Capítulo 40

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Narrador Andy

Estar en la biblioteca en mis tiempos libres es una de las pocas cosas que amo hacer durante mis tiempos libres. Porque aunque no lo parezca, se le puede sacar mucho provecho de ello. Puedes disfrutar del silencio que predomina el lugar, leer algunos buenos libros de todos esos autores que plasman su imaginación en palabras. Y cabe mencionar, que es sumamente asombroso caminar de pasillo en pasillo, repasando los estantes llenos de libros bajo el cómodo ambiente de la tranquilidad, pues nadie dice nada y solamente sigues tu propio camino. Definitivamente la biblioteca es uno de mis lugares favoritos, y lo es más cuando estás al lado de la persona que quieres.

Oliver se encontraba sentado a mi lado, estaba muy concentrado escribiendo algunas líneas en un cuaderno maltratado. Se veía bastante concentrado y me provocaba curiosidad lo que estaba haciendo. Sin embargo no me animaba a preguntar, ya que esta era la primera vez en ya mucho tiempo en la que ese castaño se encontraba calmado y concentraba toda su atención en una sola actividad sin soltar la primera estupidez que se le viniera a la mente. Sería un idiota si no aprovechara ese hecho, es por ello que me limito a leer el libro que tenía sobre mis manos, más que lectura, lo hacía para cumplir con una de mis tareas. 

Y entonces toda la paz que creía tener se fue a la mierda con el sonido de aquella voz.

—¿Qué me dices de tus padres? —preguntó por primera vez después de casi diez minutos de silencio.

—¿Disculpa? —fruncí el ceño.

—Es decir, todos tienen padres —hizo un ademán—. Y entonces recordé que tú tienes padres, ¿qué hay con ellos?

—Bueno —cerré el libro dejando un separador—. La verdad no hay mucho que contar. Desde la vez que decidí mudarme fue como si mi relación con ellos se fuera a la mierda, no tomaron muy bien mi decisión y yo no iba a quedarme a rogarles. Trabajo duro para tener lo que ahora.

—¿Trabajas? —asentí—. No importa. El punto aquí es que: ¡Estás muy mal! 

—Baja la voz —lo regañé en voz baja.

—Perdón —susurró—. Es que simplemente no puedes permanecer enojado con ellos toda la vida.

—No es algo que me moleste —alcé los hombros.

Y entonces recibí un gran sape por parte del castaño. Eso me dejó muy sorprendido y vaya que dolió. Lo miré con ojos fulminantes y este no cambió su expresión de enojo por ningún motivo, por lo cual no me dejó de otra mas que suspirar frustrado mientras me acomodaba en la silla. Su comportamiento me estaba extrañando demasiado, es solo que a veces creo que está tan dañado que es capaz de hacer lo que sea,  y cuando digo lo que sea es lo que sea que pueda ocurrir en su cabeza.

—Voy a permitirlo —masculle— porque te amo.

—Exijo que te reunas con tus padres este maldito fin de semana Andrew Denis Biersack —su tono de voz había pasado de uno pendejo a uno autoritario.

—¿Cómo sabes mi nombre completo? —pregunté sumamente confundido.

—Y no es todo —rió—. Ese no es el punto. Quiero que arregles las cosas con ellos.

—¿Por qué debería hacerlo? No es algo que te afecte o incumba —protesté.

Todo se hacía en voz baja, era como una pelea cómica de susurros. Pues aún estábamos en la biblioteca, eso no hay que olvidarlo.

—Me afecta e incumbe porque se trata de ti —replicó—. Y porque algún día te vas a arrepentir de no haberlo hecho.

—Haz lo que quieras, no pienso hacerlo —me crucé de brazos.

Bad Boy [Sysack] [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora