V e i n t i u n o

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Alonso.

No puedo evitar pensar que existe la probabilidad de que me arrepienta de esto. Algo dentro de mí no se cansa de repetírmelo todo el tiempo.

Cometiste un error.

Pero lo hice por la felicidad de Bella, porque esa es mi prioridad: hacerla feliz.

Ella volvió con una diminuta sonrisa a la habitación y entro al baño sin dirigirme la palabra. Tal vez aún estaba asimilando lo que acababa de suceder, o tal vez no le agradó la idea de presentarse formalmente a su padre.

—¿Estás bien? —le pregunté parándome en el marco de la puerta del baño, ella me miró por unos segundos y regresó la vista al espejo para colocarse sus pupilentes.

—Sí, eso creo. —respondió soltando un suspiro al final. —Estoy preocupada por los niños. —dijo regresando la mirada a mí.

—Ellos estarán bien, Jos no los dejará solos en ningún momento. —Bella hizo una mueca que me hizo soltar una pequeña risa.

Sabía que no le gustaba que dejara a los niños con Jos, pero ese hombre debe aprender a ser responsable. Por eso también le encargué a mis hijos.

Solo espero que regresen completos.

—Tenemos que ir al doctor, cariño. Debemos ver cómo viene ese pequeño. —la llegada del bebé me emocionaba al cien por ciento, ya me lo imaginaba en brazos, tan frágil y pequeño.

—En este momento nuestra prioridad son los Blair, Alonso. No podemos descuidarlos. —ahora el que hizo una mueca fui yo, ella tenía razón pero el bebé necesita cuidados especiales.

—Mi prioridad siempre serás tú y nuestros hijos, Bella. No puedo descuidarte ahora que estás embarazada nuevamente. —ella volteó a mirarse nuevamente al espejo, acomodó su lacio cabello castaño y volvió la mirada a mí por segunda vez.

—Bien, sí. Iremos al doctor. —sonreí. —Pero lo haremos en cuanto los Blair se vayan. —borré mi sonrisa al instante.

Siempre tan terca.

—Supongo que no me queda de otra más que aceptar. —ella sonrió y caminó hasta mí, se puso de puntas y depositó un pequeño beso en mi mejilla derecha para después marcharse.

Siempre logra persuadirme, ella es mi debilidad más grande. Jamás puedo decirle que no.

(...)

Los Blair habían regresado de su paseo, noté a Charlotte con una enorme sonrisa al igual que James. Me daba igual el motivo, pero sentía que algo se traían entre manos.

Bajaba las escaleras con lentitud, no tenía ganas de caminar. Quería permanecer en cama y dormir lo que quedaba del día. Supongo que son los síntomas compartidos de la embarazada con su pareja, Isabella no se ha levantado de la cama desde que regresó de platicar con su padre.

Cuando llegué a la sala vi a Jos caminando lentamente, se dirigía a la cocina intentando no hacer ruido. La curiosidad me ganó y decidí seguirlo, además de que debería estar cuidando a mis hijos, ¿en dónde los había dejado? Espero que no estén solos en su departamento o cuando él vuelva tendrá un enorme desastre que limpiar.

—Jos. —grité en un susurro causando que diera un brinco en su lugar, cuando me miró se veía pensativo pero asustado al mismo tiempo. —¿Qué te pasa? Parece como si te hubieras enterado que vas a ser padre. —él me miró con una ceja alzada y comenzó a caminar alejándose de la cocina.

—Alguien estaba hablando con Charlotte en la cocina. —me contó susurrando. —No pude escuchar quién era, pero estoy realmente seguro de que era un hombre.

My King #2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora