Narra Oliver
Me gustas, Oliver. Eso fue lo último que oí antes de caer en un momentáneo shock. Era como si mi cabeza dejara de funcionar por un segundo y mi palpitar se acelereaba para después detenerse de una manera drástica. Lo único que pude pensar es en aquella frase, una y otra vez. No podía reaccionar, pues era una de esas pocas veces en la que la gente sentía algo por mí, o bueno, en realidad era porque mi relación con las chicas no habían sido de las mejores, y por consecuencias me llevaba mucho mejor con los chicos, aunque nunca creí posible que uno de ellos pueda sentir algo así por mí... Supongo que debo estar confundido en demasiados aspectos por las repentinas palabras del tipo.
Después de tiempo, moví mi cabeza para sacarme de mis pensamientos y poder mirar directamente a esos ojos color azul. Pude notar que aquel chico se encontraba bastante sonrojado y que en sus mismos ojos tenía un brillo bastante especial, además de que su respiración acelerada y su sonrisa de suma felicidad hicieron algo en mí. Verlo de esa manera tan pura, siendo por primera vez como siempre ha sido. Enseguida una estúpida sonrisa se asomó en mis labios.
Sin pensar por más tiempo me acerqué a él para abrazarlo fuertemente mientras hundía mi cabeza en su pecho. Ese jodido momento seguramente era uno de los más serios que pude haber tenido en mi jodida vida, y que de esos escasos serios momento, ha sido el segundo más feliz. En todo ese momento no habían palabras algunas, ni personas alrededor, o siquiera rastro de razón por ahí, simplemente se trataba de él y yo, sin nada más que decir, abrazados en la parte trasera de la universidad, probablemente con problemas del pasado, pero que ahora mismo nada de eso importa, ni siquiera lo más mínimo. ¿Qué esto es 'raro' para la sociedad?, pues bueno, eso me vale una completa mierda.
Al separarnos sonreí. Más allá del silencio y todo lo que pudiera haber, no encontraba las palabras adecuadas para decirle en esos momentos, y al parecer el pensamiento era mutuo. Sentía la gran necesidad de decir la primera estupidez que se me viniera a la cabeza para así salir de ese momentáneo instante de emociones. Pero creo que eso no sería del todo inteligente, ya que de hacer eso probablemente termine golpeado, y bueno, creo que no quiero que algo como eso me pase el día de hoy. Y ni siquiera tenía idea de lo que sentía en ese momento, solamente lo sentía y ya. Ay, pero que complicada es esta mierda del amor de una persona hacía ti y tus dudas acerca de lo que en realidad sientes.
—Es la primera vez que beso a un hombre, ¿sabes?.—dije después de un rato.
—Bueno, creo que es igual conmigo.—contestó mientras alzaba los hombros—. Y para ser sincero contigo, ha sido uno de los mejores.
—Eso quiere decir que... ¿soy un buen besador?.—pregunté divertido.
—No lo sé.—dijo riendo.
De nuevo nos quedamos en un silencio. Sí, esto definitivamente era de esos momentos más PUTOS PINCHES RAROS QUE HE VIVIDO JAMÁS. Ya ni la vez en la que estuve en un restaurante mexicano mientras bebía chocolate caliente y bailaba La cucaracha mientras usaban un sombrero y un mostacho. Sí, comparando ese día con el de ahora, creo que esto se queda el primer lugar en las cosas más locas que he hecho, pero qué se le puede hacer cuando te agrada todo eso.
—¿Quieres ir por algo a la...?.
No pude terminar mi frase ya que una vez más sus labios estaban sobre los míos haciendo que cerrara fuertemente los ojos. Esto solamente me confirmaba que la nueva sensación era agradable de varias maneras. El contacto de nuestros labios hacían varios sonidos húmedos mientras que nos dejábamos llevar por el momento. Entonces aproveché para colocar mis brazos alrededor de su cuello para acercarlo más a mí ocasionando que el chico sonriera durante el beso. Al cabo de unos cuantos minutos más el oxígeno nos hizo falta, por lo cual nos separamos y una vez más nuestras respiraciones se encontraban aceleradas.
—No tengo ni puta idea de lo que está pasando ahora.—dijo Andy,
—Yo tampoco, pero sabes qué. Creo que empiezo a disfrutar de esta mierda.—reí.
El chico sonrió y sacó su celular para ver la hora, entonces su expresión cambió. Se levantó del suelo y me ayudó a hacerlo, una vez que ambos estábamos de pie lo miré.
—Me encantaría seguir aquí, pero tengo que ir a clases.—dijo—. Te veré después.
—Está bien, después de todo tengo que ir a la cafetería para hablar con la señora que atiende ahí y preguntarle si el estofado a la Vikinga atrapó a ese hombre Holandés. —dije mientras hacía un ademán.
—Si que eres muy raro.—sonrió.
—Esa sonrisa, demonios.—dije.
Le di un casto beso y seguido de esto salí corriendo del lugar en camino a la cafetería del lugar, ya que bueno, en verdad esa señora sabe todo lo que hay que saber para sobrevivir al estilo Vikingo, y bueno, su acento me agrada mucho, ya que remarca mucho la 'r'. No pregunten de dónde demonios saco tanta estupidez, porque si lo hacen tendría que pensar demasiado y causaría una ruptura en el espacio-tiempo que desencadenaría una catástrofe masiva que no solo acabaría conmigo, sino con toda la vida que una vez existió y estaba a punto de existir.
Caminé tranquilamente hasta el lugar antes mencionado para hacer lo que anteriormente había dicho, seguido de esto me senté en una de las mesas vacías para poder tomar en paz aquella leche de chocolate. Y entonces fue cuando una bola de cuatro pendejos llegó alrededor de mí.
—Faltaste a la clase.—dijo Lee.
—¿A cuál de todas?.—pregunté mientras bebía.
—A todas las del día, idiota.—se quejó Matt.
—A veces me pregunto a qué demonios vienes a la universidad. A ese paso no lograrás ser algo, Sykes.—regañó Jordan.
—¿Ya lo olvidaste?.—preguntó Kean—. Aunque sea una mierda en la universidad aún hay algo que lo ayudará.
—Genial, es un idiota con suerte.—rió Lee.
—Supongo que debería preguntar algo acerca de sus extraños comentarios porque seguramente significan algo.—comencé a decir—. Pero realmente no me interesa ahora, ¿qué es lo que hacen aquí?.
—Nada bueno, eso es obvio.—rió Matt.
No se podían tener mejores amigos que esos idiotas. Aunque más allá de eso, los últimos días han sido demasiado extraños, tanto así que hace apenas unos minutos antes me encontraba besando con el 'chico rudo' que te mataría si lo miras. ¿Quién diría que alguien como él le llegaría a gustar un pendejo como yo?, debería sentirme especial por eso, ya que después de todo he hecho algo bueno en mi vida, aunque se haya salido de control. ¿Qué más da?.
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Bad Boy [Sysack] [EDITANDO]
Fanfiction¿Alguna vez han pensado en lo mucho que puede cambiar la vida cuando la persona indicada llega? Andrew Biersack era un chico rudo, temido por todos en el nuevo Instituto... todos excepto ese estúpido castaño con obsesión por la leche de chocolate...