capitulo 21

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Yo no pude retener la sonrisa presumida que se deslizó a través de mi cara. —Crees que soy demasiado buena para ti.

Sonrió burlonamente con mi segundo insulto. —No se me ocurre ningún solo chico que conozca que sea lo suficientemente bueno para ti.

La petulancia se disolvió y fue reemplazada con una conmovida y agradecida sonrisa. —Gracias, Austin. —dije, colocando mi botella vacía de la barra. Austin tiró de mi mano. — ¡Vamos! —dijo, arrastrándome a través de la multitud en la pista de baile.

— ¡He bebido demasiado! ¡Me voy a caer! —Austin sonrió y me acercó a él, agarrándome de las caderas. 

— Cállate y baila. — Carolyn y Christian aparecieron junto a nosotros. Christian se movía como si hubiera estado viendo muchos videos de Usher. Austin me tenía casi aterrorizada con la manera en que se presionaba contra mí. Si utilizaba cualquiera de estos movimientos en el sofá, pude ver por qué tantas chicas se arriesgaban a una humillación en la mañana. Él acomodó sus manos alrededor de mi cintura y me di cuenta de que su expresión era diferente, casi seria. Recorrí con mis manos su impecable pecho y su abdomen marcado mientras se estiraba y se tensaba bajo su camisa apretada con la música. Me puse a espaldas a él, sonriendo cuando él envolvió sus brazos alrededor de mi cintura. Junto con el alcohol en mi sistema, cuando él tiró mi cuerpo contra el suyo, las cosas que llegaron a mente eran cualquier cosa menos amistosa. La siguiente canción irrumpió en la que estábamos bailando y Austin no mostró signos de querer volver a la barra. El sudor resbalaba por la parte trasera de mi cuello y las luces estroboscópicas multicolores me hicieron sentir un poco mareada. Cerré mis ojos e incliné mi cabeza contra su hombro. Agarró mis manos y las llevó alrededor de su cuello. Sus manos recorrieron mis brazos, bajaron por mis costillas, y finalmente regresaron a mis caderas. Cuando sentí sus labios y luego su lengua contra mi cuello, me aleje de él. Él sonrió, luciendo un poco sorprendido. — ¿Qué, Pidge? — Mi genio estalló, haciendo que las palabras que quería decir se atorraran en mi garganta. Me retiré a la barra y ordené otra Corona. Austin tomó el asiento junto a mí, levantando su dedo para ordenar una para sí mismo. Tan pronto como el camarero colocó la botella delante de mí, me incliné y bebí la mitad del contenido antes de estamparla contra la barra.

— ¿Crees que va eso va a cambiar la opinión de alguien sobre nosotros? —dije, tirando de mi cabello a un lado, cubriendo el lugar que él había besado.

Soltó una risa. — No me importa ni una mierda lo que piensan sobre nosotros. — Yo le lancé una mirada asesina y luego me giré hacia el frente.

— Pigeon. —dijo, tocando mi brazo.

Lo alejé de él. —No. Yo nunca me pondré lo suficientemente borracha para meterme en ese sofá.

Su rostro se retorció con ira pero, antes de que él pudiera decir algo, una guapa mujer de cabello oscuro con labios gruesos, enormes ojos azules y un gran escote, se acercó a él. — Bien. ¿No es este Austin Mahone? —dijo, enfatizando en todos los lugares adecuados. Él tomo la bebida, y luego sus ojos se apartaron de los míos.

— Hola, Megan.

— Preséntame a tu novia. —Ella sonrió. Rodé mis ojos ante lo patéticamente transparente que era. Austin inclinó su cabeza hacia atrás para terminar su cerveza y luego deslizó su botella vacía por la barra. Todos los que esperaban para ordenar la siguieron con los ojos hasta que cayó en el bote de basura al final. —Ella no es mi novia. — Agarró la mano de Megan, y ella felizmente lo siguió a la pista de baile. Él solamente la manoseó durante una canción y luego otra y otra. Ellos estaban causando una escena con la forma en que ella permitía que la tocara, y cuando él se inclinó sobre ella les di la espalda.

— Luces molesta —dijo un hombre que se sentó a mi lado—. ¿Es ése tu novio?

— No, sólo es un amigo. —murmuré.

— Bien, eso es bueno. Podría haber sido bastante incómodo para ti si lo fuera. —Se volvió a la pista de baile, sacudiendo su cabeza ante el espectáculo.

— Y que lo digas —dije, bebiendo lo último de mi cerveza. Apenas había saboreado las últimas dos que había dejado a un lado y mis dientes se habían insensibilizado.

— ¿Deseas otra? —Preguntó. Volteé a verlo y él sonrió— Soy Ethan.

— _____. —dije, estrechando su mano extendida. Él levantó dos dedos hacia el barman, y yo sonreí. — Gracias.

— Así que ¿Vives aquí? —preguntó.

— En Morgan Hall en Eastern.

— Tengo un apartamento en Hinley.

— ¿Vas a State? —Le pregunté—. ¿Qué está... como a una hora de distancia? ¿Qué haces aquí?

— Me gradué el pasado mayo. Mi hermana va a Eastern. Me estoy quedando con ella esta semana, en lo que meto solicitudes de trabajo.

— Ph…viviendo en el mundo real, ¿Eh?

Ethan se rió. —Y es todo lo que dicen que es. — Saqué el brillo labial de mi bolsillo y lo unté en mis labios, utilizando el espejo que recubría la pared detrás de la barra. —Ese es un color lindo —dijo, viéndome presionar mis labios juntos. Sonreí, sintiendo el enojo hacia Austin y la pesadez del alcohol. —Quizás puedas probarlo más tarde. Los ojos de Ethan se ampliaron cuando me incliné más cerca de él y yo sonreí cuando él tocó mi rodilla. Retiró su mano cuando Austin se paró entre nosotros.

 —Estas lista, Pidge?

somos un bonito desastre... Austin Mahone y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora