T r e s

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Isabella.

Y no me estoy refiriendo a que eres parte del mundo real, no. Lo que quiero que sepas es que de verdad eres una princesa, tu puesto está en Inglaterra, mi niña.

Le he pedido a tu tío que te llevara lejos de aquí porque no quiero que mi hija viva igual que su padre. Llenándose la cabeza de problemas a causa de que debe mantener al país en pie. Además de que tu abuela es un monstruo, es la persona menos comprensiva y cariñosa que podrás conocer en toda tu vida. Y no lo digo por que sea mi suegra, literalmente es la peor persona que ojalá nunca conozcas.

No sé si volveré a verte, Isabel. Pero quiero que sepas que siempre te llevaré en mi corazón.

Te amo, hija.

Atentamente: tu madre.

¿Esto era verdad o es una simple broma por parte de mi tío? ¿Por qué nunca me contó nada?

Volví a doblar la hoja y la metí de vuelta en el sobre.

Alonso llegó a la habitación y se acostó junto a mí sin dejar de mirarme un solo segundo.

—¿Y? ¿Ya la leíste? —cuestionó curioso.

—No. Bueno... Sí. Pero estoy... Me siento confundida. —dije dejando a un lado el sobre para después mirarlo a los ojos.

—¿Por qué? ¿Es algo malo? —cuestionó preocupado, estuve a punto de contarle lo que había leído en la carta cuando unos pequeños golpes se escucharon en nuestra puerta. —Adelante. —dijo Alonso en tono alto para que pudieran oírlo del otro lado.

—¿Papá? ¿Mamá? Claire no puede dormir, dice que hay una araña en su cama. —dijo mi pequeño Braulio somnoliento.

Mi esposo sonrió de lado y se levantó de la cama para dirigirse hacia nuestro pequeño.

—Ya vuelvo. —me dijo antes de salir de la habitación, asentí y observé a mis dos hombres desaparecer por la puerta.

Solté un suspiro y me acomodé en la cama.

Seguramente lo de la carta debe ser una broma, ¿no? Digo... ¿Yo? ¿Parte de la realeza? ¡Ja! Bueno... Aunque ahora soy la reina pero... Demonios, estoy tan confundida. Necesito hablar con mi tío y que aclare todas mis dudas.

(...)

Al día siguiente me levanté de la cama y me arreglé dispuesta a ir a buscar a mi tío para pedirle explicaciones.

No me podía quedar cruzada de brazos intentando hacer mis propias teorías.

¿De verdad yo ya pertenecía a la realeza? Simplemente no puedo dejar de creer que esto se trata de una muy mala broma.

—¿Vas a salir, mami? —preguntó Braulio cuando llegué a la sala, Claire despegó la vista de la televisión para fijarla en mí con curiosidad.

—Sí, tengo que ir a ver a su tío. —le respondí a mi hijo agachándome quedando a su altura.

—¿Podemos ir contigo? —preguntó ahora Claire acercándose a nosotros.

—No lo sé mis niños. —ambos hicieron un puchero mientras me miraban.

Jos les ha enseñado como hacerme débil.

—Bien, pero traigan a su tío Jos. —los mellizos saltaron de alegría y corrieron a buscar al cejón.

No creo que sea mala idea traer a aquel chico para que distraiga a mis hijos mientras platico con mi tío.

(...)

My King #2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora