Llegué a mi destino al cabo de unos veinte minutos, de hecho hubiera llegado en diez, pero me di la libertad de ir a comprar una leche de chocolate de un litro junto a unas galletas comunes, nada comparadas a las que yo tengo escondidas en casa. Caminé felizmente por aquel caminito color gris en medio del pasto hasta poder llegar a la puerta, toqué un par de veces y enseguida aquel chico abrió, me miró un par de segundos y después se apartó para que pasara, lo cual hice y poco después cerró la misma. Pude notar que dentro la casa se veía bastante cómoda para que una persona viva en ella, el piso era de un color gris un poco extraño, los sillones de color negro que a simple vista se veía que son de una textura suave al tacto, era unos cuantos acomodados al rededor de una mesa en el centro encima de una alfombra, las paredes eran de un color azul un poco intenso pero no del todo oscuro, además de ventanas con cortinas del mismo color del piso corridas que dejaban pasar perfectamente la luz, así, logrando que la sala se viera a la perfección. Es más, en frente de los sillones y la mesa se encontraba un mueble lo suficientemente alto de madera oscura brilloso en una forma de 'u' o algo así, en la parte del medio se encontraba una pantalla plana de buen tamaño y a los lados en las repisas del mismo un montón de películas. Todo estaba perfectamente ordenado y muy lindo a la vista de quien sea que lo viera, cosa que me sorprendió, o eso hasta que sentí como me daban un sape haciendo que hiciera mi cabeza hacía adelante e instintivamente colocara una mano en la zona que fue golpeada. Me giré a ver al chico que tenía una expresión de siempre, o sea completamente seria y como si nada hubiera dentro, lo cual me dio un pequeño escalofrío, pero obviamente que decidí ignorar eso y le dedique una linda sonrisa.
—Sabes, he traído leche de chocolate y galletas para alimentarnos después del duro trabajo que nos espera. Además a mí me gusta la leche, aunque no sabía si te gustaba de vainilla o fresa, pero creo que oscura está bien, es algo así como tu alma, sin embargo no deja de ser dulce, ¿tú eres dulce?.
—Deberías dejar de decir tanta estupideces, antes de que golpee tu cara. —dijo serio—. Sólo hay que hacer el trabajo, mientras más rápido se haga menos tendré que verte.
—Está bien.—dije y dejé la leche y las galletas sobre la mesa—. Aunque sé que en el fondo me agradeces por traerla.
No dijo nada y se dispuso a ir por sus cuadernos para dejarlos sobre la mesa abiertos en alguna página, yo saqué lo mío y comencé a leer lo que había escrito, obviamente escribí cada detalle que hay que hacer para el proyecto y que nos saliera estupendo obteniendo una muy buena calificación, aunque tampoco tanta, porque luego llegan unos hombres de traje que te buscan por ser tan listo y después te robaran todo el conocimiento que has adquirido, aunque en mi opinión me dejaría botado en un basurero. Volviendo al tema, leí lo que había escrito acerca de ello, "Experimento e investigación, dentro de dos semanas, en el aula, tengo hambre". Sin duda soy tan bueno para captar lo esencial de lo que dicen, si se trata de mí.
—¿Cómo quieres el proyecto?.—pregunté mientras giraba el lápiz con mis dedos—. Podría ser algo explosivo, o podría tener un dinosaurio, probablemente el dinosaurio nos daría una buena nota, quiero un dinosaurio.
—Mejor deberías hacer esto mientras yo investigo y toda esa mierda.
Dicho eso me entregó unas cuantas hojas que debía leer, así que acomodé mis lentes imaginarios y empecé a leer mientras asentía en ciertas ocasiones en señal de que evidentemente entendía a la perfección lo que ahí quería darme a conocer. En cuanto terminé de leer dejé las hojas de nuevo en la mesa y voltee a ver al chico que de la nada se encontraba con una computadora color negro viendo un par de páginas, lo toque del hombro y éste sólo hizo un sonido como de "hmm".
—¿Sobre qué hay que hacer el proyecto?.—pregunté.
No faltó que dijera alguna otra palabra para que recibiera un sape, de nuevo. Sólo digo una cosa, si sigue así, me va a dejar con retraso mental de tantos golpes que voy a recibir, y lo digo en futuro porque sé que no dejaré de decir un montón de estupideces. Sin embargo fue una muy buena persona y me pasó su cuaderno en el cual sí había apuntado lo que había que hacer, debo admitir que todo estaba muy completo y que la verdad él no tiene una letra para nada fea, a comparación con la mía que parece como si un unicornio zombie vomitó sobre un charco de ácido, no lo sé, pero mi letra sólo es descifrable por mí, ya que nadie puede entender ni una mierda de lo que dice ahí, cosa que me da risa, siempre que quieren leer algo que escribo terminan girando el cuaderno en muchas direcciones, por ello es que a veces los maestros me califican con buenas notas, porque les da una tremenda flojera poder saber lo que ahí dice. En fin, ya me desvié mucho del tema que en realidad importa, por lo cual me regresé al cuaderno del chico nuevo, lo leí un par de veces y después entendí más o menos lo que teníamos que hacer.
Las horas se iban pasando y la verdad es que solamente habíamos avanzado un poco con esto del proyecto, además era un poco raro poder entender, aquel chico no me hablaba casi nunca y sólo señalaba cosas, todo estaba en completo silencio, y para nada me agrada eso, por lo cual, después de terminar una parte, dejé las hojas que tenía en la mano sobre la mesa y me tiré en la alfombra y momentos después el chico me miró con una cara de extrañeza, por lo cual le dediqué una linda sonrisa y sólo rodó los ojos, vaya que no expresa lo que siente, es como muy cerrado a los demás y por eso mismo es que ha tomado la actitud de chico rudo, si tan sólo pudiera saber cómo es en realidad aquel chico, tengo demasiado curiosidad por saber acerca de las maravillas que oculta detrás de su apariencia de chico malo. Creo que me quedé demasiado tiempo mirándolo detenidamente porque golpeó ligeramente mi frente con dos de sus dedos para poco después sentarse por completo en la alfombra a una distancia considerable de mí mientras recargaba su espalda en la parte de abajo del sillón.
—Creo que deberíamos comer aquellas galletas, desde hace buen tiempo que quiero comer.—dije rompiendo el silencio.
—Eres demasiado infantil, de eso no hay duda.—dijo.
—¡Já!, has sonreído.—dije mientras lo señalaba con una sonrisa—. Te he hecho sonreír.
—Joder, deja de decir tonterías, o tendré que golpearte.—dijo mientras giraba la cabeza para que no lo viera, seguro se había sonrojado.
—Tal vez esté drogado.—dije mientras miraba al techo y mi voz sonaba grave—. Pero esa es una de las pequeñas sonrisas más lindas que he visto jamás. Me gustaría que alguien sonriera así por siempre, porque realmente es feliz.
—Pero, tú eres feliz, ¿no?.—preguntó después de unos segundos de absoluto silencio.
—Ni siquiera sé si en verdad lo soy.
Hubo un silencio repentino, ambos nos concentrábamos en mirar a distintas direcciones fijamente como si fuera lo más interesante que hayamos visto jamás. Sin embargo, algunos instantes después aquel chico se paró de su lugar y comenzó a recoger los papeles que había sobre la mesa. En cuanto yo me paré, él había terminando de guardar mis cosas en la mochila que llevaba, no me miraba, su cabello negro cubría un poco de su cara.
—Ya se hace un poco tarde, creo que deberías ir a casa.—dijo—. Será mañana a la misma hora la siguiente reunión.
—Está bien, pero antes, vamos a comer esas galletas junto a la leche.
Al principio me miraba como si estuviera haciendo una especie de broma, pero al darse cuenta de que habla absolutamente en serio solamente rodó los ojos y fue hasta otra habitación de la linda casa, (creo que alguno de estos días sus pupilas se irán de su lugar de tanto que las rueda). Poco después regresó con dos vasos de vidrio y un plato blanco de cerámica, los puso sobre la mesa y yo serví leche en los dos vasos, posteriormente abrí la bolsa de galletas y las vertí sobre el plato, tomé una y la remojé en la leche para llevar ésta a mi boca, sin duda no había otra cosa más genial que esto, o tal vez sí, pero por el momento no importa eso. El caso es que ésta tarde me la pasé muy bien, aunque me lleve algunos, varios sapes por parte del chico.
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Bad Boy [Sysack] [EDITANDO]
Fanfic¿Alguna vez han pensado en lo mucho que puede cambiar la vida cuando la persona indicada llega? Andrew Biersack era un chico rudo, temido por todos en el nuevo Instituto... todos excepto ese estúpido castaño con obsesión por la leche de chocolate...