capitulo 24

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Después de varios intentos, finalmente me deshice de su agarre y me senté al borde de la cama, mirando hacia su cuerpo medio desnudo envuelto entre las cobijas. Lo observé por un momento y suspiré. Las líneas se estaban haciendo borrosas y era mi culpa. Su mano se deslizó a través de las sabanas y tocó mis dedos. — ¿Qué pasa, Pigeon? —dijo, apenas abriendo los ojos.

—Voy a por un vaso de agua, ¿Quieres algo?

Austin sacudió su cabeza y cerró los ojos, aplastando su mejilla contra el colchón.

—Buenos días, _____. —dijo Christian desde el sillón reclinable cuando di vuelta en la esquina.

— ¿Dónde está Carly?

—Todavía durmiendo. ¿Qué haces despierta tan temprano? —preguntó, mirando el reloj.

—Sonó la alarma, pero siempre me despierto temprano después que bebo. Es una maldición.

—Yo también. —asintió.

—Será mejor que levantes a Carly. Tenemos clase en una hora —dije, abriendo el grifo e inclinándome para tomar un sorbo.

Christian asintió. —Sólo iba a dejar que durmiera.

Sacudí mi cabeza. —No lo hagas. Ella se molestara mucho si no asiste.

—Oh —dijo, poniéndose de pie— Creo que será mejor despertarla, entonces. —Dio la vuelta—. ¿Oye, ____?

— ¿Sí?

—No sé qué está pasando contigo y Austin, pero sé que él va a hacer algo estúpido para molestarte. Es un tic que tiene. Él no se encariña con alguien muy a menudo y por el motivo que sea a ti te lo está permitiendo. Pero tienes que pasar por alto sus demonios. Es la única manera que él lo sabrá.

— ¿Sabrá qué? —Le pregunté, elevando una ceja ante su discurso melodramático.

—Si vas a subir por la pared. —respondió simplemente.

Sacudí a mi cabeza y reí. —Lo que tú digas, Chris.

Christian se encogió de hombros y luego desapareció en su dormitorio. Escuché murmullos suaves, un gemido de protesta y, a continuación, la dulce risa de Carolyn. Removí la avena en mi plato y apreté el jarabe de chocolate mientras lo revolvía.

—Eso es asqueroso, Pidge —dijo Austin, vistiendo sólo un par de bóxers verdes. Frotó sus ojos y sacó una caja de cereales del gabinete.

—Buenos días, también para ti —dije, cerrando la tapa de la botella.

—He oído que se aproxima tu cumpleaños. Lo último de tu adolescencia —sonrió, sus ojos estaban rojos e hinchados.

—Sí… No soy una gran persona de cumpleaños. Creo que Carly me llevara a cenar o algo. —Sonreí— Puedes venir si quieres.

—Está bien —se encogió de hombros— ¿Es  este domingo ocho?

—Sí.

— Okay. Vas a llegar tarde. Mejor vístete.

—Viajo con Carly.

Podría decir que él estaba actuando intencionalmente calmado cuando se encogió de hombros. —Como sea. —dijo, dándome la espalda para terminar su cereal.

somos un bonito desastre... Austin Mahone y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora