CAPITULO 40

933 48 9
                                    

L: Buenos días don Fernando. Me alegro mucho que acepte. Llamaré a los abogados para quedar esta misma mañana fuera de CONCEPTOS, ¿Le parece?, para que nos informen de todo el procedimiento.

F: Doña antes de nada necesito hablar con usted un tema muy importante. ¿Podríamos quedar a desayunar?

L: De acuerdo. ¿Le parece a las ocho menos cuarto en la cafetería de la esquina frente a CONCEPTOS?

F: Perfecto, allá nos vemos.

A Leticia un nerviosismo electrizó todo su cuerpo, provocando un temblor incontrolable en sus piernas. ¿De verdad estaba a punto de contraer matrimonio con don Fernando? Hace un año,  hubiese echado fuegos artificiales al cielo, pero ahora las cosas eran muy diferentes. De nuevo,  la empresa estaba de por medio, seguía siendo el pegamento para unir a dos personas que se aman pero que en realidad no  confían el uno en el otro. 

Llegaron las ocho menos cuarto, ambos por separado dejaron sus autos en el parking de CONCEPTOS y fueron andando a la cafetería de la esquina. Leticia estaba entrando cuando vio a Fernando en una mesa sentado con un periódico en las manos, no pudo evitar quedarse inmóvil, cautivada y hechizada por su físico. Tenía un perfil perfecto,  su pelo negro, su nariz pequeña , sus grandes manos sujetando el periódico, la  anchura de sus hombros defendiendo  a la perfección la elegancia de su blusa blanca, la estrechez de su cintura, y la altura y corpulencia de sus piernas conseguían un talle magistral. Allí, en mitad del pasillo, se encontraba ella, exhausta y paralizada.  Si él no pudiese verla,  nunca se cansaría de mirarlo, las horas se harían segundos, podría pasar la vida entera así,  que ella la estaría disfrutando.

Mesero: Señorita. ¡Señoritaa! ¡¡Señoritaaa!!  Por favor déjeme paso  necesito  atender a las mesas.

De momento Fernando miró a Leticia, la descubrió en mitad del pasillo que el mesero necesitaba de su paso para servir a los clientes. En seguida ella despertó de su embobamiento.

L: Perdón, perdón.

Se dirigió a la mesa de su futuro marido,  retiró su silla y se sentó.  La mesa era muy pequeñita y tan solo la cercanía de estar uno al frente del otro la perturbaba.

L: Buenos días don Fernando. ¿Qué es eso tan importante que necesita decirme?

F: Buenos dias,.. ¿De verdad esta segura de lo que vamos hacer?  ¿Usted ha pensado todo lo que supone esa decisión?  Es que si es así , usted debe saber algo.

L: No hay nada que pensar. Es la única salida que hay. No hay más. O nos casamos o CONCEPTOS la tenemos que vender a pedacitos. ¿ Que otras opciones hay?.

F: Escúcheme, igual cambia de opinión con lo que tengo que decirle.

L: Lo dudo, pero siga.

F: Leticia yo no puedo aceptar casarme con usted si a su vez anda con Aldo, eso es inadmisible, intolerable, ¿es que no lo ve?

Leticia estaba empezando a ofenderse, pero se controló en el tono de su voz.

L: Don Fernando claro que lo veo. Por supuesto que estoy de acuerdo con usted. Pero es que entre usted y yo no va a ver un matrimonio de verdad. Solo vamos a conseguir el papel necesario que nos pide el banco para que le concedan el préstamo. No piense ni por un instante que yo sería capaz de ser infiel, ni a él, ni a nadie.

F: Ya lo sé. Me imagino que no. Pero aun así no nos podemos exponer de esa manera. Piense que el sector financiero del banco tiene que creer que realmente estamos casados, y que usted es una figura casi pública. Sería vergonzoso y arriesgado que le vieran paseándose con él. Los tres quedaríamos por el suelo. Además Doña Leticia usted lo estaría engañando. ¿No le da pena? ¿Eso le parece correcto? 

L: ¡Dios! Mire el burro hablando de orejas. Si, tiene razón, no es correcto.  Claro que no me parece correcto, es más, es un atropello a su dignidad. Pero no olvide que lo hago también por él, quiero devolverle su dinero, y que sea feliz y cumpla sus sueños, y ¡no encuentro otra manera más digna señor honrado!

F: A mi sinceramente me importa un pimiento que lo engañe como que no, pero no me voy a exponer a que nos cachen porque usted ande con él, paseándose agarrada de la mano o besándose, o Dios sabe qué asquerosidades hará con ese tipo. ¡Un matrimonio por conveniencia es un delito y esta penalizado! No podemos arriesgarnos a tanto.

Fernando quería jugar bien sus cartas. Sabía que Leticia quería ayudarlos a todos. Que no había en ella un ápice de duda.  Haría cualquier cosa por salvar el empleo a sus amigas, por ayudarlo a él, por cumplir su palabra a  Humberto y a Erasmo, por devolverle el dinero al fritangas. Él necesitaba y quería aprovecharse de eso.  Necesitaba separarla de Aldo por lo menos mientras durase su complicidad.  Quizás Dios había puesto ese escalón en su camino para brindarle la oportunidad de volver a conquistarla, de poderle demostrar que él había cambiado, y que aun seguía amándola sobre todas las cosas. 

L: Le voy a decir la verdad don Fernando, y es que tiene razón, yo no puedo, no soy capaz, no lo conseguiría...seria un imposible para mi estar con él en pareja ,pasando tiempo juntos solamente no mas, y pensar que estoy casada con usted. Se lo voy a decir, no tengo porque darle explicaciones de mi intimidad, pero se lo voy a decir para su tranquilidad pues.  Ahorita mismo entre Aldo y yo no van bien las cosas, desde que hablemos del tema de la empresa no hemos vuelto a buscarnos, y creo que es el momento de que reflexionemos y pongamos distancias entre él y yo. Así que puede estar tranquilo que nadie nos va a cachar por eso, y que su dignidad y reputación quedara impune.

Fernando pudo soltar la bocanada de aire que llevaba contenida desde el inicio de la conversación, esas palabras sonaban a gloria. Sentía renacer una nueva vida. Acababa de anochecer en la mas profunda y temible oscuridad para amanecer con el sol mas radiante. No podía ilusionarse. Solo hablaba de distanciamiento para reflexionar, y se había encargado en recalcarle que su matrimonio era solo y exclusivamente por conveniencia. Pero aun así, se sentía feliz, eso en comparación a nada, era un infinito.

L: Don Fernando he logrado quedar con los abogados aquí mismo, no deben de tardar en llegar, les dije que estábamos aquí desde las ocho.

De momento se escuchó el murmullo de los dos abogados por intentar atravesar el pasillo los dos a la vez, y al no poder se iban empujando el uno al otro. Por fin y molestando a todos a su paso llegaron a la mesa.

L.S: Buenos dias Licenciados. Que bien les veo esta mañana desayunando juntos. ¿es que anoche hubo mas que una reconciliación?

L: Buenos días. Claro que no. O sí. En fin... Me refiero a que don Fernando ha cambiado de opinión, y queremos embarcarnos en lo que sería un matrimonio por conveniencia. Necesitamos que nos expliquéis todo lo que necesitamos saber para casarnos, solicitar el préstamo y terminar lo antes posible sin problemas, ni riesgos.

L.S: Estupendo. Estupendo.  Enhorabuena don Fernando. La verdad que la Licenciada Padilla ahorita luce muy bonita. Tiene usted mucha suerte.

L: ¿Que no ha entendido por conveniencia Licenciado?

L.S: Queridísima licenciada no se enfade, era solo un piropo. Pues vais a tener mucha suerte porque acaban de sacar la Ley de Jurisdicción Voluntaria , que significa que podréis celebrar vuestra boda civil ante un notario, una manera de descongestionar los juzgados y que agiliza la tramitación pudiéndose casar en varios días en una notaria . Basta con vuestros DNI, partidas de nacimientos, y dos testigos que estén presentes en el acto.  Será una ceremonia muy corta donde os leerán los tres artículos del Código Civil. 

»No obstante, los jueces son los que aceptan los expedientes matrimoniales, pueden solicitar toda la documentación y pruebas para corroborar que la persona se casa libre y voluntariamente, una vez reunida las pruebas y documentación el juez emite el auto que declara a los contrayentes que tienen capacidad para contraer matrimonio.

Y lo mas importante y con lo que tenéis que gastar más cuidado es que si el juez dictamina que existen sospechas de que el matrimonio sea por conveniencia seréis vigilados y cuestionados. Pueden solicitar varias visitas periódicas por el personal de asuntos sociales que puedan demostrar que los recién casados comparten domicilio e incluso que compartan lecho, de lo contrario es considerado fraude con la inmediata anulación del mismo, penalización monetaria, y según el grado de fraude pueden dictaminar una sentencia penal y terminar en encarcelamiento.

Leticia y Fernando quedaron petrificados, con sus miradas clavadas y sus bocas entreabiertas.


FANFIC: BÉSAME EN LA BOCA CON TU LÁGRIMA DE RISA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora