansó su mano en la mía. —Me alegro de que estuvieras allí esta noche, Pidge. Nunca me he divertido tanto en una pelea en mi vida.

Recargué mi barbilla sobre su hombro y sonreí. —Eso fue porque estabas tratando de ganar nuestra apuesta.

Él giró su cuello para que su cara quedara frente a la mía. —Maldita sea que si no lo estaba.

No había ninguna diversión en sus ojos, estaba serio, y él quería que yo lo viera. Mis cejas que se alzaron. — ¿Esa es la razón por la que estabas de mal humor hoy? ¿Por qué sabías habían arreglado las calderas, y yo me iría esta noche?

Austin no respondió; sólo sonrió mientras arrancaba su motocicleta. El viaje al apartamento fue inusitadamente lento. En cada semáforo, Austin cubriría bien mis manos con las suyas o descansaba su mano en mi rodilla. Las líneas se estaban difuminándose nuevamente, y me pregunté cómo sería pasar un mes juntos y no arruinarlo todo. Los cabos sueltos de nuestra amistad se enredaban de una manera que nunca imaginé. 

Cuando llegamos al estacionamiento del apartamento, el Charger de Christian estaba en su lugar habitual.

Di dos pasos hacia delante. —Siempre odio cuando ellos han estado en casa durante un rato. Siento como si fuéramos a interrumpirlos.

—Acostumbrarte. Este será tu lugar por las próximas cuatro semanas —Austin sonrió y me dio la espalda—. Súbete.

— ¿Qué? —Sonreí.

—Vamos, te cargaré.

Reí y subí a su espalda, entrelazado mis dedos en su pecho cuando él corrió por las escaleras. Carly abrió la puerta antes de que lográramos llegar a la parte superior y sonrió. —Mírense ustedes dos. Si yo no los conociera mejor…

—Olvídalo, Carly. —dijo Christian desde el sofá. Carolyn sonrió como si ella hubiera dicho demasiado, y luego abrió aún más la puerta, para que pudiéramos pasar. Austin se desplomó contra el sillón reclinable. Grité cuando se recostó sobre mí. —Estás terriblemente alegre esta noche, Austin. ¿Qué lo ocasiona? —Carolyn apremió.

Me incliné para ver su rostro. Nunca lo había visto tan contento. —Acabo de ganar una gran cantidad de dinero, Carly. Dos veces lo que pensé que ganaría. ¿Por qué no estaría feliz?

Carolyn sonrió. —No, es algo más. —dijo, viendo como la mano de Austin acariciaba mi pierna. Ella tenía razón; él estaba diferente. Había un aire de paz a su alrededor, casi como si algún tipo de nueva alegría se hubiera establecido en su alma.

—Carolyn. —advirtió Christian.

—Bien, hablaré acerca de algo más. ¿No te invitó Drake a la fiesta de Sig Tau este fin de semana, ____?

La sonrisa de Austin desapareció y se giró hacia mí, esperando una respuesta.

somos un bonito desastre... Austin Mahone y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora