Isabella.
Me había quedado muda. Su mirada verde no se despegaba de mí y sabía que no lo haría hasta que le diera mi respuesta.
—Es una mujer asombrosa. Es muy cariñosa con mis hijos y ellos la adoran. —mentí para no causar sospecha, ella asintió y tomó un bocado de su comida.
—Suena a que es una mujer encantadora. ¿Vive por aquí? —en ningún momento me atreví a soltar la mano de Alonso, me sentía nerviosa y no podía evitarlo.
—No... Quiero decir, sí. Como a una hora del castillo aproximadamente. —habló Alonso ahora al darse cuenta que me había quedado muda.
—Oh, interesante. —fue lo único que dijo y volvió a su desayuno.
Miré a Alonso y él me dedicó media sonrisa y un apretón de mano. Me sentía intimidada ante la mirada de Charlotte, era como si pudiera ver a través de mí o leyera mis pensamientos.
¿Y si en este momento sabe lo que estoy pensando? ¡Estoy perdida! O talvez estoy paranoica, pero de verdad tengo miedo de que algo malo pueda pasar.
—Disculpen. —dije y me puse de pie para salir de la cocina.
Jamás pensé que esto se fuera a tornar tan incómodo. Ya no quería estar ahí frente a las miradas verdes de todos los Blair.
Subí nuevamente a mi habitación, probablemente sea lo más indebido que he hecho en mi vida y quedé como una persona mal educada. Pero sinceramente no me interesa, quería salir de ese ambiente incómodo.
Me acosté en la cama mirando al techo y pensé en lo que podría suceder si me descubren. Charlotte sabe mi apellido, soy una Moro y ella lo sabe. Quizás con eso sea suficiente y ahora ya sabe que soy su nieta.
Aunque hay muchas personas con ese apellido. Tal vez nunca se de cuenta... ¿O sí?
—Eh... ¿Majestad? —me levanté lentamente al escuchar la voz de un hombre en la puerta, al verlo me quedé petrificada.
Es uno de los Blair, al parecer el mayor.
—¿Sí? —cuestioné tímida, no me parece normal que este hombre venga a hablar conmigo.
—Lamento estar molestando majestad, pero... Usted me parece una joven muy noble y... —dijo mirando hacia el suelo por pocos segundos para después posicionar su verdosa mirada en mí. —Quisiera pedirle ayuda para algo que me tiene muy emocionado pero asustado al mismo tiempo.
Me puse de pie y caminé hacia él.
—Sí, eh. Supongo que le puedo ayudar. —le sonreí. —¿De qué se trata?
Lo invité a pasar y acerqué la silla del escritorio a él, dejé la puerta abierta y me paré enfrente esperando a que me contara lo que le traía de tal manera.
Es un Blair, sí. Pero me parece una persona agradable, me atrevo a decir que él no es igual a Charlotte.
—Hace un poco más de 20 años que no veo a mi hija y sé que está en su país. Me encontré a su tío pero me dijo que ella no se encontraba aquí. —mi corazón se aceleró cuando pronunció lo de su hija.
Él es mi padre, al fin después de tantos años tenía a mi padre frente a mí cuando pensé que estaba muerto.
Un nudo se formó en mi garganta y mis ojos comenzaron a cristalizarse. El reencuentro con mi padre más mi embarazo no son una buena mezcla para esta ocasión.
—¿Le ocurre algo majestad? —negué e intenté sonreírle.
—No, es solo que... Me parece muy triste que no conozca a su hija. —él asintió dándome la razón mientras miraba al suelo.
En estos momentos ansiaba lanzarme a sus brazos y decirle que ahí estaba, que yo era su hija y no tenía que seguir buscándome porque estaba frente a él. Quería abrazar por fin a mi padre y decirle lo mucho que lo necesité en todo momento a pesar de tener a mi tío.
—Sí, bueno. Solo quiero encontrarla, pero también quiero continuar escondiéndola de mi madre. —soltó un suspiro. —Espero contar con su ayuda, majestad. —se puso de pie y asentí como respuesta.
—Claro que sí. —le sonreí y después de eso salió de la habitación.
(...)
Alonso.
Cuando Bella se fue de la cocina algunos minutos después Christian la siguió.
Solo espero que no la haya descubierto.
—Majestad, si no le molesta mi hijo Christopher, mi nieto y yo saldremos a dar un paseo por sus tierras. —habló Charlotte cuando retiraron los platos de todos.
—De acuerdo, espero que se lleven una buena impresión. —le respondí cuando todos nos pusimos de pie y los seguí hasta la puerta.
Charlotte me dedicó una extraña sonrisa mientras que James me miraba altanero.
No le tomé importancia y los observé salir del castillo hasta su auto.
—¿Está todo bien? —me preguntó Jos llegando a mi lado, miró hacia el exterior e hizo una mueca. —Espero que se larguen pronto.
—No creo que lo hagan. James me dijo ayer en la noche que vienen buscando a Bella. —me atreví a contarle, después de todo él es mi mejor amigo.
—No lo vamos a permitir, ¿verdad?
—Por supuesto que no. Ella es mía, es la persona que amo y jamás la dejaré sola.
—Además está embarazada otra vez, no creo que quieras dejar a tu nuevo retoño con los Blair. —con tan solo pensar aquello se me erizaba la piel.
De ninguna manera voy a permitir que se acerquen a alguno de mis hijos.
—Hablando de mis retoños, necesito que te los lleves. —Jos me miró asustado y confundido a la vez. —No quiero que los Blair se les acerquen.
—¿No crees que estás...?
—¿Exagerando? Tal vez. —le respondí mientras subíamos las escaleras. —Pero creo que es mejor prevenir que después lamentarse, Jos. No quiero que les suceda algo.
—Bien, me los llevaré. —dijo cuando llegamos al segundo piso. —¿Pero a dónde? —rodé los ojos y estuve a punto de responderle cuando escuché la voz de Christian en mi habitación.
—¿Le ocurre algo majestad? —escuché que le cuestionaba a Isabella.
—No, es solo que... Me parece muy triste que no conozca a su hija. —le respondió ella con la voz temblorosa.
Mi pulso se aceleró y miré a Jos alarmado, sabía que él también había escuchado lo mismo que yo.
Christian continuaba buscando a Bella, de verdad quería encontrarla y lo que no sabía es que no debía hacerlo más. Ya la tenía frente a él.
—¿Crees que sea bueno decirle? —Jos me miró con el entrecejo fruncido cuando le hice aquel cuestionamiento.
—Rayos, no lo sé amigo. —hizo una mueca y se recargó en la pared. —Creo que ese señor ha sufrido mucho sin ver crecer a su hija... Yo opino que sí deberías decirle.
Volví a mirar al interior y noté que Christian ya iba a salir así que me hice a un lado y fingí que apenas iba llegando.
Bien, supongo que después de todo sí debo decirle sobre su hija.
—Oh, majestad lo lamento. Yo... Estaba ahí porque... —dijo nervioso y levanté un dedo indicándole que me dejara hablar.
—Lo veo en la sala en quince minutos. Tengo algo que informarle. —él me miró confundido pero asintió y seguido de eso se fue.
Espero no arrepentirme de esto después.
—Llévate a mis hijos ahora mismo, ¿entendido? —Jos asintió y se dirigió a la habitación de los mellizos.
Bien, la hora de la verdad había llegado. Y, sinceramente, tengo miedo de lo que pueda suceder después.
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My King #2
Fanfiction2DA TEMPORADA DE "The Prince" ⚠NO LEER SIN LEER LA 1ª TEMPORADA.⚠ --------------------------------------------------------- Isabella Moro no se imaginaba casada a tan temprana edad, y mucho menos con el chico al que solía detestar. Problemas y drama...