capitulo 112

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Las semanas pasaron, y era una sorpresa para mí cuán rápido llego el receso de primavera, los chismes y las miradas se habían desvanecido y la visa había vuelto a la normalidad. Los sótanos de la Universidad Eastern no habían tenido una pelea en semanas. Adam mantuvo un bajo perfil después del arresto que había llevado a preguntas de que era lo que exactamente que paso esa noche, y austin se volvía más irritable esperando la llamada que lo llevaría a su última pelea. La pelea que pagaba casi todas sus cuentas del verano y entrando el otoño.
La nieve aun estaba espesa en el suelo, y el viernes antes de vacaciones una última bola de nieve estallo en el césped cristalino. austin y yo caminamos a través del hielo que caía hacia la cafetería, y yo me sostuve fuerte en sus brazos, tratando de evitar ambos, las bolas de nieve y caer al suelo.
—Ellos no van a darte Pidge, ellos los saben—austin dijo, ocultando su nariz roja y fría en mi mejilla.
—Su objetivo no es sinónimo del miedo a tu temperamento austin— Él me sostuvo a su lado, frotando la manga de mi abrigo con su mano mientras me guiaba a través del caos. Llegamos a un final abrupto cuando un montón de chicas gritaban mientras eran atacadas sin piedad por el equipo de beisbol. Una vez el camino se despego austin me guio a salvo a la puerta.
— ¿Ves? Te dije que lo lograríamos—dijo con una sonrisa. Su diversión desapareció, cuando una bola de nieve golpeo la puerta, justo entre nuestros rostros, la mirada de austin escaneo el césped, pero la cantidad de estudiantes lanzándolas en cualquier dirección desvaneció la necesidad de tomar represarías. Él abrió la puerta mirando a la nieve derritiéndose desde el metal pintado hacia el suelo. —Entremos.
—Buena idea— asentí.
Él me llevo de la mano hacia la fila del buffet, apilando diferentes platos al vapor de una bandeja, La cajera había abandonado su expresión de desconcierto hace semanas, acostumbrada a nuestra rutina.
—___— Brasil me dio un asentimiento de cabeza y guiño su ojo a austin —. ¿Tienes planes para la próxima semana?
—Nos quedaremos aquí, mis hermanos vendrán—austin dijo distraído mientras organizaba nuestros almuerzos, dividiendo los pequeños platos de polietileno frente a nosotros en la mesa.
—Voy a matar a Davis Lapinski— carly anuncio sacudiendo la nieve de su cabello mientras se acercaba.
— ¡Golpe directo!— chris se rio. carly le lanzo una mirada de advertencia y su risa se volvió una risa nerviosa —quiero decir…que ****a.
Nos burlamos de su lamentable expresión mientras él la observaba ir se de la línea del buffet para seguirla rápidamente.
—Él es tan llorón— dijo Brasil con una expresión de disgusto.
—carly está un poco tensa —austin explico —ella conocerá a sus padres esta semana.
Brasil asintió y sus cejas se alzaron —Entonces ellos van…
—Si— dije asintiendo con él —Es permanente.
—Whoa— Brasil dijo, la sorpresa no dejo su rostro mientras servía su comida, y pude ver la confusión arremolinarse a su alrededor. Todos éramos jóvenes, y Brasil no podía seguir la idea del compromiso al austin.
—Cuando lo tengas Brasil…lo entenderás— austin dijo, sonriéndome.
La sala estaba llena de emoción, de ambos: el espectáculo de afuera, y lo rápido que pasaban las horas antes del receso. A medida que los asientos se llenaban, el flujo constante de charla creció, el volumen aumento mientras todo el mundo comenzó habar sobre el ruido.
Para el momento en que chris y carly volvieron con sus bandejas ya se habían reconciliado. Ella felizmente se sentó en el asiento vacío a mi lado. Platicando sobre el momento en que conocería a los padres. Ellos se irían esa tarde para lo de su padre, la excusa perfecta para uno de los infames colapsos de carly.
La vi coger el pan mientras ella se preocupaba en hacer las maletas y la cantidad de equipaje que debería llevar sin parecer pretenciosa, pero ella parecía llevarlo bien.
—Te lo digo, bebe. Ellos te amaran, te amaran. Como yo te amo, te amo— chris dijo. Acomodando su cabello detrás de su oreja. América tomo un respiro y las comisuras de subieron de la forma en que siempre lo hacían cuando él la hacía sentir más tranquila.
El teléfono de austin vibro, provocando que se deslizara unos centímetros de la mesa. Él lo ignoro, contándole a Brasil nuestro primer juego de póquer con sus hermanos, eche un vistazo a la pantalla, tocando el nombre de Adam cuando leí el nombre.
— ¿Bebé?
Sin una disculpa, él se alejó de Brasil y me dio toda su atención — ¿Si Pigeon?
—Tal vez quieras contestar eso.
Él miro a su celular y suspiro —O no.
—Podría ser importante.
Frunció sus labios antes de colocar el auricular en su oído — ¿Qué pasa Adam?— Sus ojos recorrieron el salón mientras hablaba, asintiendo ocasionalmente —Esta es mi última pelea Adam. Aun no estoy seguro. No iré sin ella y chris saldrá de la ciudad. Lo sé…te escuche. Hmm…en realidad esa no es una mala idea
Mis cejas se juntan, viendo a sus ojos brillar con cualquier idea con la cualquier Adam lo haya iluminado. Cuando austin cuelga el teléfono, lo veo expectante.
—Es suficiente para pagar la renta por los próximos seis meses. Adam consiguió a John Savage, él trata de llegar a las profesionales
—Yo no lo he visto luchar, ¿tu lo has hecho?— chris pregunto, acercándose.
austin asintió, —Solo una vez en Springfield. Él es bueno.
—No lo suficiente. — digo y austin se acercó a mí y beso mi frente suavemente con apreció—. Puedo quedarme en casa austin.
—No. — dijo él negando con la cabeza.
— No quiero que te golpeen como la ultima vez porque estas preocupado por mi.
—No Pidge.
—Esperare por ti. —Tratando de parecer más feliz con la idea de lo que me sentía.
—Le pediré a Trent que venga. Él es el único en el que confió para poder concentrarme en la pelea.
—Muchas gracias, ****a— murmuro austin
—Oye, tuviste tu oportunidad— dijo austin medio bromeando.
La boca de austin fue hacia un lado con disgusto. Aun se sentía culpable por la noche Hellerton. Él se disculpo conmigo diariamente por semanas. Pero su culpa se volvió lo suficientemente manejable para que sufriera en silencio. América y yo tratamos de convencerlos de que no era su culpa. Pero austin siempre lo haría responsable.
—chris no fue tu culpa. Tu lo alejaste de mi ¿recuerdas?— dije rodeando a carly para tocar su brazo. Me volví a austin. — ¿Cuándo es la pelea?
—En algún momento la próxima semana —él se encogió de hombros— te quiero allá, te necesito allá.
Sonreí. Descansando mi barbilla en sus hombros —Entonces, estaré allí.
austin me acompaño a clases, su agarre tensándose algunas veces cuando me deslizaba en el hielo —Deberías ser más cuidadosa. —él bromeo.
—Lo hago a propósito, eres tan tonto.
—Si quieres mis brazos alrededor tuyo, solo necesitas preguntar— dijo él acercándome a su pecho.
Éramos ajenos a los alumnos y las bolas de nieve que volaban mientras el presionaba sus labios contra los míos. Mis pies dejaron el suelo y él continuo besándome. Cargándome fácilmente a través del campus. Cuando él finalmente me dejo en sobre mis pies frente al salón de clases, él negó con la cabeza.
—Cuando hagamos nuestros horarios el próximo semestre. Sería más conveniente si tuviéramos más clases juntos.
—Trabajare en eso— dije, dándole un último beso, haciendo mi camino a mi silla.
Mire hacia arriba, y austin me dio una última sonrisa antes de hacer su camino para su siguiente clase en el otro edificio. Los estudiantes a mi lado estaban acostumbrados a nuestras descaradas formas de afecto justo como sus clases lo estaban a que el llegara unos minutos tarde.
Estaba sorprendido de que el tiempo pasara tan rápido. Termine mi última prueba, y me dirigí al pasillo Morgan. Kara estaba sentada en su usual lugar en la cama, leyendo mientras revisaba mis cajones por los objetos necesarios.
— ¿Vas a salir de la ciudad?— pregunto Kara
—No, solo necesito unas cuantas cosas, voy hacia el edificio de ciencias a recoger a austin. Y luego pasare la semana en su apartamento.
—Lo supuse— dijo ella. Sin quitarle la vista a las hojas de su libro.
—Ten un buen descanso Kara.
—Mmmhmmm.
El campus estaba prácticamente vacío, con solo unos cuantos estudiantes. Cuando voltee en la esquina, vi a austin parado afuera terminando su cigarrillo, llevaba un gorro de lana, y una de sus manos se metió en su bolcillo en su chaqueta desgastada de cuero marrón. El humo salía de su nariz, mientras miraba hacia el suelo sumido en un profundo pensamiento. No fue sino hasta que estuve a unos metros de él que note cuan distraído estaba.
— ¿En qué piensas bebé?— Pregunte. Él no miro hacia arriba — ¿Austin?

somos un bonito desastre... Austin Mahone y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora