CAPITULO 12

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Leticia llevaba desde temprano en su oficina, hoy no estaba pendiente de la llegada de Fernando. ¿Que más le daba?, le contaría lo maravilloso que había sido estar con Lucrecia,  y que todo iba sobre ruedas. No lo vería mas en toda la mañana , ni la tarde , con la excepción de cruzarse fugazmente por el pasillo alguna que otra vez ,y llegada la noche ¿irían juntos a visitar al cliente? Tampoco podía asegurarlo.

Al: ¿Se puede Leticia?

L: Pasa Aldo, ¿cómo estas?

Al: Bien Leticia, y ¿a ti?,  ¿cómo te fue ayer con la cita con los clientes?, son restauranteros a lo mejor los conozco ¿como se llaman?

L: Lucrecia Vallejo. 

Al: Sí, si....Tiene una cadena de restaurantes llamadas el 'El cortijo'. Doña Lucrecia es un amor, es una mujer de las que ya no quedan, inteligente, trabajadora y con un gran sentido del humor. Debisteis pasar un rato muy lindo, ¿no?

L: Pues no fui, Aldo ─su voz cayó imperceptiblemente─. Fernando me llamo para avisarme que no era necesario,  que la conocía,  y que él podía encargarse de todo, que no me preocupara. Y sí ahora tú me dices esto, pues, ahora,  lo entiendo mejor.

Aldo quedo asombrado, quizás Fernando no mintió cuando le dijo que no se preocupase que entre Lety y él no iba a pasar más nada.

Leticia aun quedo peor si cabe, la tal Lucrecia era valorada por todos, dizque una mujer inteligente, trabajadora de las que no quedan. ¿Y ella qué?, ¿acaso no era inteligente y trabajadora? , ¿ni siquiera Aldo era capaz de apreciarlo?, ya podía haber dicho: pero no más que tú o,  por lo menos, igual que tú; pero nada, ni siquiera por cumplir,  aunque fuese mentira, Leticia no recibió ningún halago, todos para Lucrecia. 

En ese momento Fernando entró a presidencia luciendo una sonrisa de oreja a oreja, y Aldo en un ademán de adiós con la mano se despidió de Leticia y lo saludó a él con un leve movimiento de barbilla al que fue correspondido con el ceño fruncido. 

F: Buenos días mi Doña ─le saludó con una sonrisa radiante, mostrando sus dientes relucientes.  

L: ¿Perdón? ─preguntó desde su asiento, escaneándolo de arriba abajo.  

F: Buenos días Doña Leti, bonito día ¿verdad?

Leticia no gozaba de buen humor, y cuanto más contento apreciaba a Fernando, su mal humor inversamente proporcional aumentaba, no entendía qué lo tenía tan contento.

L: Sí, claro sí. ¿Dime?, ¿qué necesitas?

F: ¿No me va a preguntar por anoche, cómo me fue?

L: Bueno, ya me lo dijo ayer, pero si quiere... ¿Cómo le fue Don Fernando?

Fernando se enredó contándole todo lo expuesto sobre la ruta gastronómica, también se explayó contándole el gran historial profesional que tenían la reconocida clienta Lucrecia, evitando que la suma de años profesionales revelasen su verdadera edad. Leticia perdía la atención, solo le miraba y analizaba cada una de sus expresiones, realmente lo veía feliz y animado, ¿podría ser porque CONCEPTOS iba a conseguir cubrir la deuda antes de lo imaginado? Sí, eso quería pensar;  pero... ¿ya no sufría por no estar a su lado?

F: ¡Lety!, ¡Lety!, ¿me está escuchando?

L: Sí, claro. Es que tengo mucho trabajo y ando corta de tiempo don Fernando.

F: No la entretengo más... pero MI Lety estamos esparciendo semillas y ¡alguna agarrará! ¿no cree?

L: Lety, llámeme Lety, o Doña Lety por favor... Segurísimo don Fernando. Seguro que Rosy y Lucrecia, o ambas ─no pudo disimular el retintín─, terminan aceptando, ya veras. Ahorita, perdóneme, debo de seguir trabajando.

F: Por supuesto el deber es lo primero. Con permiso.

Fernando  apreciaba el mal humor de Leticia, lo cual, lejos de preocuparle lo enorgullecía, su plan estaba resultando a la perfección. Esta noche cuando fuesen juntos a visitar al próximo cliente pretendía ser atento y cariñoso, y seguro ella se mostraría mas receptiva. Tenía pensado no hablarle de la cita hasta bien entrada la tarde, quería impacientarla.

Habían  pasado horas desde el almuerzo. Desde primera hora de  la mañana  no lo veía  y  eran cerca de las 18:00 de la tarde, casi la hora de salida. 

Aldo volvió a aparecer en presidencia.

Al: ¡Buenas tardes Lety!, ¿sabes quien ha llegado hoy?

L: Nuestra Carolina. ¿Está aquí?

Al: No, pero me ha llamado. ¿Esta noche tienes algún compromiso?

L: Tenemos una cita con el señor Monterrey, en el restaurante ''Finca Monterrey''.

Al: ¿Con Fernando?

L: Supongo que sí, aunque aún no hemos hablado.

Aldo estaba asombrado, Fernando mostraba un gran desinterés en salir con Leticia, eso no podía tener otra explicación a que la estaba olvidando, quizás, ahora,  que salía más y no estaba comprometido, ya le había echado el ojo a otra mujer.

Al: Independientemente yo quiero acompañarte, imagínate que al final no puede, o Dios sabe con lo que puede salirte a última hora, como ayer. Justo en este momento tengo un compromiso, pero intentaré no demorarme mucho y te llamo.

L: Me parece perfecto Aldo, me quedaré pendiente de tu llamada.

Mientras tanto en la oficina de don Fernando y don Omar.

F: ¿Qué te parece si voy en busca de Leticia? ─preguntó mirando el reloj. 

O: Deberías, sino se va a ir y no vas hablar con ella.

F: Voy hermano, deséame suerte.

O: ¡Suerte con tu gargolety!

Fernando lo acuchilló con la mirada enjuiciando el mote, y Omar posicionó sus manos en un ademán de perdón.   

Pon, pon, pon...

F: ¿Se puede Doña Lety?

L: Pase don Fernando, ¿qué se le ofrece? ─preguntó si desviar sus ojos de la pantalla del ordenador. 

F: ¿Qué cree? Tenemos que irnos, la cita en la ''Finca Monterrey'' es a las 19:00 horas, y ya vamos muy justos.

L: ¿Quiere venir? ─pregunto fingiendo indiferencia y, acto seguido,  desvío sus ojos hacia los suyos sin mover su rostro.  

F: Por supuesto Lety, ¿cómo le parece? Yo soy un hombre formal, trabajador, volcado a sus quehaceres.

L: De acuerdo, entonces...─Miró el reloj de su muñeca─.  ¿Nos vemos en 20 minutos en el parking? 

F: En 20 minutos nos vemos allá. 

L: De acuerdo ─afirmo y sus labios se tornaron en una sonrisa que lucho por contener. 

F: Nos vamos en mi auto después la traigo ─dijo en un mandato y agachó su rostro afirmando con vehemencia─. Con permiso Mi Lety.

Su cuerpo volteó y se dirigió acelerado hacia la puerta. 

FANFIC: BÉSAME EN LA BOCA CON TU LÁGRIMA DE RISA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora