XXXII

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P.O.V Lauren

Me había levantado sin muchos ánimos por lo ocurrido la noche anterior, más todavía por pensar que la vecina tal vez sentía lástima de mí, odiaba eso, no quería ni necesitaba eso de nadie, mucho menos de una hija de papi y mami como ella.

Fui sacándome la ropa y me metí al baño, tomé una ducha relajante, estuve bajo el agua como veinte minutos, hasta que escuché golpes en mi puerta.

-Lau, cariño? -dijo desde afuera mi tía

-Ya salgo tía, no me demoro...

-Sólo quería avisarte que debo salir unos minutos, el desayuno ya está listo.

-Oh, bueno, pero no prefieres que te espere?

-No, no sé si llegue pronto. Aprovecha tu desayuno y avisame al teléfono si es que sales. Te amo hija.

-También yo tía.

Al oír esas palabras sentí un dolor en el pecho "te amo hija" mi madre siempre me decía eso antes de salir, al llegar, antes de dormir, todo el tiempo...

Me quedé unos minutos más hasta que oí el timbre de la casa, rápidamente me puse mi salida de baño y fui a ver quién era, tal vez mi tía olvidó sus llaves.

Pero al abrir me topé con Camila, ella al abrirle yo la puerta entró rápidamente, como si yo la estuviese esperando, de repente se giró y nuestras miradas se conectaron, sentí su mirada recorrer desde mis pies hasta mi cabeza y la vi sonrojarse, eso me pareció muy tierno.

Me aproximé a ella y tomé las cosas que llevaba, fui valiente y dejé un beso en su mejilla y me dirigí a la mesa del comedor, giré y ella seguía de pie en la misma posición.

-Pasa, que no muerdo. -traté de bromear pero ella se sonrojó aún más.

-Y y Marta? -dijo nerviosa, tal vez le molestaba mi presencia y lo de ayer sólo fue porque se sentía culpable y como ahora ya me encontraba bien sería igual que todas.

-No está, tuvo que ir a resolver algunas cosas. -dije secamente y borrando esa sonrisa de mi cara.

-Oh, entonces, si quieres me voy. -dijo y la miré fijamente.

-Puedes hacer lo que quieras! Ya no tienes por qué fingir caridad. Además, puedes llevarte todo esto que trajiste -dije molesta.

-Oye! Sólo te pregunté para no incomodarte con mi presencia, sé que no nos llevamos bien desde que nos conocemos, por eso no quiero ser una molestia y lo que hago no es por caridad, es porque quiero hacerlo. -dijo esto último ya cuando se había acercado completamente a mí.

La quedé viendo por unos segundos, buscando algún indicio de burla o mentira, pero sus ojos sólo reflejaban sinceridad y sentí una sensación de alivio en el pecho.

-Siento mucho haber sido grosera, pero es cierto, desde un principio no nos hemos llevado bien, tal vez por eso reaccioné a la defensiva, perdón. -dije desviando la mirada hacia el desayuno.

-Te entiendo, yo que tú tampoco me fiaría de mí. -dijo ella riendo y tomando mi mano izquierda.

Volví mi vista a ella y luego a nuestras manos, allí estaba de nuevo esa sensación de corriente eléctrica con ese pequeño contacto, ella sentiría lo mismo que yo? O estoy alucinando?
Su risa era tan hermosa, ella era hermosa cuando se comportaba así, no como esa arrogante, prepotente y maleducada.

-Desayunamos entonces? -dijo ella sacándome de mis pensamientos.

-Sí, claro, siéntate! -dije retirando una silla para ella.

-Si me vas a tratar así después de casi matarte lo haré todos los días! -dijo ella riendo.

-Ni lo sueñes Camzi.



XXXII

La Sobrina de mi Vecina [CAMREN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora