Otro día se hacía presente en la vida de las personas. Entre ellos, destacaba un chico de cabello castaño y rizado, con una sonrisa hermosa y una actitud tan peculiar que con tan solo mostrarla, haría que cualquier dejara de hacer sus labores para poner atención. Habían tantas cosas positivas que Syko tenía de su lado, que podría considerarse una persona muy afortunada. Y algo que forma parte de esa misma fortuna, era el hecho de que gracias a arduo trabajo y apoyo de su pareja y por supuesto, sus amigos; había conseguido su sueño de hacer oficial su banda, y con ello, llevar a la vida el trabajo en el que tanto se han esforzado. Básicamente ese había sido su sueño desde que decidió junto a sus amigos, intentar llevar las cosas más lejos. Y claro que lo habían conseguido, porque la disquera había apreciado el potencial de su música; permitiéndoles tener una gran oportunidad.
Pues bien, aquel día que se presentaba tan neutral como se pueda imaginar. No hacia demasiado sol pero tampoco se trataba de un día gris. Había una brisa fría pero sin llegar a hacer temblar. Las nubes estaban presentes, tan esponjosas y blancas como casi siempre, pero sin tapar el azul no tan claro pero no muy oscuro del día. Todo se mantenía perfectamente equilibrado. Y esto le grababa una sola idea al castaño: Que aquel día normal era el perfecto para hacer de él algo especial. Claro que esas tres palabras eran bastante abiertas e imprecisas; pero el ojiverde lo iba a hacer, a su manera. Como la mayoría de cosas que se le vienen a la mente. Ningún día era igual al otro, y aunque hiciera lo mismo en la mañana, siempre surgía algo de la nada que simplemente le daba emoción a todo lo que le esperaba por delante.
Esa era la gran vida de aquel chico. Que a pesar de parecer muy cool, es algo que nadie más que él logró hacer realizar. Porque eso era lo que tenía planteado en la cabeza, y luchó tanto por ello que al final las adversidades cedieron. Y ahora era un pendejo con el inicio de su carrera musical a la vuelta de la esquina y el termino de su estancia en la universidad por el mismo rumbo. Tantas cosas que conformaban su vida, que no necesitaba la de nadie más. Ya que él tenía las suyas... Y hacia de eso algo mucho más interesante, a la mierda lo que pudiera suceder después... A menos que se trate de esa vez en la que terminó en la cárcel. Definitivamente debió pensar las cosas con mucho cuidado.
Así que bien, Syko se levantó temprano a las diez de la mañana, se dirigió tranquilamente corriendo hasta el cuarto de baño y se dio una ducha cuidando dejar todo su cuerpo como sea porque se le hacía tarde. Después se acercó cautelosamente desesperado hasta el armario del cual seleccionó con cuidado cualquier cosa que se presentara por ahí. Y claro que no podía faltar sus calcetines con temática de aquella Esponja amarilla que podría ser un cuadrado, pero que resulta ser un rectángulo. Esos sagrados calcetines se los había comprado a una señora que había visto por la calle. Fue una larga historia de calcetines que seguramente se la contaría a sus hijos dinosaurios cuando fuera anciano y ellos no tengan más remedio que escucharlo.
Tomó su celular sin ningún cuidado, casi arrancando el pedazo de pared donde el cargador estaba enchufado. Pero muy poco le importó porque siguió con su parkour profesional, que hasta un gato diría "Oh rayos, ojalá tuviera esa habilidad para el parkour" Porque como todo lo que el pendejodigo Oliver hace, es muy especial y no hay nada que discutir. Así que recuerden amigos, ¿para qué ser un antisocial de mierda cuando se puede encontrar a alguien como él?
📞
—¿Qué sucede contigo? —gritaron al otro lado de la línea.
—Sí, habla a Pizza Columpio, ¿qué va a ordenar? —preguntó desinteresado el castaño.
—No es momento para tus estupideces, se supone que debías estar en casa de Kean hace diez minutos —reclamó.
—Estoy llegando, casi tocando la puerta, Fish pescado —mintió.
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Bad Boy [Sysack] [EDITANDO]
Fanfic¿Alguna vez han pensado en lo mucho que puede cambiar la vida cuando la persona indicada llega? Andrew Biersack era un chico rudo, temido por todos en el nuevo Instituto... todos excepto ese estúpido castaño con obsesión por la leche de chocolate...