CAPITULO 36

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Leticia amaneció en su casa, no tardó en sentir como se apoderaba de ella  un malestar difícil de combatir. No había sido capaz de hacer el amor con Aldo.  Había recurrido al tema de la empresa como excusa para tapar el agujero por la ausencia de ganas.  Había conseguido teñir la velada de reproches.  Había confirmado lo que ella sospechaba que Aldo denunciaría a CONCEPTOS si fuese necesario.  Y finalmente, le había pedido que la llevase a su casa. 

Era horrible lo que estaba sintiendo. No podía evitar su malestar: <<No debí tratar ese tema. No era el momento, ni el lugar, aun quedaban días, podía haberlo tratado con mas tacto , con mas diligencia. No debí haberle pedido que me llevara a mi casa.  Debí desdoblarme a mis sentimientos, y permanecer durante mas tiempo con él, ¡por Dios era su cumpleaños! No debí permitir que el tema de la empresa  o las referencias a Fernando me condicionaran tanto>>.  

Leticia no dejaba de mortificarse y reprocharse pensando que Aldo no se merecía ese trato. Era normal que quisiera reclamar lo que es suyo. No debió de sufrir más por Fernando que por él. Las palabras de Aldo contenía la  cruda verdad, ella no permitiría que a Fernando le ocurriera nada malo,  antes de enterarse de su juego de seducción,  siempre había estado ahí para cuidarlo , para protegerlo, para asesorarlo. Y en esta ocasión,  no iba ser diferente, no podía evitarlo. Necesitaba de su felicidad para nutrir la suya propia.     

Fernando se levantó triste, todas las esperanzas resurgidas ayer con Leticia, a esta hora habían muerto de nuevo. Se imaginaba a Leticia despeinada, tapándose con la sábana hasta el cuello para que la luz del día no revelase su cuerpo, y al güerito cursi llevándole el desayuno a la cama. Fernando de inmediato se lavó la cara con fervor, como si eso le ayudase a borrar sus horribles pensamientos.  

  EN CONCEPTOS,  

Los planes de hoy para Leticia eran seguir llamando a los clientes, y seguir ofreciéndoles la oferta. También tenía que atender a Lucrecia. La había imaginado de mil maneras, a cual  más atractiva y bonita, y eso unido a el interés tan exorbitante de Fernando al querer recibirla, la hacia sentir muy  nerviosa e insegura. Aunque debería estar acostumbrada ya que en su vida sentirse así era una constante. Ella siempre había sido la sombra de todas las  mujeres.

Decidió que después de almorzar se pasaría por la óptica para comprarse un nuevo modelo de gafas,  y quizás también por la peluquería. Desde que  se decidió a quitarse la gomina,  sus peinados para ir a la oficina solo  habían sido una trenza o cola alta. Su ropa seguía siendo tan ancha e impersonal como siempre, pero no se atrevía a comprarse nada sin la aprobación de Carolina. Pero le daba una pena enorme molestarla de nuevo.

Ahora su mayor problema sin duda era conseguir el dinero  para  pagar a Aldo. Sabía que disponía de 15 días más, pero era una misión imposible el conseguir tantos contratos en tan poco tiempo.  Tenia que estudiar mas opciones, y  la única persona que confiaba,  y podía contarle el estado real de la situación con Aldo,  era a Fernando. Leticia estaba muy asustada tenia la empresa en sus manos y sentía como se desquebrajaba frente a su mirada , y necesitaba la ayuda y apoyo de él, juntos se les ocurriría una solución de auxilio. Fernando era muy bueno en eso, sus medidas no habían sido muy lícitas,  pero siempre consiguió mantener la empresa con vida.

L: Buenos días chicas. Paula María,  ¿don Fernando está en su oficina?

P.M: Si amiga. Lleva ahí desde temprano.

Leticia se dirigió a la oficina de Fernando , y pegó a la puerta.

F:¡Adelante!

L: Buenos días ─saludó con timidez. 

Fernando mientras Leticia se acercaba a su mesa la miró colérico de arriba abajo , buscando  las huellas de su oponente, como si éstas traslucieran en su piel. 

FANFIC: BÉSAME EN LA BOCA CON TU LÁGRIMA DE RISA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora