N u e v e

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Isabella.

Talvez era el cambio de horario, o quizá es que continúo sintiéndome extraña sin la compañía de mi esposo.

—Mami, ¿ya podemos ir a la playa? —preguntó Claire quien ya traía puesto su traje de baño y un salvavidas en la cintura.

—No sé, nena. Tu tío Bryan salió y no podemos estar afuera sin él. —mi pequeña hizo una mueca y se subió a la cama de un salto acomodándose el salvavidas. —Además, se llevó a Braulio. No iríamos a la playa sin Braulio, ¿verdad? —pregunté mirándola, ella veía hacia el suelo con expresión triste.

—Pero sí salimos de vacaciones sin papá. —murmuró triste, solté un suspiro y abracé a mi hija.

En ese momento tocaron la puerta así que me levanté a abrirla para dejar pasar a Braulio quien entró saltando hasta llegar a la cama junto a su hermana.

—Ya podemos bajar a desayunar. Uno de los camareros adaptó un lugar para un desayuno privado. —rodé los ojos y cerré la puerta una vez que Bryan entró.

—¿De verdad es necesario? —él asintió. —¿No podemos tener unas "vacaciones" normales? —cuestioné haciendo comillas con los dedos.

—Son vacaciones, Isa. Pero Alonso no me perdonaría que algo les sucediera, así que debo tomar todas las medidas necesarias. —hice una mueca y me senté en la orilla de la segunda cama.

—¿En dónde dejaste al cejón?

—Mi tío Jos se quedó convenciendo a una camarera de la cocina, mami. —respondió Braulio colocándose su salvavidas. —Dijo que la convencería mejor si estaba solo y me mandó con mi tío Bryan. —concluyó sonriendo y se bajó de la cama.

Debí imaginarlo. Jos nunca pierde el tiempo cuando se encuentra con alguna chica linda.

—Le daré su merecido cuando lo encuentre. Ya veremos si sigue ligando chicas con un ojo morado. —solté una pequeña risa ante el comentario de Bryan.

—¿Maquillarás al tío Jos, tío? —preguntó Claire con su inocencia tan característica.

—Oh, por supuesto. Soy el mejor maquillador de ojos. —ella le sonrió y bajó de la cama también.

—¡Yo quiero aprender a poner los ojos morados! —exclamó dando pequeños saltos.

—Algún día, pequeña. Créeme que lo necesitarás cuando crezcas. —dí un disimulado golpe en las costillas de mi amigo logrando que se quejara en voz baja.

—Bueno... Vayamos a desayunar y después a la playa, ¿sí? —mis hijos asintieron y tomaron sus cosas para después seguirme hasta salir de la habitación con Bryan detrás de nosotros.

(...)

Bryan estaba con Claire y Braulio jugando en el agua mientras yo me encontraba "al cuidado" de Jos acostada en la arena.

—Debes cubrirte un poco, Bella. Alonso se enojaría al verte con tan poca ropa en una playa. —me levanté y quité mis gafas de sol para mirar al cejón.

—Es una playa, Jos. Para eso está hecha ésta ropa. No puedo traer un pantalón o un suéter aquí. —Jos me dedicó una pequeña sonrisa y se puso sus gafas de sol.

—De acuerdo. Tu esposo no está aquí, así que yo deberé defenderte de cualquier pervertido. —tomé un puñado de arena y se lo lancé, pero como siempre él comenzó a reírse.

Ya me estaba acostumbrando a eso de Jos. Siempre que lo golpeaba o le arrojaba cosas se reía de mí.

—¿Isabella? —dirigí la mirada hacia un chico que estaba parado frente a mí, me quité las gafas para mirarlo y juro que si me encontrara de pie en este momento ya estaría en el suelo debido a la impresión.

My King #2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora