Fernando no lograba entender nada, pero recordó palabra por palabra: 'Es que tengo miedo Don Fernando. Tengo miedo a que acabemos aun peor de lo que estamos. Tengo miedo a pelear con usted. Tengo miedo a que nos digamos cosas que nos podamos arrepentir. Estos últimos días han sido muy duros para mí. Entiéndalo por favor''.
En ese momento se dio cuenta que nuevamente se había enfadado con ella y que, otra vez, le había reclamado y enjuiciado. Debía de respetarla por muy absurda e incomprensible le parecieran sus negativas. Lo más importante era no forzarla a nada que le hiciera sentir mal. Pasaron las horas, eran cerca de las doce de la noche y Fernando no podía dormir, no pudo resistirse en llamarla , se sentía mal por no haberle prestado atención cuando ella le revelaba sus miedos.
Ring, Ring, Ring...
Al reconocer la procedencia de la llamada, Leticia resopló.
L: Aló don Fernando, ¿qué le ocurre?...─preguntó y sin darle lugar a su contestación, continúo─ ¿Sabe las horas que son?... Le aviso una cosa, me puede decir lo que quiera, pero yo no voy a cambiar de opinión.
F: Primero, perdona doña por las horas, pero no puedo conciliar el sueño, necesito decirle dos cosas. Una de ellas, es que me perdone porque antes de hablar con usted, como no la localizaba, llamé al cliente y confirmé la cita, le dije que iríamos los dos. Y, si fuera poco, también he tenido el atrevimiento de reservar los billetes de avión para usted y para mí.
L: No, no me lo puedo creer... Usted, usted siempre tan...
F: Déjeme terminar por favor... Y la otra cosa que le quiero decir, es que me importa un carajo el contrato, el cliente, el dinero, la cita, los billetes, ¡todo! Lo más importante para mí es que usted no le tenga miedo a nada y, mucho menos, por mí culpa. Quiero que sea feliz, y si no quiere viajar conmigo por las razones que sean, no importa, intentaré solucionarlo como pueda, iré solo aunque mi firma no valga nada, o ya veré, es lo de menos... Pero quiero que esté tranquila, feliz, en paz, no quiero que tenga miedo ni sufra bajo ningún concepto... Ahora, no quiero molestarla más, dejo que descanse y ojalá sueñe cosas tan bonitas como usted. Perdóneme nuevamente por las horas de llamarla. Mañana nos vemos .
L: Don Fernando... yo..., yo...─Silencio─. Me lo voy a pensar ¿de acuerdo?
Fernando no cabía de felicidad. Ni habiéndolo planeado hubiese salido mejor. Él solo había hablado con el corazón y por una vez pensó en ella antes que en él. No quería hacerse muchas ilusiones, pero tenía la corazonada que Lety lo acompañaría.
Al día siguiente en CONCEPTOS.
Leticia llevaba desde temprano en su oficina, necesitaba dejar las menos tareas pendientes, y todos los demás asuntos atados. Ella, sin dudas, se iba a ir con Fernando. En el fondo era lo que más deseaba y él le había asegurado que no se iba a sobrepasar con ella, y que la situación de que no podían estar juntos la tenía cristalina. Recordar ese tramo de la conversación la mantenía mucho más tranquila. El siguiente paso era decírselo a su padre y decírselo a Aldo.
Fernando llego a CONCEPTOS, su máxima prioridad era ver a Leticia, necesitaba conocer su decisión. Primero porque se moría de las ganas, y segundo porque tenía que ponerse a trabajar duro si al final decidía no acompañarlo. Tendría que llamar al cliente, tendría que anular un billete, tendría que redactar un contrato y llevarlo firmado por Leticia, con el riesgo que quisiera cambiar alguna clausula y el viaje sí sería en balde. Su intención de primera hora era acordar las condiciones con el cliente en Puerto Vallarta, rectificar el contrato allí mismo si hiciese falta, y ya quedaría firmado por ambos, y cerrado el comercial.
Pon, pon, pon...
L: ¡Pase!
Leticia estaba hablando por teléfono con Aldo, y Fernando maldecía su suerte porque en estos momentos era de la última persona de quien quería acordarse. Se enfadaba nada mas escuchar su nombre, pero hizo el esfuerzo de mantener su agrado y simpatía.
L: Aldo necesito comentarte algo, pásate por la mañana por acá ¿si?... De acuerdo, ahorita nos vemos entonces. ¡Chaoo!
F: ¡Buenos días doña!, ¿cómo se ha levantado? Ahora sí que necesito saber si me va a acompañar o no, porque según me diga me tengo que poner con unas cosas u otras. Todo para bien, no se preocupe, yo sabré solucionarlas.
L: Don Fernando, yo... yo... le voy acompañar. Confío en usted y en mí que vamos a saber comportarnos, ya sabe, sin rabietas, sin reproches. Como dos ejecutivos formales y profesionales. Porque juntos, usted y yo, podemos conseguirlo. Ya mismo le vamos a devolver la empresa a su familia, va a ver usted.
F: Sé que para usted no es fácil. No la llego a entender muy bien, porque me debí de caer de chiquito, pero ante todo quiero respetarla y gracias. Gracias mi let...Perdón, perdón, doña Lety quise decir.... Como sabe hay que estar dos horas antes en el aeropuerto, la recojo de su casa a las dos, ¿si?
L: Sí, así esta bien. Don Fernando quiero agradecerle que me llamase ayer por la noche, su aptitud significo mucho para mí.
Se miraron a los ojos y por segundos perdieron la noción del tiempo, al quedar atrapados por la profundidad de todo lo que decían sus miradas. En ese instante Lety saltó de su silla, y dirigiéndose a la puerta, lo animó a que se retirase.
La mañana pasó muy rápida, eran muchas las cosas que quería dejar listas o semilistas, también pensó en llamar a Carolina, a lo mejor un cortecito de pelo no le vendría mal , la trenza estaba demasiado larga , pero tenía muy claro que no iba a cambiar de peinado. En ese momento entro Aldo a su oficina.
Al: Buenos días Leticia, ¿cómo has amanecido?
L: Muy bien Aldo. Te he llamado para contarte que me tengo que ir hoy al medio día y que vuelvo mañana tarde. Viajo a Puerto Vallarta a ver un cliente, que nos va a firmar un contrato para varios comerciales. Muy buena noticia, ¿verdad?
Al: Puerto Vallarta es magnifica, sus playas, su gente. ¿Pero con quien vas? ¿No me digas que vas con Fernando?
L: Sí Aldo, los dos estamos montados en el mismo barco, entiéndelo, tenemos que unir nuestras fuerzas para salir de ésto. Es por CONCEPTOS.
Al: Lety no tienes que darme ninguna explicación. Tú eres libre princesa. Pero si tú quieres yo puedo acompañaros.
L: No, no ─Tragó con dureza, a punto de atragantarse─. De verdad, no. Muchas gracias Aldo, te lo agradezco pero tú sabes mejor que nadie el amor propio de Don Fernando. Él se ha volcado mucho en esto, y no le gusta compartir méritos. Tú me entiendes, ¿verdad?
Al: Yo entiendo, no te preocupes. Pero no quiero que olvides algo. Fernando aun sigue siendo un niño caprichoso y egoísta. Cuídate mucho de él. No quiero que sufras... Quizás te llame en la noche para preguntar como estáis, ¿te importa?
L: ¿Cómo crees? claro que no, al contrario, quiero que me llames. Gracias Aldo por estar siempre conmigo.
Se despidieron de dos besos, y Aldo salió de la oficina. Lety sentía por Aldo una inmensa admiración, era un caballero de la cabeza a los pies, respetuoso, cariñoso.
L: La mujer que se enamore de ti y conquiste tu corazón será muy, pero que muy afortunada Aldo.
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FANFIC: BÉSAME EN LA BOCA CON TU LÁGRIMA DE RISA.
FanfictionQuedé enamorada de ''La fea más bella'' , mi fanfic empieza a partir del beso de la portada. Cuando Marcia le confiesa a Lety los verdaderos sentimientos de Fernando, y ella impide que se marche con un gran beso en la calle, y se van juntos al Jardí...