Capítulo 51

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Narra Oliver

Todo iba de maravilla, como debía ser. Me encontraba un sábado muy cómodo, dentro de mi cálido hogar sin preocupaciones académicas y sin nada que se pareciera a eso. Además, contaba con la compañía de mi guapo novio, que debo admitir, es el mejor del mundo. O sea que sí, todo iba relativamente genial si no fuera por un pequeñísimo detalle que nos colma la paciencia. Algo que a mis padres se les olvidará por cuatro días sin siquiera haberme avisado, pero qué puedo hacer, ellos dijeron que si cumplía con esta gran misión, entonces me comprarían una caja entera con suministros de leche de chocolate y galletas de dinosaurio; y que bueno, porque ya se están acabando las que hay en el jarrón. 

—¿Por qué tuviste que aceptar esto? —preguntó mi novio esquivando una almohada.

—Como ya te dije miles de veces —debatí—. Mis padres prácticamente me obligaron. 

Digamos que, desde aquel día que fue la grandiosa cena, a mis padres se les ocurrió la increíble idea de dejar a mi hermano conmigo por unos cuantos días. Lo que significa que iba a tener que compartir mi territorio con mi propia sangre, aunque eso se supone que debe ser genial, para nada es divertido. Se la pasa diciendo cosas crueles, se encarga de dejarme como un idiota y hace estupideces cada que se le ocurren. ¡Y no del tipo de estupideces cool que yo hago! Es decir, estaba muy bien pasando tiempo de calidad, cuando llegó Andy y entonces todo se salió de control, porque empezó a arrojar cosas a nosotros mientras se subía a la mesa. Como única escapatoria, nos arrojamos detrás del sillón.

No teníamos ni idea de qué hacer en situaciones como esa, es decir, había un mocoso haciendo de las suyas mientras que nosotros maduramente nos escondemos esperando a que se canse. Diría que eso no es normal, pero realmente ya no me siento con el derecho de mencionarlo. Así que solamente diré que es algo a lo cual no estoy para nada acostumbrado.  

Al cabo de unos cuantos minutos de no hacer absolutamente nada, decidí salir de mi escondite para encarar a mi querido hermano, pero al ponerme de pie, un cojín impactó con mi cara tomándome desprevenido. Sin embargo, me incorporé para empezar a dar pasos lentos hasta el chico, quien sostenía un vaso en su mano con intención de arrojarlo. No tenía ni puta idea de lo que se hace en casos como este, pero realmente no me interesa. Solamente me encargaba de dar un paso tras otro lentamente hasta que estuve a unos tres pasos de él. Entonces alcé los brazos en señal de paz, pues no quería que desatara su furia y ese vaso chocara contra mi cabeza, eso sí que causaría una gran catástrofe.

—Baja ese vaso, ahora —señalé hace abajo con el dedo.

Simplemente se rió con mi comentario. No podía estar más confundido en ese momento, es decir, ¡Ya no comprendo nada de lo que está pasando! Así que como única alternativa, le lancé un cojín que encontré por ahí varado. Fue muy gracioso porque chocó justo en su cara. Dejó el vaso a un lado y entonces tomó un cojín para regresarme el golpe dando inicio a una gran pelea de almohadas que poco a poco se convirtió en una de esas peleas de hermanos sin sentido que a pesar de los años, uno nunca se salva de tenerlas.

Lastima que Andy tuvo que separarnos cuando la pelea se estaba tornando interesante. No sabía que tenía su lado autoritario, eso si que daba miedo, porque en cuanto habló en aquel tono, ambos nos detuvimos y enseguida nos sentamos en el sillón derechos y en completo silencio, como si se tratara de soldados en el ejercito. Solamente con eso fue que el mocoso dejó de hacer desastre por todos lados. Aunque la situación ser tornó un poco incómoda. 

—No sabía que podías ser así —me reí.

Me dedicó una simple mirada insinuando en que lo mejor que debía hacer era guardar silencio, pero no podía hacer eso, porque entonces estaría sediento a las ordenes anti-liberales de un idiota de cabellos negros como las manchas de una vaca. Me di la vueltas para ver a mi hermano, quien mantenía los brazos cruzados mientras que miraba a un punto cualquiera de la habitación, como si tratara de evadir todo lo que sucede en ese momento, lo cual me da mucha risa. Aunque no sé si sea el momento de ello. 

—¿Qué te parece ir por un helado? —pregunté. 

Entonces volteó a verme como si aún se tratara de un niño pequeño, con los ojos iluminados y una pequeña sonrisa asomándose en su rostro que asentía frenéticamente mientras hacia un especie de baile para nada extraño. Me levanté seguido de él, busqué lo necesario para la travesía y entonces, los tres nos encontrábamos fuera en un abrir y cerrar de ojos; caminando por las interminables calles que se extendía a lo largo con construcciones a los lados y un montón de personas que pasaban de un lado a otro, evadiendo árboles o viendo a sus celulares. De eso se trataba la ciudad en la que me había instalado. 

Aproveché que Tom se había adelantado para tomar la mano de mi novio que me sonrió ante esta acción. Nosotros caminábamos despacio, sin prisa alguna, disfrutando del bello momento que la vida nos brindaba a los tres. Porque claro, el mocoso era parte de esto ahora, aunque se encontrara a varios pasos adelante tratando de hacer algo con su rara vida. Era bastante lindo pasar tiempo de calidad con las personas que quieres, no importan los problemas que han habido o las diferencias de cada uno. 

[. . .]

Nos la pasamos todo el día afuera, tratando de matar el tiempo que nos quedaba. Además tuve varias oportunidades de hablar sobre bastantes cosas con el mocoso, por ejemplo, acerca de si alguna vez ha pensado en reservar un hotel por internet. Aunque me dijo que eso es demasiado estúpido porque ni siquiera tiene intenciones de ir a algún otro lugar, ya que ama donde está. Por fin pudimos pasar un buen tiempo de hermanos, con Andy de colado, por supuesto. Ese ojiazul siempre hace de las suyas, además de que a veces era la excusa perfecta para comenzar una conspiración en contra de él. 

Jamás pensé que se iban a llevar tan bien esos dos. Por un momento creí que se iba a desatar una tercera guerra mundial en medio de estos dos; uno estaría diciendo un montón de tonterías mientras busca cualquier excusa para pelear y el otro respondería de la forma más infantil mientras trata de no perder el control. Pero nada de eso paso, Andy puede actuar como una persona sumamente madura cuando el momento lo requiere, y era algo que no tenía idea. Se podría decir que nos íbamos conociendo más, a pesar de llevar unos cuantos meses como novios. 

—Y después de que hayas visto las de Jurassic Park, vas con las de Jurassic World —terminé de hablar con énfasis dramático—. Dios, estos mocosos sin cultura.

—No creo que le hagas cambiar de opinión —comentó Biersack—. Está muy convencido de que no le gustan los dinosaurios. 

Se me olvidado comentar que llevaba más o menos quince minutos tratando de convencer al menor que los dinosaurios son simplemente geniales y que cualquier persona que los llegue a conocer debería adorarlos, porque claramente son criaturas que han estado aquí hace varios millones de años antes que nosotros, dejando su gran marca de existencia en el mundo y nosotros tenemos registros de eso. Además de que son (varios) de gran altura, ¿a quién no le impresiona eso? Además poseían distintas armaduras según su entorno y características. ¡Pisaron la misma tierra que nosotros! Eso debe ser suficiente como para que estemos impresionados por tan increíbles animales extintos. Aunque yo sé que siguen vivos, dentro de cápsulas diminutas. 

Estaba a punto de tomar al mocoso y arrojarlo por la ventana hasta el contenedor de basura, para así deshacerme de una persona tan inservible como él. Pero vamos, no soy para nada malo con las personas, sino todo lo contrario. Por lo que no me quedó de otra mas que suspirar rendido e irme a mi habitación a lamentarme porque un miembro de los Sykes no mostraba ese gran cariño por los imponentes dinosaurios. Hasta parecía un chico indiferente a ese tema, dejando mis palabras inspiradoras al aire sin ser procesadas por su cerebro. 

Bad Boy [Sysack] [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora