My King #2

V e i n t i n u e v e

Alonso.

Bryan manejaba a una velocidad elevada por las calles cuando íbamos hacia el hospital. Uno que otro bache se cruzaba por nuestro camino haciéndonos saltar y yo solo rogaba por que las llantas del auto aguantaran hasta que llegáramos.

Una vez que llegamos tomamos rápido el elevador, fuimos a la recepción de ese piso y nos encontramos a Freddy hablando con el doctor.

—¡Tú estabas a cargo, idiota! ¡¿Por qué no lo vigilaste bien?! —comencé a reclamarle empujándolo.

—¡Solo salí al baño por un momento y cuando regresé los doctores estaban aquí! ¡No sabía qué pasaba! —me respondió gritando, le dí otro empujón por imbécil y dí media vuelta.

—Freddy, Alonso tiene razón tú estabas a su cuidado, ¿acaso no notaste que estaba mal o algo por el estilo? ¿Algo sospechoso? —escuché que le decía Alan mientras yo me alejaba de él.

—No, no para nada. Cuando llegué los doctores solo dijeron que había dejado de respirar.

—¡A todos ustedes los voy a demandar! ¡No es posible que solo haya dejado de respirar así porque sí! ¡No me sirven en este hospital! —comencé a gritarles a los doctores que se encontraban ahí reunidos causando que se sobresaltaran y los pacientes que se encontraban en ese piso me miraran con temor.

—Alonso, cálmate. Esto puede aparecer en las noticias por la mañana. —me susurró Bryan.

—¡Me importa una mierda las noticias! ¡Ellos no estaban haciendo su trabajo! —continué gritando alterado, es que en verdad no era posible que ni ellos pudieran mantener vigilado a un paciente, ¡ellos pudieron evitar esto y no lo hicieron!

—Alonso, cálmate. Solo estás alterando a las demás personas. —me regañó Jos tomándome del brazo, miré a las personas alrededor e intenté tranquilizarme.

Pero no me quedaría con los brazos cruzados.

—Exijo ver las cámaras de seguridad, ahora mismo. —volví a hablar ahora más calmado dirigiéndome a los doctores, de inmediato ellos se comenzaron a mover y me indicaron seguirlos.

Caminé detrás de ellos siendo seguido por Jos, Bryan, Freddy y Alan en todo momento hasta que entramos a una pequeña habitación con un policía dormido en la silla. Lo desperté con un golpe en la puerta e inmediatamente se avergonzó.

—Espero no encontrar algo sospechoso en estas cámaras porque toda la culpa irá sobre tí. —lo señalé mientras me acercaba a él.

—Alonso, ya basta. —volvió a regañarme Jos por segunda vez.

Tal vez sí me estaba pasando, ¡pero es que era inaceptable! Es su trabajo y no lo hizo, solo tenía que ver esas malditas cámaras y verificar que no sucediera nada fuera de lo normal.

Los doctores sacaron al guardia y me senté en la silla en donde antes estaba él, y atrasaron las cámaras horas antes de que el tío de Isabella falleciera.

Comenzó desde que Freddy entró a la habitación, los doctores solo pasaban y pasaban y no había nada extraño. Avanzaron el vídeo hasta que llegó el momento en el que Freddy salió corriendo de la habitación y algunos minutos después un hombre encapuchado entró a ella. Se demoró algunos minutos y después salió intentando no llamar la atención, después de eso los doctores entraron corriendo a la habitación y detrás de ellos venía Freddy.

Dí un golpe en la mesa, no puede ser posible. Tengo la ligera sospecha de que Charlotte está detrás de todo esto, me parece sospechoso que justamente cuando lo busqué para que me ayudara con Bella esto sucediera, tal vez él había logrado contactarse con ella.

Pero esto no quedará impune.

(...)

Isabella.

Habían pasado dos días desde la llamada de mi tío y jamás volvió a intentar contactarse conmigo. Debo admitir que he estado esperando a que volviera a hablar, pero hasta el momento no lo había hecho.

En este momento me encontraba sentada en el sofá mirando televisión, todo sería más fácil si comprendiera un poco más el inglés. Casi todo lo que veía no lo lograba comprender al cien por ciento, solo algunas palabras pero nunca nada completo.

Bianca, como había descubierto que se llamaba la sirvienta que me había otorgado mi abuela, me tenía rodeada de dulces o frituras que se me podrían antojar en algún momento, pero hasta el momento no había probado ninguna. No tenía apetito para comer en este momento, solo podía pensar en mi tío, en Alonso y en mis hijos.

—Hola, princesa. —dijo mi padre sentándose a mi lado mientras tomaba una fritura de una bolsa. —¿Cómo estás? —me encogí de hombros mostrándole indiferencia, él sabe perfectamente que mientras esté aquí estaré mal todo el tiempo.

Continuaba cambiándole a la televisión hasta que llegué a un noticiero, había un perrito vestido de vaquero caminando hacia la cámara y me había resultado tan tierno que me había quedado a apreciarlo. Siempre he pensando que ponen ese tipo de vídeos en algunos noticieros para que las personas no se centren en solo el lado malo de las noticias, si no para que también puedan despejarse y exclamar un pequeño aww al ver este tipo de vídeos.

Todo parecía estar normal hasta que apareció una fotografía mía y de mi tío el día de la fiesta de los mellizos. Volteé a mirar a mi padre confundida pero él mantenía la vista clavada en la televisión.

Regresé la mirada a ella y esta vez pude diferenciar a Alonso, Cassandra, Bryan, Jos, Alan y hasta a Freddy y Victoria vestidos de negro. Incluyendo a algunos reporteros, un sacerdote y, en la parte trasera, una foto de mi tío con un montón de flores.

Mi corazón terminó de romperse al caer en cuenta de lo sucedido. Mi garganta no aguantó más y soltó un grito acompañado de un abundante llanto.

¡Mi tío estaba muerto y todo por mi maldita culpa!

Me dejé caer al suelo sin dejar de llorar y los brazos de mi padre me rodearon intentando calmarme, pero era en vano. Todo esto estaba pasando por mi culpa y no podía regresar el tiempo.

No imagino por lo que deben estar pasando mis hijos, si es que Alonso les dijo. Y, si no lo ha hecho, no imagino cómo se sentirá al saber que tarde o temprano deberá contárselos.

Decidida me levanté y caminé a paso veloz a buscar a Charlotte, mi padre se levantó al par conmigo pero me detuvo del brazo.

—¿Qué crees que vas a hacer? —preguntó susurrando.

—¡Esa maldita asesina tiene que parar! —grité, él miró detrás mío y dí media vuelta encontrándome a Charlotte mirándome con una ceja encorvada.

—Hijo, me siento decepcionada de tí. —se dirigió a él mientras negaba lentamente con la cabeza. —Y en cuanto a ti, Isabel... Te dije que si intentabas algo te las verías conmigo. Y lo cumplí.