CAPITULO 47

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Leticia y Fernando se despidieron de los Licenciados, y se montaron en el BMW.

L: Si llego a saber que se nos iba a complicar tanto, no hubiese aceptado.

F: Fue usted quien me convenció a mí, ya no hay lugar para lamentaciones ─dijo algo molesto.

Fernando estaba encantado por el curso de los acontecimientos, era peligroso pero sabía que los dos lo conseguirían, y gracias a la situación estaba más cerca de ella que nunca. Pero le molestaba que lo viera como un tormento o sacrificio. Si aceptó esta locura era porque en su interior lo necesita más de lo que reconocía.

F: Doña siempre nos podemos divorciar, y mandar al carajo el préstamo. Para mí su bienestar está primero que CONCEPTOS. Lo sabe ¿verdad?

Leticia ya no podría separarse.  Estaba tan cerca de él.  Lo sentía tan suyo. Que podía arriesgar su vida entera que no le importaría.

L: Perdóneme don Fernando. Me refiero a que se está convirtiendo demasiado riesgoso y podría acabar mal.

F: Yo no lo veo tan complicado, créame. A ver ¿pescado o carne? ¿Playa o campo? ¿Drama o comedia?...

Fernando durante todo el camino no dejó de hacerle preguntas sobre sus gustos . Finalmente llegaron a su casa, y aparcaron en la puerta. En ese momento le arrebató el alma una oleada de recuerdos. Observando la fachada volvió a sentir la misma ilusión que la primera vez.  En aquellos momentos ella era cenicienta con su príncipe azul frente a su castillo. Ahora las cosas eran muy distintas, ya no era esa niña ingenua, su corazón ya estaba endurecido y no se derretía con tanta facilidad. Pero se sentía igual de tremendamente feliz que antes.

Fernando se bajó del coche y se dirigió a abrirle la puerta del auto. Frente a ella, a apenas un metro de distancia,  esperó a que se bajara y  cerró la puerta  de un portazo a su espalda.  Sin embargo  quedó  inmóvil, clavado en la tierra delante de ella,  como una barrera impidiéndole el paso. 

Leticia quedó de pie esperando a que su cuerpo se desplazara hacía un lateral  para poderse retirar del coche y reanudar el paso. Al ver que Fernando no se movía,  lo miró a los ojos buscando una respuesta, y se sorprendió que su rostro la miraba, pero sus ojos miraban de reojo hacia los lados.

F: Doña. Apóyese en el coche ─le ordenó. 

L: ¿Qué? ¿Para qué? ─preguntó confundida. 

Fernando no lo dudó dos veces, y cogiéndola con firmeza de los brazos la dirigió y la apoyó en la puerta del auto, después arrimó todo su cuerpo al de ella. Leticia no entendía nada.

L: ¿Qué... Qué hace don Fernando?

F: Doña nos están vigilando. No mire. ¡Sshh! y hable bajito. 

L: Ay no, ¿y qué podemos hacer? ¿Qué hacemos? ¿Qué se supone que debemos hacer?

F: Es nuestra oportunidad. Es nuestra oportunidad de demostrarles que somos marido y mujer.

L: ¿Qué? ¡No! ¡Claro que no! ¿Que está pensando?

F: ¡Sshhh hable bajito por Dios! No sea tonta Leticia. Es nuestra oportunidad de demostrarles que somos mas que amigos. No vamos a tener otra como ésta. 

L: ¡Ni se le ocurra Don Fernando! ¡No se atreva a tocarme! ¡Usted está loco!  ¿Acá? 

F: Por el amor de Dios Leticia. ¿Qué está pensando usted? ¡No sea picarona! ¿ Acaso usted está pensando que yo quiero hacerle el amor? ¿Acá? ¿Contra mi auto?

L: ¿No?..  No. No. Yo no pienso eso.  

F: Tranquila. Mis manos no van a tocarle su cuerpo. ─Alzó su mano y  acarició  su mejilla con sus dedos y rozó sus labios─. Solo bastará con un beso.  

FANFIC: BÉSAME EN LA BOCA CON TU LÁGRIMA DE RISA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora