O n c e

1.2K 175 8
                                    

Isabella.

Entré a la habitación después de mis hijos y seguida de Bryan quien en ningún momento se separaba de nosotros.

—Aún no puedo creer que hayas roto la televisión. —le dije a Jos quien guardaba su celular en el bolsillo de su pantalón.

—¡Me asustaste con esa mascarilla, mujer! —exclamó volviendo a sentarse.

—Eres un dramático. —rodé los ojos y me fui a sentar a la otra cama siendo seguida por mis hijos.

—Mamá, ¿ya vamos a desayunar? —preguntó Braulio sentándose a mi lado.

—Sí, ya tengo hambre. —apoyó Claire sentándose junto a su hermano.

Miré a Bryan esperando una respuesta, después de todo él es quien prácticamente nos dice lo que debemos y no debemos hacer. Él está a cargo de nosotros, o eso es lo que creo que Alonso le encargó.

—Iré a reservar nuestro lugar privado. Ya vuelvo. —anunció.

—Te acompaño. —le dije poniéndome de pie, al principio hizo una mueca pero finalmente aceptó. —Cuida a mis hijos, Jos. Por favor, no rompan más cosas.

Ni rimpin mis cisis. —dijo Jos rodando los ojos. —Bien, yo los cuido. —mis pequeños celebraron y caminaron hasta ponerse junto a su tío.

Espero que no haya cosas rotas para cuando regrese.

(...)

Mientras Bryan hablaba con las meseras de aquí yo estaba leyendo el menú.

Todo se veía realmente apetitoso.

Waffles, helado, pastel, una gran variedad de pastas... ¡Tocino!

—Hey, Bryan. —le hablé a mi amigo-guardaespaldas. —¿Crees que pueda pedir uno de cada uno? —él me miró con una ceja alzada mientras yo le sonreía.

—Eh, supongo que sí. —respondió mientras se encogía de hombros.

Sonreí y volví la vista al menú. Santo cielo, necesito comer ahora mismo, si así me encuentro yo no quiero imaginar cómo se sienten mis pequeños. Probablemente se están muriendo de hambre.

—Listo, volverán a adaptar el lugar privado. Les ordené que lo dejaran así por los días siguientes para no volver a pasar por esto. —me contó sentándose a mi lado y únicamente asentí. —¿Vamos por los niños?

—Ve tú, supongo que me quedaré ordenando el desayuno. —Bryan hizo una mueca que me hizo rodar los ojos. —Voy a estar bien, amigo. Ve por mis hijos y dense prisa, muero de hambre.

—Sí algo te ocurre Alonso me matará y quedará en tu conciencia, Isabella.

—Sí, sí. Ve por los niños. —él se levantó y se fue casi corriendo a buscar a mis hijos.

Cerré el menú y lo dejé sobre la mesa para evitar que se me antojaran más cosas. Hay mucho aquí que hace años no pruebo y me apetece hacerlo en este instante. Pero será hasta que mis hijos lleguen y el lugar privado instalado para nosotros esté listo.

Mientras tanto me puse a pensar en Alonso... ¿Qué estará haciendo? ¿Estará ocupado? ¿Qué es eso tan importante que debía hacer?

Debo admitir que estas vacaciones no planeadas me están ayudando a despejar un poco mi mente de aquella noticia recibida hace unos días. Aún no logro procesar totalmente aquella información pero supongo que con el paso del tiempo lo haré.

Ya me resigné totalmente a buscar a mi padre. Alonso tiene razón, debo cuidar al país y a mis hijos de cualquier peligro y si llamaba o me acercaba un poco a los Blair seguramente estaríamos en peligro.

My King #2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora