Los neumáticos chirriaron y el motor rugió cuando chris azotó su pie en el acelerador. Me deslicé a través del asiento hasta tocar la puerta del coche cuando dio un giro, lastimando mi codo ya adolorido. El alumbrado de las calles eran pequeñas líneas de luz a través de la ventana mientras nos dirigíamos al apartamento, pero pareció que una hora había pasado cuando nos detuvimos en el estacionamiento.
chris estacionó el Charger y apagó la ignición. Los chicos abrieron sus puertas en silencio, y austin se deslizó al asiento de atrás, levantándome en sus brazos.
— ¿Qué pasó? ****, austin, ¿qué le sucedió a tu rostro? —Dijo América, corriendo escaleras abajo.
—Te lo diré adentro, —dijo chris, guiándola hacia la puerta.
austin me llevó por las escaleras, a través del living y por el pasillo sin decir palabra alguna, recostándome sobre su cama. Toto manoseaba mis piernas, saltando sobre la cama para lamerme el rostro.
—Ahora no, amigo, —dijo austin en voz baja, llevando el cachorro a la sala y cerrando la puerta.
Se arrodilló delante de mí, tocando las puntas rotas de la manga. Su ojo estaba comenzando a ponerse rojo e hinchado. La piel sobre él tenía un corte y estaba húmedo con la sangre. Sus labios estaban manchados de púrpura, y sus nudillos estaban lastimados. Su camiseta blanca estaba manchada con la combinación de sangre, hierba y tierra.
Le toqué el ojo e hizo una mueca de dolor, alejando mi mano. —Lo siento mucho, Pigeon. Traté de llegar a ti. Lo intenté… —Se aclaró la garganta, tragándose la ira y preocupación que lo atragantaban—. No podía llegar a ti.
— ¿Puedes preguntarle a carly si puede llevarme a Morgan ahora? —Dije.
—No puedes ir allí esta noche. El lugar está plagado de policías. Quédate aquí. Dormiré en el sofá.
Tomé una respiración vacilante, tratando de no llorar. Él ya se sentía bastante mal.
Austin se levantó y abrió la puerta.
— ¿A dónde vas? —Le pregunté.
—Tengo que tomar una ducha. Ya vuelvo.
carly lo empujó a un lado, sentándose a mi lado en la cama, tirando de mí hacia su pecho. — ¡Siento tanto no haber estado allí! —Exclamó.
—Estoy bien, —le dije, secándome la cara manchada de lágrimas.
chris tocó a la puerta al entrar, trayéndome un vaso pequeño lleno de whisky.
—Toma, —dijo, entregándoselo a América. Ella envolvió mis manos alrededor de él y me dio un codazo.
Incliné la cabeza hacia atrás, dejando el líquido fluir por mi garganta. Hice una mueca cuando el whisky quemó mi garganta y estómago. —Gracias, —dije, entregándole el vaso vacío a chris.
—Debí haber llegado a ti más rápido. Ni siquiera me di cuenta de que ella se había ido. Lo siento, ___. Debí de…
—No es tu culpa,chris No es culpa de nadie.
—Es la culpa de Ethan, —bulló—. Ese bastardo estaba jodiéndola contra la pared.
— ¡Bebé! —Dijo América, tirando de mí a su lado.
—Necesito otro trago, —le dije.
—Yo también, —dijo chris, volviendo a la cocina.
Austin entró con una toalla envuelta en su cintura, con una lata de cerveza fría contra su ojo. América salió de la habitación sin decir una palabra cuando austin se puso sus calzoncillos y luego agarró la almohada. chris y América trajeron cuatro vasos esta vez, todos llenos hasta el tope con licor. Todos tragamos el whisky sin dudarlo.
—Te veré en la mañana, —dijo carly, besando mi mejilla.
austin tomó mi copa, colocándola en la mesita de noche. Él me miró un momento y luego se acercó a su armario, tirando de una camiseta de la percha y arrojándola a la cama.
—Siento ser un *beep*, —dijo, sosteniendo la cerveza contra su ojo.
—Tienes un aspecto horrible. Te sentirás como una **** mañana.
Él negó con la cabeza, disgustado. —___, fuiste atacada esta noche. No te preocupes por mí.
—Es difícil no hacerlo cuando tu ojo está tan inflamado, —le dije, situando su camisa sobre mi regazo.
Su mandíbula se tensó. —Esto no hubiera pasado si te hubiese dejado con Parker. Pero sabía que si te preguntaba, vendrías. Quería demostrarle que aún eres mía, y después saliste lastimada.
Las palabras me tomaron por sorpresa, como si no lo hubiera oído bien. — ¿Por eso me preguntaste que te acompañara esta noche? ¿Para probarle un punto a Parker?
—Algo así, —dijo, avergonzado.
La sangre abandonó mi rostro. Por primera vez desde que nos conocimos, austin me había engañado. Yo había ido a Hellerton con él pensando que él me necesitaba, pensando que a pesar de todo, estábamos de vuelta a donde estábamos antes. No era más que una bebida hidratante, él había marcado su territorio, y yo se lo había permitido.
Mis ojos se llenaron de lágrimas. —Fuera de aquí.
—Pigeon, —dijo, dando un paso hacia mí.
— ¡FUERA! —Dije, cogiendo la copa de la mesita de noche y arrogándosela. Se agachó, y ésta se estrelló contra la pared en cientos de fragmentos pequeños—. Te odio.
Austin exhaló como si el aire hubiese sido eliminado de él y con una expresión de dolor, me dejó sola.
Me deshice de mi ropa, tirando su camiseta sobre mi cabeza. El ruido que abandonó mi garganta me sorprendió. Había pasado un largo tiempo desde que sollozaba incontrolablemente. Después de unos momentos, Carly entró en la habitación.
Ella se metió en la cama y envolvió sus brazos alrededor de mí. No me hizo preguntas o trató de consolarme, sólo me sostuvo mientras dejaba que las lágrimas se estrellaran contra la almohada.