V e i n t i c i n c o

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Isabella.

Eres una estúpida. La estúpida más estúpida de los estúpidos.

Pero lo hice por una buena razón. De verdad, es una buena razón.

El avión privado de los Blair era más grande que el de Alonso, era acogedor sí, pero no me agradaba del todo.

James se sentó frente a mí con una botella de vino en una mano y un par de copas en la otra.

—Bien, Isabel. Creo que necesitarás este trago, ¿qué dices, eh? —fingí una sonrisa y asentí a su propuesta.

Después de todo él sería mi futuro esposo.

—Me alegra que nuestra sangre continúe pura, un Blair no debe mezclarse con un Villalpando grábate muy bien eso. —tomé la copa que me extendió y bebí todo de un solo trago.

Es un idiota, un ser totalmente repugnante y mal educado.

Mis hijos son una mezcla de los Villalpando y los Blair, y son los niños más maravillosos del mundo. Aunque debo dejar de pensar en ellos para no regresarme cuando aterrizemos.

Algunas horas después el avión finalmente aterrizó en tierras británicas. Seguramente debo aprender a hablar el inglés a la perfección si me quedaré aquí.

—Recuerda sonreír, querida. Habrá cámaras por todos lados. —no hice ningún gesto, definitivamente no quería estar aquí.

Hice lo que Charlotte me pidió, sonreí a distintas cámaras como lo hubiera hecho si estuviera con Alonso. Por un momento me imaginé a su lado, con nuestros niños frente a nosotros siendo la familia feliz que siempre fuimos.

Sentí una mano entrelazarse con la mía, el tacto era áspero y duro comparado con Alonso. Él me tomaba la mano con tanta dulzura y delicadeza que me hacía sentir la mujer más afortunada del mundo.

Pero tuve que tomar esta decisión por su seguridad, porque no quería que Charlotte les hiciera daño. Sabía que esa anciana era capaz de todo, pero nunca creí que me amenzaría de una manera tan fuerte.

(...)

El castillo se notaba más antiguo que el de Alonso, los pisos de madera rechinaban al pasar pero aún se seguía viendo impresionante.

—Te llevaré a tu habitación, quiero que te arregles y después bajes a comer. No queremos que ese bebé se enferme, ¿o sí? —no contesté, solo la seguí por el inmenso pasillo hasta que llegamos a una de las tantas habitaciones.

Genial, ahora debo aprender a andar aquí por mi cuenta.

Charlotte la abrió y me dejó pasar. La cama era demasiado grande para mí sola, pero supongo que me acostumbraré.

—Compartirás la habitación con James, ustedes serán esposos en unos cuantos días y deben aprender a convivir. —casi se me salen los ojos cuando ella dijo eso.

¿Dormiré con ese idiota? Si no lo soporté en el avión mucho menos lo haré todos los malditos días de mi vida.

—¿Hay algún problema? —cuestionó al ver mi reacción.

Eh, sí. Yo no quería estar aquí, estoy casada con Alonso y no pienso estar con su idiota nieto.

—No. —le respondí, ella sonrió y me dejó en la habitación cerrando la puerta.

Me senté en la orilla de la cama mirando la puerta, el ambiente es totalmente extraño. Hacía frío y no paraba de llover.

En estos momentos extrañaba a Alonso y a mis hijos, incluso a Jos y Bryan. Cassandra me ayudaría a pensar en estos momentos. Pero tuve que apartarlos de mi vida.

Aún recuerdo la platica que Charlotte me sostuvo aquel día que entró a mi habitación, creí que sería como cuando mi padre me buscó para contarme de su hija sin saber que ella era yo. Creí que Charlotte solo iba a contarme sus penas, pero jamás creí que ella ya sabía quién era e iría a amenazarme para venir hasta acá.

«Vendrás conmigo a Inglaterra, no me importa que no quieras. Y si te resistes, te juro por mi país que asesinaré a cada uno de los que amas para que no tengas excusas de que debes quedarte con ellos, ¿entendido?»

Comencé a llorar porque no quería que les hiciera daño, tampoco quería que Alonso se arriesgara después a venir por mí porque sabía que ella lo mataría. Así que tuve que hacer lo más doloroso de mi vida: fingir mi aborto y hacerle creer que ya no lo amaba cuando jamás dejaré de hacerlo.

Mi bebé aún sigue creciendo, pero lejos de su padre. Charlotte tuvo la idea de que hagamos pasar a este bebé como hijo de James. Ella tiene la esperanza de que mi bebé sea todo un Blair, cuando yo sé que es un Villalpando.

Tocaron a la puerta, limpié mis lágrimas y dije que pasaran en voz alta.

Mi padre entró a la habitación mirándome con tristeza, cerró la puerta detrás de él y se acercó a envolverme en sus brazos provocando que me soltara a llorar.

—Sé que ella te amenazó, pero... Creo que hiciste lo correcto. —me dijo mientras acariciaba mi cabello. —Mi madre siempre ha sido un monstruo.

—No quiero estar aquí, quiero regresar con Alonso. —le dije sin apartarme de él, me estrujó más fuerte y de pronto me sentí protegida.

Nunca estuve con mi padre, pero hay algo en él que me brinda confianza, protección y sobre todo amor. Mi tío me brindó absolutamente todo lo anterior, pero no se compara con lo que estoy sintiendo en estos momentos.

Mi tío... Probablemente esté alterado y quiera venir a buscarme, pero tengo la esperanza de que lo controlarán y ellos estarán seguros.

—Tenemos que bajar a comer. —habló mi padre después de unos minutos.

—Yo bajo después, debo darme un baño. —él asintió y se levantó de la cama, me dio un beso en la frente y se fue.

Charlotte quiere que me vea radiante para las demás personas, que me note feliz de estar con ellos cuando lo que sucedía realmente era todo lo contrario.

(...)

Andaba vagando por los pasillos del castillo. Sí, me había perdido. Extrañamente por aquí no había nadie que me pudiera ayudar, por eso llevo aquí más de diez minutos.

—Isabel. —me llamaron y volteé a ver a mi tío Christopher. —Tu abuela está preguntando por ti, está desesperada la vieja. —dijo rodando los ojos y no pude evitar soltar una ligera risa.

—Lo lamento, yo estaba...

—¿Perdida? —asentí avergonzada. —Tranquila, ven acá. —dijo y comenzó a caminar conmigo detrás de él.

No había cruzado palabra con él desde que ellos llegaron, y me resultaba un tanto extraño.

—Escuché que te vas a casar con mi hijo, ¿por qué? Ya estabas casada, ¿o no?

¿De verdad él no lo sabía?

—Así lo desea Charlotte, dice que los Blair debemos seguir reinando Inglaterra. —le conté mientras continuábamos caminando.

Su ingenuidad me hizo dudar de él, ¿era real que él no sabía la verdadera razón por la que yo me encontraba aquí? ¿Acaso no sabía la clase de persona que era Charlotte?

—Mi madre quiere lo mejor para el país, aunque aún me parece extraño que si son primos contraigan matrimonio. —dejé salir un suspiro y él volteó a mirarme. —No tienes que hacerlo si no quieres, Isa.

Isa. Así me decía mi tío.

—Claro que quiero hacerlo, si no no estuviera aquí. —mentí, él me dedicó una pequeña sonrisa y ambos continuamos con nuestro camino hacia la cocina.

Jamás en la vida me había sentido tan mentirosa.

Mantengo mi postura y continuaré diciendo que soy la persona más estúpida en el mundo hasta el fin de mis días.

My King #2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora