capitulo 78

4.5K 156 1
                                    

Carly sacudió su cabeza con desdén. La expresión de Austin cambió con disgusto.

— Mis sentimientos por ti no tienen nada que ver con tu papá.

— Vamos a ir a esta fiesta de parejas mañana. Se supone que es una gran cosa donde vamos a anunciar nuestra relación o algo, ¡Y ahora tú tienes mi nombre en tu brazo y este proverbio hablando de cómo nos pertenecemos! ¿Es loco, de acuerdo? ¡Estoy alterada! —Austin agarró mi rostro y plantó su boca en la mía, y luego me levantó del suelo, colocándome en el mostrador. Su lengua pidió entrar en mi boca, y cuando le dejé, gimió. Sus dedos excavaron en mis caderas, trayéndome más cerca.

— Eres tan jodidamente caliente cuando te enojas —dijo contra mis labios.

— Está bien —respiré— estoy calmada.

Él sonrió, contento de que su plan de distracción haya funcionado.

— Todo sigue siendo lo mismo, Pidge. Seguimos siendo sólo tú y yo.

— Ustedes dos están locos —dijo Chris, sacudiendo su cabeza. Carly golpeó juguetonamente su hombro.

— _____ también compró algo para Austin hoy.

— ¡Carolyn! —le regañé.

— ¿Encontraste un vestido? —me preguntó sonriendo.

— Sí —envolví mis piernas y brazos alrededor suyo— Mañana va a ser tu turno de enloquecer.

— Estoy esperando ansioso por eso —dijo, sacándome del mostrador. Saludé a Carly con la mano mientras Austin me llevaba por el pasillo.

* * *

El viernes después de clases, Carly y yo pasamos la tarde en el centro, arreglándonos y disfrutando. Nos hicimos la manicura y la pedicura, nos depilamos, bronceamos nuestra piel y nos arreglamos el cabello. Cuando volvimos al apartamento, cada espacio había sido cubierto por ramos de rosas. Rojas, rosadas, amarillas y blancas—parecía una florería. — ¡Oh Dios mío! —Chilló Carly cuando entró por la puerta. Chris miró a su alrededor, luciendo orgulloso. 

— Fuimos a comprar flores, pero ninguno de los dos pensó que un solo ramo sería suficiente.

Abracé a Austin. — Ustedes son… son increíbles, chicos. Gracias.

El palmeó mi trasero. — Treinta minutos para la fiesta, Pidge.

Los chicos se vistieron en la habitación de Austin mientras nosotras nos deslizábamos en nuestros vestidos en el cuarto de Chris. Justo mientras me colocaba mis tacones plateados, alguien golpeó la puerta.

— Hora de irnos, señoritas —dijo Chris. Carly salió y Chris silbó.

— ¿Dónde está ella? —Preguntó Austin.

— ____ está teniendo algunos problemitas con sus zapatos. Saldrá en un segundo —Carly explicó.

—  ¡El suspenso me está matando, Pigeon! —Gritó Austin. Salí jugueteando con mi vestido mientras Austin se paraba enfrente de mí, inexpresivo. Carly le pegó un codazo y el pestañeó. — Santo cielo.

— ¿Estás listo para enloquecer? —Preguntó Carly.

— No estoy enloqueciendo, ella luce increíble —dijo Austin. Sonreí y luego, lentamente, me di la vuelta para mostrarle la caída pronunciada de la tela en la parte trasera del vestido.

— Bien, ahora estoy enloqueciendo —dijo, acercándose a mí y haciéndome dar una vuelta.

— ¿No te gusta? —Le pregunté.

— Necesitas una cazadora —corrió al perchero y luego a toda prisa cubrió mis hombros con el abrigo.

— Ella no puede vestir eso toda la noche, Austin—se rió Carly.

— Te ves hermosa, ____—dijo Chris como una disculpa por el comportamiento de Austin.

La expresión de Austin se veía dolida mientras hablaba. — Te ves hermosa. Te ves increíble… pero no puedes vestir eso. Tu falda es… wow, tus piernas son… ¡tu falda es demasiado corta y es sólo la mitad de un vestido! ¡Ni siquiera cubre tu espalda!

No pude evitarlo, pero sonreí. — Esa es la forma en que está hecho, Austin.

— ¿Ustedes dos viven para torturarse el uno al otro? —Chris frunció el seño.

— ¿No tienes un vestido más largo? —Preguntó Austin.

Miré hacia abajo. — En realidad es bastante modesto en el frente. Es solamente en la espalda donde muestra mucha piel.

— Pigeon —hizo una mueca con sus siguientes palabras— no quiero que te enojes, pero no puedo llevarte a la casa de mi fraternidad luciendo así. Me voy a meter en una pelea en los primeros cinco minutos que estemos ahí, cariño.

Me incliné hacia arriba con las puntas de mis pies y besé sus labios. — Tengo fe en ti.

— Esta noche va a apestar. —se quejó.

— Esta noche va a ser fantástica —dijo Carly, ofendida.

— Simplemente piensa en lo fácil que va a ser sacármelo más tarde —dije, besando su cuello.

— Ese es el problema. Todos lo demás chicos ahí estarán pensando la misma cosa.

— Pero tú serás el único que va a averiguarlo —murmuré. Él no respondió así que me eché hacia atrás para evaluar su expresión.

— ¿De verdad quieres que me cambie?

Austin escaneó mi rostro, mi vestido, mis piernas y luego exhaló.

— No importa qué vistas, eres preciosa. Debería acostumbrarme a eso ahora, ¿verdad? —me encogí de hombros y él sacudió su cabeza— Muy bien, ya es tarde. Vamos.

somos un bonito desastre... Austin Mahone y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora