Capítulo 02

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Narra Oliver

Había conocido a un chico, que hasta ahora que lo pienso, no me había dicho su nombre, y no me parecía correcto que hablara de él si no sabía siquiera su nombre. Pero hay que mantener eso en secreto. El punto es que aquel chico era nuevo dentro de la institución, y que por lo visto era todo un rebelde que se mete en problemas. Además de que, con la poca conversación que había sacado con él, me agradó bastante, y por ello tenía que averiguar cuál es su nombre.

Las clases habían pasado y por lo visto era hora de mi almuerzo, así que salí corriendo del aula hasta la cafetería. Lo único que iba a comer era una ensalada, porque eso de la carne realmente no es lo mío por diversas razones. Me senté en una mesa que vi vacía y me dediqué a comer hasta que otros cuatro chicos se sentaron junto a mí sin dejar de lado su plática. Los miré con una sonrisa y después los saludé, a lo que me respondieron con un simple gesto y volvieron a lo suyo.

Debo decir que ellos no siempre son así, la mayoría de veces son chicos tiernos y atentos, pero otras simplemente eran tres tipos despreocupados del mundo teniendo una discusión en cuanto qué equipo de fútbol es el mejor; claro, yo me vería involucrado, si tan sólo me gustara hablar de tal deporte.

Decidí dejar a los chicos en su plática y miré al rededor para toparme con aquel sujeto de la otra vez; estaba solo en una mesa mientras comía. Hice varias señas para que me notara, pero parecía que no se daba cuenta. Cuando por fin se dignó a verme lo saludé con la mano y este sólo rodó los ojos para volver a su alimento.

—¿Conoces al chico nuevo? —de la nada toda la atención estaba sobre mí.

—Lo que se dice conocer, pues no —confesé—. Pero me ha caído bien.

—Oliver, oí que en su primer día fue mandado a detención por golpear a unos tipos —dijo Kean.

—Él no es así, es sólo un chico—reí—. Es más, lo voy a acompañar, está muy solito.

—Oli, la mayoría de veces haces un montón de estupideces y la verdad no me opongo —dijo Jordan—. Pero esta vez, ni se te ocurra, ¿quieres morir?

—Dicen puras tonterías—reí más sin darle importancia.

Tomé mi ensalada y me encaminé hasta la mesa de aquel chico solitario. Durante mi trayecto noté varias miradas sobre mí y algunos susurros, pero al final de cuentas eran puras cosas sin importancia, así que seguí con mi camino. Cuando llegué a la mesa, me senté a su lado.

—Hola, chico que no me dijo su nombre —dije con una sonrisa—. Sabes, te he visto desde aquella mesa donde están mis amigos —señalé la mesa y saludé con la mano a mis amigos, quienes me ignoraron—. Y te miré tan solo que decidí hacerte compañía.

—De estar sólo a tener que hablar contigo, prefiero la soledad —respondió seco.

—Verás que no es tan malo. Es más, podrías decirme tu nombre para así empezar una amistad —dije mientras comía un poco de mi ensalada. Aquel chico sólo se levantó de su lugar con su comida en las manos y se alejó de ahí sin decir más—. Claro, nos vemos luego, adiós.

En cuanto desapareció de mi vista me regrese a con mis amigos quienes me veían con las bocas abiertas y el ceño fruncido, les miré un par de momentos y después me dispuse a continuar con la ensalada que tenía a medias. Sin embargo, no pude terminar del todo ya que pronto varias, muchas, miradas se habían posado sobre mí; como si de un momento a otro algo megamente épico pasara, logrando que todo el comedor se quedara en absoluto silencio.

—¿Hice algo mal? —pregunté con discreción a mis amigos.

—Oliver, no mames —era Nicholls quien me decía eso—. Acabas de hablar con aquel chico y saliste con vida, ¿cómo mierda lo hiciste?

—¿Hacer qué? —pregunté—. Sólo lo saludé.

—Sabes, él está conmigo en una clase —comenzó a contar Lee—. Le pregunté por la fecha y casi salgo muerto.

—Vamos, aquel chico no es lo ustedes creen —dije, repentinamente el timbre sonó—. Como sea, iré a clases, y no, no haré estupideces.

Dicho eso me levanté de donde estaba para salir del comedor e ir directamente al aula que me correspondía. Caminé pacíficamente hasta la mesa del fondo y dejé mi mochila a un lado. En lo que los demás llegaban, saqué mi celular y me dispuse a escuchar un poco de música con ayuda de mis auriculares, que no debían faltar cada que salía de casa.

Al pasar el tiempo me di cuenta de que los alumnos comenzaban a llegar, y poco después el profesor entró para comenzar con su clase inmediatamente; por lo cual no tuve más opción que quitarme los auriculares y poner un poco de atención.
Estaba muy concentrado en su explicación hasta que noté que casi todo el salón posó su vista en mí, incluso el profesor, por lo cual hice una cara de confusión. Al menos hasta que me di cuenta de que una persona se dirigía a donde yo, se sentó a un lado de mí; al ver cómo todos lo miraban, rodó los ojos.

—Creo que debería seguir dando su clase, profesor —dijo de una manera fría—. O habrá algunos lastimados por aquí si siguen posando sus jodidos ojos en mí.

No hizo falta que dijera otra cosa porque enseguida todos se acomodaron en sus lugares para mirar hacia el frente, por lo cual el profesor dio su clase de nuevo. Realmente no tenía claro el porqué todos se portan de una manera tan extraña ante aquel chico, pero eso no me importó y dejé que varias risas salieran de mis labios, cosa que él notó.

—¿Y tú de qué te ríes? —preguntó con rudeza.

—Sabes, jamás había visto a un salón entero acatar una orden al mismo tiempo sin soltar algún comentario —reí un poco más alto.

Cuando logré controlar mi risa lo miré por un par de segundos y me di cuenta de que no tenía expresión alguna en su rostro, sólo miraba al frente. Es como si estuviera completamente vacío en ese momento. No dije nada más y me dediqué a tomar las clases que faltaban para poder irme de este lugar, antes que algo pasara conmigo.

Bad Boy [Sysack] [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora