Bad Boy [Sysack] [EDITANDO]

Capítulo 28

PUTOS LUNES POR LA MAÑANA.

Ahora que ya lo he dicho, mejor comienzo.

Pues como antes había mencionado, se trataba de otro de esos inicios de semana que todo el mundo odia, porque de tener un excelente viernes en el que tienes ese ánimo de que no verás la institución en dos días y cacho, de cierta forma es genial, aunque creo que para los nerds no es tan buena noticia, no me mal interpreten, no tengo nada en contra de ellos, pero cabe la posibilidad de que la extrañen debido a su destacado coeficiente intele... Olvídenlo, nadie extrañaba la universidad cuando es viernes. Además, esto va acompañado de un agradable fin de semana, donde te levantas tarde, haces todo lo que quieras y te olvidas de las responsabilidades (en este caso) académicas; y de todo ese lapso de diversión, pasas a ser un zombie que no durmió lo suficiente y que tiene que tomarse un café bien cargado para que puedas sobrevivir el día. Pero dejemos el odio por los pobres lunes, que no tienen la culpa de nada, solamente es un día de la semana, además de que es señal de que has despertado vivo un día más, aunque sea realmente perturbador mencionarlo.

Di un sorbo a aquel tibio café a medio terminar y lo dejé a un lado para poder levantarme de la silla y caminar escaleras arriba hasta mi habitación, donde por primera vez me daría un baño de agua fría, al menos una ducha con esa temperatura me ayudará a despejar mi mente y darme las energías necesarias para empezar el día de una manera positiva, viendo el lado agradable. Tampoco hay que descartar el hecho de que pasen cosas malas, porque no hay que discriminar a nadie ni nada, además, nada me asegura que mi día ser uno lleno de arco-iris con polvo de hada esparcido por todos lados, pero si se trata de mi expectativa, espero en su mayoría lo bueno.

Salí de la ducha con algo de frío ya que el contacto con el exterior y ese atroz aire que se encarga de hacerte temblar haga de las suyas, por ello, instantáneamente hice lo que cualquier persona hace después de claramente darse una ducha. Dentro de esta lista, cabe destacar cosas como secar el exceso de agua que quedaba en mi cuerpo, buscar ropa interior color azul de cuadros bien especial que tienen bordadas mis iniciales para que nunca los pierda y me deje en claro que tengo una madre que se encarga de ponerme en ridículo cada que tiene la gran oportunidad... Seguido de esto, me coloqué un pantalón color azul oscuro con las rodillas rotas porque estoy bien loco. Para completar el conjunto, me puse una sudadera color negro. Ahora, solamente faltaba buscar un par de calcetines que no estuvieran rotos (a cualquier se le rompen) y los tenis, tan fácil como eso.

Busqué entre toda la casa mi mochila por la clara razón de que tengo una muy desastrosa costumbre de arrojarla lejos cada que termino un día académico. Debería empezar a tener un poco más de consideración con mi mochila... o tal vez arrojarla más lejos la próxima vez y fijarme el lugar en el que cae, para así tener un punto en concreto donde buscarla. Eso es una muy buena idea ya que lo pienso de esa manera, ¿por qué no se me ocurrió antes? Mis pies chocaron con un cuerpo sólido para nada alto, lo cual me dio a entender que había encontrado a mi fiel compañera de viajes, la tomé, abrí el primero de los dos únicos cierres existentes en ella y sin nada de cuidado o precaución, eché unos cuantos libros que ocuparía para dentro de algunas horas, porque obviamente iba a cumplir mi promesa de hace unos días atrás, al menos hoy no tenía nada que me impidiera hacer eso, o eso es lo que espero. Y claro, no debían faltar las galletas de dinosaurios secretas en la bolsa de enfrente, las cuales desaparecían en un abrir y cerrar de ojos, aunque luego tuvieran esas típicas virutas de lápiz y esa suciedad; que para nada afectaban al sabor original, tal vez a veces tuve unos cuantos ataques de tos, pero no eran tan graves. En verdad no le puedes decir que no a unas cuantas galletas de dinosaurio, son uno de esos ricos aperitivos que se te pueden cruzar por la cabeza en cualquier momento dándote hambre, y por ello debía estar preparado con unas a cada rato.