CAPITULO 34

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Fernando volvió a su oficina, no daba crédito a lo que había alcanzado a escuchar. ¿Cómo era posible que Leticia y Aldo aun no hubieran estado juntos? Ya llevaban casi un mes que estaban saliendo y pensaba que todo les iba de maravilla, pero Leticia había reconocido que lo había estado evitando. ¿Seria porque aun no lo había olvidado? Sus esperanzas brotaron a la vez que su desesperación por lo que estaba a punto de pasar.

Fernando llamó a los clientes para ofrecerles la promoción , y consiguió unas segundas citas  con Rosy Ocampo y con Lucrecia. Rosy en su oficina , y Lucrecia en CONCEPTOS para mañana.

Fernando se dirigió a presidencia para informar a Leticia.

F: ¿Se puede?

L: Pase Don Fernando.

F:Doña he podido hablar con Rosy y Lucrecia, y las dos parecen interesadas por lo menos en escuchar las ofertas.   

L: ¿No me diga?, que bueno. Ojala todo esto resulte. Estoy  preocupada don Fernando, ya mismo tenemos que pagar el segundo plazo, y CONCEPTOS ha día de hoy no ha recaudado el dinero. 

F: Yo también le estoy dando vueltas, pero hay que ocuparse y no preocuparse, y es justo lo que estamos haciendo. Lo lograremos, ya vera. De lo contrario , si yo tengo que vender mis propiedades lo hago sin ningún problema.

L: Pero yo no quiero eso. Buscaremos la forma de conseguirlo. Sea como sea. Por cierto, ¿para cuando son las citas?

F: Con Lucrecia he quedado aquí en CONCEPTOS a las cuatro mañana, y con Rosy hoy a las siete en su oficina. ¿Por qué no me acompaña? . No dice que esta muy preocupada. Pues acompáñeme. ¡Ándale!

A Leticia no le extrañaba que Fernando hubiese conseguido unas segundas citas, era un hombre encantador. Estuvieran o no interesadas en el comercial, pero con tal de  tenerlo en frente  y poderlo  escuchar, seguro le concederían tantas citas fueran necesarias. Por eso mismo Leticia no podía evitar sentir celos. ¿Por qué carajo tenía que ser tan atractivo para las mujeres?  Aunque  ella mejor que nadie conocía la respuesta. ¡Fernando Mendiola era divino! ¿Quién se resistía ante esos ojos al mirarte y ante los labios de esa boquita al hablarte? Nadie. Justo eso les debía de pasar a Rosy y a Lucrecia.  

L: No puedo don Fernando. Esta noche tengo planes. Además, Rosy la ultima vez ni me miró, y tampoco quiso que yo la atendiese por teléfono. Esa mujer solo lo quiere a usted. Pero a Lucrecia si la voy a atender yo. Quiero que se lleve buena impresión viendo como la presidenta de CONCEPTOS la recibe, ¿le parece?

Fernando desde hacía un mes vivía resignado. Mantenía una lucha constante consigo mismo para mantener la calma y el respeto. Todo ello en contra a sus instintos,  que a lo único que lo empujaban eran a perseguir a Leticia, a convencerla para que dejara al ridículo caracolín, a persuadirla para que estuviera con él, a seducirla para poderse acercar a ella.  Pero, sabía que nada de eso ayudaría a reconstruir su confianza, por lo tanto , tan solo se había mantenido al margen, ayudándola con la empresa, apoyándola en sus decisiones, siendo su amigo. Pero la cruda realidad resurgía hoy mas nítida que nunca, y era que su aptitud no había ayudado en pro a él, no había provocado  que  diera  pasos atrás con el domenzalín, sino al contrario, y la prueba fehaciente era que  hoy iba a dar la zancada mas grande en toda su relación.  Hoy iba a afianzar los cimientos de una relación duradera con Domenzaín.      

Fernando rememoró la conversación que alcanzó a escuchar, y no podía evitar como en su mente le retumbaba: 'Tomas esta noche ya.., ya.., ya..'; 'Yo voy a ser suya, él va a ser mío, y los dos vamos a ser uno'; Quedo pensativo, inmóvil, sus últimas palabras aun permanecían en sus oidos: 'No puedo Don Fernando. Esta noche tengo planes '. Hasta que reaccionó asaltado.    

F: ¡Y dígame! ¿Tan sumamente importantes son esos planes, que no pueden esperar?

Leticia con cara de preocupada mas que de gusto, contestó.

L:  Si. Es un gran día para alguien que quiero mucho. Además...─Con la mirada perdida, y casi pensando en alto. Añadió─.  Es de vital importancia para que las cosas sigan su curso, y funcionen.

Fernando no podía evitar enfurecerse. Sabía a lo que se refería a la perfección. Veía dibujado tras sus ojos sus pensamientos impuros. Impuros  para él.

F: Doña, las cosas deben de caer por su propio peso. Escúcheme bien. ¡¡No se deben forzar!! No haga nada porque deba hacerlo, o porque eso se espera de usted. Siempre escuche a su corazón primero. A lo mejor su corazón desea otra cosa.

Leticia estaba anonadada,  ¿cómo Fernando utilizaba las palabras exactas a su situación si la desconocía?

L: No sé de lo que estamos hablando ─dijo nerviosa.

F: De sus planes Doña. ¿De que más? Por cierto. ¿en que consisten?

L: No puedo decírselo.

F: ¿ No puede o no quiere?

L: Ambas, lo siento. 

Fernando estaba indignado e impotente ante la situación ¿que podría hacer para impedirlo? No había nada que impidiese lo que Leticia estaba propuesta y decidida hacer. Pero él sentía que ella no estaba convencida,  o bien porque aun lo amaba, o bien  porque no amaba a Aldo lo suficiente. Esa impotencia de Fernando solo pudo reflejarla intentándola molestar. Le gustaría saber si ella aun podía sentir celos de Lucrecia, y si así fuese, quizás es porque no estaba todo perdido, y haría lo necesario para que esta noche no llegara a su cumbre.

F: Volviendo  al tema de  trabajo. Me parece muy bien que quieras tener el detalle de atender a Lucrecia, pero creo que debo de ser yo, esa mujer a congeniado mucho conmigo. Por consiguiente voy a tener muchas mas posibilidades de convencerla que usted.

L:  No me cabe la menor duda que con el despliegue de su talento pueda convencer a cualquier mujer, pero sintiéndolo mucho, quiero atenderla yo personalmente. Por favor no es por nada en especial. Quiero concretar unos detalles con ella. Solo es eso.

F: Que pena contradecirla. Pero le ruego que me deje a mi. Entre ella y yo nació algo especial e invaluable. No sabría explicarle. Aquella noche estuvimos muy conectados y afines. Hablábamos el mismo idioma e, incluso, puedo decir que saltó una chispa entre los dos. ¿No se si me entiende? Ella  es muy tierna y cariñosa.

L: Sí. Sí. ─Tragó con dureza esas palabras la rajaban por dentro─.  Entendí a lo que se refiere a la perfección. Señor Fernando, a ver como le digo: ─Sostuvo su ira con elevado esfuerzo, pero,  aun así,  no pudo evitar decirle─.  CONCEPTOS no es un burdel para intimar con los clientes.  Para eso hay otros lugares condicionados para ello, y se de buena mano que los conoce perfectamente. Y no olvide que no le estoy pidiendo permiso. Quiero ser yo quien atienda a la señora Lucrecia, y ya, no hay mas que hablar. ─Achinó sus ojos y apretó sus puños y dientes; y con voz gutural añadió─. Luego cuando acabe su jornada laboral puede buscarla y hacer lo que quiera y como quiera, y pueden arder juntos en el fuego al hacer prender la chispa que ha surgido entre los dos.   Ahora si me disculpa tengo mucho trabajo.

Se levantó de su asiento y abrió la puerta de su despacho invitándolo a salir. 

F: Doña estoy deseando que la conozca y lo entenderá todo ─dijo sin moverse, a continuación se encaminó hacia la puerta y frenó ante su rostro, más cerca de lo permitido por ambos─. Pero eso sí, lo que yo no entiendo es porque se enfada tanto, cuando usted es la primera que hace lo que quiere, y cuando quiere. Con permiso doña Leticia.     

Fernando salió con rapidez de su despacho y una leve sonrisa se dibujó en su labios, se fue con el pleno convencimiento que Leticia estaba celosa, y era a ella a quien le había hecho arder. 
 
"¿Por qué no puedo evitar mis celos? Todavía no puedo verlo con nadie y tengo mucho miedo a que llegue alguien y le robe el corazón. Ojala ese día no este  aquí para presenciarlo, porque no se si  lo aguantaría. En estos momentos me asusto de mi misma, de mi propia crueldad,  como mi corazón puede tener un dueño y mi persona otro. El dueño de mi corazón me hace sufrir porque nunca  lograría  confiar en el, pero aun así,  no consigo olvidarlo. Mientras tanto,  el dueño de mi persona me lo da todo , confianza , cariño, seguridad, pero le falta lo mas importante,  mi amor. Me doy susto escribiendo estas palabras ya que reconozco que amo a una persona y estoy con otra. Y eso no es justo, ni honesto".







   



FANFIC: BÉSAME EN LA BOCA CON TU LÁGRIMA DE RISA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora