El día no había comenzado como Oliver lo hubiera querido, pero eso es algo bueno de la vida, uno no sabe qué le espera. Por alguna rara razón su celular se había quedado sin batería, lo cual provocó que su alarma no sonara. Cuando el castaño se decidió por despertar ya que se le hacía un poco raro, se dio cuenta de que no había dejado cargando su celular la noche anterior y más aparte, en el reloj que tenía en la pared le daba a entender que sólo tenía unos diez minutos para poder llegar a la universidad. Y no tuvo que ser necesario una segunda mirada a la hora cuando salió como un rayo de cama hasta la ducha para poderse bañar en tiempo récord.
Se puso lo primero que encontró en su armario y sin más tomó su mochila junto a sus llaves para poder salir corriendo de casa. No había mejor comienzo que despertar tarde y correr toda la mañana.
Había llegado con quince minutos de retardo, así que caminó rápido por los pasillos hasta el aula. Oliver sabía muy bien que le esperaría un cuestionario por parte del profesor y tal vez no lo dejaría entrar, pero después de todo nada perdía si intentaba. Cuando estaba a punto de llegar, y por no haberse fijado del lado contrario, su cuerpo se impacto contra el de otra persona logrando que ambos cayeran al suelo «excelente» pensó el castaño. Se levantó del suelo y le ofreció su mano al chico que había caído con él, pero no la aceptó y se paró por su cuenta.
-Perdón, no te vi -dijo el castaño mientras rascaba su nuca.
-Como sea -habló el otro chico mientras se sacudía un poco la playera-. A final de cuentas siempre habrá idiotas aquí.
-Pues lo siento -respondió Oliver en tono burlón.
Sin embargo cambió su expresión ya que se percató de que el chico no mostraba ni una señal de estar divertido, simplemente estaba ahí. Durante los siguientes tres minutos hubo un silencio demasiado incómodo para Oliver, así que decidió dejar al chico con nada de humor y se dedicó a caminar directo al aula, ya que aún le hacia falta llegar, si es que le dejaban entrar. Por otro lado, cuando por fin había llegado, trató de entrar como si nada hubiera pasado, pero el profesor fue un completo hijo de puta y le pidió esperar afuera mientras realizaba un escrito de la clase anterior, y sólo así le dejaría entrar.
Obviamente eso le pareció una tontería al castaño y se quedó afuera, se sentó en el suelo recargando su espalda en una pared y sacó un cuaderno viejo; tenía la parte de abajo del arillo sin forma, las hojas estaban dobladas y algunas rotas, además de que no tenía la pasta de la parte de atrás, sólo tenía la del lado posterior, que estaba forrada de negro y tenía una estampa de un dinosaurio, un poco raro si le preguntan, pero a final de cuentas ese era un cuaderno que para él tenía un valor sentimental. Ahí podía escribir algunas ideas que tenía, extraños sueños y también aprovechaba las hojas para convertir sus emociones en canciones. Sin embargo, para él nada más era un pasatiempo.
Aquel chico tenía mucho talento para ello, pero no se detenía a pensar en lo que podría lograr con sus letras, tal vez era porque en ese momento no pensaba con claridad en el futuro, era todo un lío.
Durante los minutos de la clase se la pasó escribiendo en el cuaderno; al menos hasta que sintió una presencia cerca de él, por lo cual desvío su vista a la mujer que vestía un traje rojo, la cual lo miraba con el ceño fruncido mientras tenía una mano en su cintura y movía su pie de un lado a otro. «Una completa bruja» pensó para si. Lo único que pudo hacer en el momento fue guardar aquel cuaderno y sonreír. Aquella mujer sólo señaló una dirección y el castaño se levantó mientras tomaba sus cosas para ir hasta el salón donde por lo menos diez veces a la semana se pasaba. Se le hacia bastante estúpido que lo mandaran ahí sólo por no estar en clase, se suponía que eso había quedado atrás, pero parecía que no.
En cuanto llegó, abrió la puerta para introducir su persona a la habitación. Ahí no habían casi alumnos, sólo unos tres chicos que se concentraban en jugar en esas consolas transportables.
Finalmente su vista se fue al chico con el que recién había chocado, así que como el sin vergüenza que es, se sentó en una silla al lado de él y se fue acercando de centímetro a centímetro, que al menos para él, no lo notaría.-¿Podrías dejar de hacer eso? -preguntó el pelinegro sin verlo, con algo de fastidio.
-Creo que este tipo es más listo de lo que creí -"susurró" para si.
-Sabes, creo que cualquiera es más listo que tú -dijo rodando los ojos.
-Sabes, no te había visto por aquí jamás. ¿Eres nuevo? -preguntó el castaño ignorando el anterior comentario.
-¿No tienes cosas que hacer? Realmente estás haciendo que quiera golpearte -soltó el pelinegro.
-Conque nuevo, y también un chico malo -dijo alzando una ceja-. Supongo que me agrada. Mi nombre es Oliver Sykes, pero puedes decirme Oliver, o Sykes, tal vez Oli, ¡o mucho mejor! Olisaurio.
-No tienes muchas neuronas, ¿ah?
En ese momento el timbre sonó, así que sin perder más tiempo, el de cabellos obscuros levantó sus cosas y se apresuró a salir del aula de detención. Tenía cosas mucho más importantes que hacer como para estar soportando las tonterías que salían de la boca de aquel castaño infantil.
Oliver se quedó un momento analizando las cosas, prácticamente le habían ofendido varias veces, pero sin duda eso más allá de ofenderlo como tal, le causaba risa. Lo único de lo que se dio cuenta en ese momento fue que aquel chico de nombre desconocido le había caído bien.
E/A
¡YA LO HICE!, no me aguanté más, por fin les traigo uno de mis muchos sysack's (no se preocupen que ya vendrán más), y les dejo con el primer capítulo, nada más para que vean <3 ODHOH VOTEN Y COMENTEN QUÉ LES PARECIÓ, no sean pendejas/os xd
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Bad Boy [Sysack] [EDITANDO]
Fanfiction¿Alguna vez han pensado en lo mucho que puede cambiar la vida cuando la persona indicada llega? Andrew Biersack era un chico rudo, temido por todos en el nuevo Instituto... todos excepto ese estúpido castaño con obsesión por la leche de chocolate...