capitulo 69

4.8K 156 0
                                    

— Necesito oírte decirlo. —dijo, sus cejas juntándose.

— Te amo —llevé mis labios a los suyos— Ahora deja de ser tan bebé.

Se rió, subiendo a la cama conmigo. Pasamos la siguiente hora en el mismo lugar debajo de las sabanas, riéndonos y besándonos, apenas notando cuando Khole regresó de su ducha.

— ¿Podrías salirte? Necesito vestirme. —Le dijo a Austin, apretando su bata.

Austin besó mi mejilla y luego salió al pasillo.— Te veo en un segundo.

Caí en mi almohada mientras Khloe revoloteaba en su closet. — ¿De qué estás tan feliz? —Murmuró.

— De nada. —Suspiré.

— ¿Sabes que es la codependencia, ____? Tu novio es el claro ejemplo, lo que es extraño considerando que él pasó de no tener ningún respeto por las mujeres en lo absoluto a pensar que te necesita para respirar.

— Tal vez lo hace. —dije, negándome a permitirle arruinar mi humor.

— ¿No te preguntas por qué es eso? Digo… Él ha estado con la mitad de las chicas en esta escuela. ¿Por qué tú?

— Él dice que soy diferente.

— Por supuesto que lo hace. Pero, ¿Por qué?

— ¿Por qué te importa? —Solté.

— Es peligroso necesitar a alguien tanto así. Estás tratando de salvarlo, y él espera que lo hagas. Ustedes dos son un desastre.

Le sonreí al techo. — No importa qué o por qué es así. Cuando es bueno… es hermoso.

Rodó lo ojos. — No tienes salvación.

Austin tocó la puerta y Khloe lo dejó entrar. 

— Me voy a estudiar al salón. Buena suerte. —dijo en la voz más falsa que pudo haber utilizado.

— ¿Qué fue eso? —preguntó Austin.

— Dijo que somos un desastre.

— Dime algo que no sepa. —Sonrió. Sus ojos de repente eran determinados, y besó la piel debajo de mi oreja— ¿Por qué no te vienes conmigo?

Sostuve mi mano en su nuca, y suspiré al sentir sus suaves labios contra mi piel. — Creo que me quedaré aquí. Estoy en tu departamento todo el tiempo.

Su cabeza voló hacia arriba. — ¿Y eso qué? ¿No te gusta estar ahí?

Toqué sus mejillas y suspiré. Se preocupaba tan rápido. — Claro que sí, pero yo no vivo ahí.

Trazó mi cuello con la punta de su nariz. — Te quiero allí. Te quiero allí todas las noches.

— No me voy a mudar contigo. —Sacudí la cabeza.

— No te pedí que te mudaras conmigo. Dije que te quiero ahí.

— ¡Es la misma cosa! —Reí.

Austin arrugó la frente. — ¿En serio no te vas a quedar conmigo esta noche?

Sacudí la cabeza, y sus ojos viajaron por mi pared hasta el techo. Casi pude ver las ruedas moviéndose en su cabeza. — ¿En qué piensas? —Pregunté, entrecerrando los ojos.

— Intento pensar en otra apuesta.

Tiré una pequeña pastilla blanca en mi boca y tragué, luego me tomé un gran vaso de agua. Me encontraba en el medio del cuarto de Austin en sostén y pantis, alistándome para ponerme mi pijama.

— ¿Qué es eso? —Preguntó Austin desde la cama.

— Um… mi pastilla.

Frunció el ceño. — ¿Qué pastilla?

— La pastilla, Austin. No has rellenado todavía tu gaveta de arriba, y lo último que necesito es estar preocupándome por si me viene el período o no.

— Oh.

— Uno de nosotros tiene que ser responsable. —dije levantando la ceja.

— Dios mío, eres tan sexy. —Soltó Austin, apoyando la cabeza en una de sus manos— La mujer más bella de Eastern es mi novia. Una total locura.

Rodé los ojos y deslicé la seda morada sobre mi cabeza, acurrucándome junto a él. Me senté en su regazo y besé su cuello, riéndome cuando dejó caer la cabeza al respaldo de la cama. — ¿De nuevo? Me vas a matar, Pidge.

— No te puedes morir. —dije, cubriendo su cara de besos— Eres demasiado cruel.

— ¡No, no me puedo morir porque hay demasiados imbéciles por ahí tratando de obtener mi lugar! ¡Puede que viva por siempre, sólo para alejarlos.

somos un bonito desastre... Austin Mahone y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora