Capítulo 04

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El día de clases se paso volando, algo así como una basura que es arrastrada por el viento sin piedad o algo por el estilo. El timbre había sonado, por lo cual metí mis cosas en la mochila y poco después la coloqué en mi hombro para salir de la universidad; ya afuera me dirigía hasta una banca para poder descansar un poco ya que todo el día se fue en poner atención y se podría decir que básicamente mi cerebro está cansado de tantas mierdas que aprendió el día de hoy. PERO NO, no pude tener ese descanso tan deseado porque mis amigos me tomaron por ambos brazos, arrastrándome lejos, donde sin ninguna precaución o previo aviso me soltaron, logrando que cayera al suelo. Me levanté al cabo de unos cuantos minutos mientras que con mi mano izquierda sobaba mi trasero, joder que ellos son las personas más lindas y por eso mismo es que son mis amigos, a parte de que no cabe duda que es normal que hagan eso. Sin más les enseñé el dedo de en medio a todos para después relajarme y mirarlos esperando que dijeran algo o yo que sé, si me han traído aquí es por algo.

—Lo sabemos todo, por eso te hemos traído todos los números de emergencia en caso de que necesites ayuda.—dijo Jordan mientras me entregaba un papel.

—¿Pero qué jodidos les pasa?, ¿saber todo?.—dije con confusión—. Se supone que yo soy el que se "droga", según ustedes.

—Y sólo es algo, también hemos traído gas pimienta y también estaremos todo el día con los celulares en caso de que nos llames en busca de ayuda.—dijo Kean entregándome el gas.

—A ver, cuarteto de idiotas. ¿Se puede saber por qué actúan más pendejos de lo normal?, ni siquiera tengo la más mínima idea del porqué me dicen esas mierdas, ¿pues alguien quiere matarme?.

—Vamos Oli, lo hacemos por tu bien, después de todo te queremos.—dijo Nicholls—. O sea que sabemos eso de que tú y aquel chico malo tienen un trabajo en equipo.

—Por eso mismo queremos que tengas los números y el gas, por si tienes que huir de ahí debido a que es un loco maniático o tal vez te secuestrará, todo puede pasar.—dijo finalmente Lee.

—Ustedes sí que se ponen paranoicos, él sólo es un chico como cualquier otro.—reí mucho y les devolví los artefactos—. Estaré bien, así que dejen esas estupideces de lado.

Al terminar de decir eso me di la vuelta y comencé a caminar directamente a casa, ya que después de un largo día aún me encontraba bastante cansado, lo cual hacia que mis ganas de llegar a casa aumentaban, me esperaba una linda tarde con mi cama ya que dormiré como un oso durante lo que pueda hasta que me despierte por la noche y ser un búho nocturno, pero después seguro que me voy a arrepentir, ya que a la mañana siguiente tendré que regresar de nuevo a la universidad, aunque si no voy por un día no creo que nada malo pase, como sea, sólo me iré a dormir y todo esta locura de "los riesgos que representan al dormir ahora mismo", patentado por Olisaurio Sykes se irá completamente a la mierda porque estoy cansado, y pues como ya lo han leído antes, me vale madres. Sin darme cuenta de ello, ya me encontraba fuera de casa, por lo cual saqué la llave que normalmente guardo en mi bolsillo para poder abrir la puerta felizmente para introducirme en ella y aventar mi jodida mochila lejos y olvidarme de esa mierda por todo lo que dure la tarde. Esperen un momento, antes de que me vaya a invernar, debo darle de comer a Oskar, ¿qué clase de dueño sería yo si lo dejara sin comer?, me tomarían como la peor basura que pueda existir jamás, y después una legión de gordas con playeras de "No al maltrato de animales" me asaría vivo en una fogata para después comerme con un toque de salsa. Aunque hay una falla en ello, lo más probable es que yo sea una de esas gordas.  Reí ante el último comentario y guarde las croquetas en la gaveta correspondiente para poder subir a mi querida habitación, me paré al borde de la cama, respiré profundo y como si de un aspecto olímpico se tratase me dejé caer sobre el colchón; la verdad no tuvo que pasar demasiado tiempo para que me quedara dormida profundamente sin decir nada antes.

• • • •

Primero estaba por la orilla de un río arco-iris montando un dinosaurio mientras con mis manos arrancaba hojas de los árboles de algodón de azúcar (multimedia) y me volvía un obeso que poco a poco se iba elevando como si fuera un globo para llegar hasta el cielo y después explotar en miles de fuegos artificiales cuando de repente BOOM, mi celular sonó como loco desquiciado haciendo que me despertara de golpe mientras me movía entre las cobijas ocasionando que me enredara y finalmente caer al suelo. Molesto me levanté y tomé mi celular dispuesto a decirle miles de cosas a quien se haya atrevido a despertarme de mi sueño tan lindo. Sin embargo mi expresión cambió por completo cuando contesté y oí la voz grave del otro lado.

[Llamada telefónica]

—Joder, deberías darte prisa, ¿sabes?.—soltó algo molesto—. Llevas diez putos minutos de retraso y no me gusta esperar, ¿quieres que te patee el trasero?

—Laputamadre que me he quedado dormido, pero no te preocupes más por mí que ya voy hacia allá.

[Fin llamada telefónica]

Después de decir eso solamente oí el tono cuando la otra persona te cuelga, por lo cual me dedique a activar mis cinco sentidos. De estar como idiota dormido todo la tarde me olvidé de que tenía que ir a su casa por eso del proyecto, así que lo más rápido que pude me fui al cuarto de baño para poder echar un poco de agua sobre mi cara, ya que tenía un poco de baba seca debido al profundo sueño en el que me vi sumergido; unos momentos más tarde le di una pasada a mi cabello con el peine ya que se encontraba más alborotado de lo normal, por último agarré una chamarra del closet y me la coloqué, tomé mi mochila junto a mi celular, llaves y algo de dinero, seguido de ello salí rápidamente de casa cerrando doble vez por si acaso alguien quiere intentar meterse a mi propiedad y robar toda la delicada variedad de comida importada que tengo en mi refrigerador, a lo que me refiero, a mis cajas de cereal y la leche, porque seguramente jamás van a lograr encontrar las galletitas con forma de dinosaurio puestas en el jarrón color negro que está en medio de la mesa del comedor y que tiene un letrero pegado el cual dice algo como "Aquí no están las galletas". Sacudí mi cabeza para quitar esas ideas de todo un hombre exitoso para ver mi celular y buscar el mensaje donde aquel chico me daría su dirección, poco después caí en la cuenta de que de hecho él vive a unas tres calles de donde yo, por lo cual me pareció fantástico, así se me harían más fáciles los traslados.

Bad Boy [Sysack] [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora