A la mañana siguiente, ambos se encontraban en la cama desordenada del pelinegro, quien había despertado hacia tres minutos. El brillo del sol se lograba filtrar por la ventana chocando directamente con sus ojos haciendo que despertara de una manera no tan agradable. Pero claro que eso se arregló en cuanto volteó a su lado, entonces pudo apreciar el cuerpo desnudo del castaño tendido a un costado; mantenía la respiración constante y relajada. Sus párpados caían tapando sus bellos iris verdes; su cabello se encontraba desordenado dándole una apariencia mucho más tierna y sus labios estaban semi-abiertos. Simplemente perfecto a la vista del ojiazul.
No pudo evitar alzarse un poco para dejar un muy tierno beso sobre la mejilla del contrario, quien al sentir aquellos húmedos labios sobre su rostro, se estremeció y casi instantáneamente esa conocida sensación de las mariposas sustituidas por dinosaurios se hicieron presentes pisoteando todo su estómago. Para él, no había mejor mañana que en la que despiertas y lo primero que ves es la persona que más amas a tu lado, eso era algo que no cambiaría por nada. O bueno, a menos que el trato sea muy llamativo, como tener un velociraptor de mascota para que te abra las puertas. Por una mascota así, hasta olvidaría el nombre de su pareja; aunque muy en el fondo sabía que no era del todo cierto.
Oliver abrió los ojos perezosamente mientras su boca se abría en señal de que estaba bostezando para tratar de despertar. Parecía como un gato que recién se acababa de despertar de su décimo sueño en el día, solo que él se veía más adorable. Con su cabello rebelde esparcido por todos lados y ese rostro de que había descansado de maravilla, era casi imposible que alguien no sintiera aunque sea un poco de ternura por ese ojiverde pendejo. Si para otras personas eso debería ser muy tierno, para el contrario era como apreciar una obra de arte pintada en la época renacentista. Claro, con todo y la exageración misma. Porque ambos chicos estaban bajo el efecto del amor, no podían pensar en nada más y cada cosa que pasaban juntos era un recuerdo más que atesorar como ningún otro.
Al ya estar del todo despierto, miró a su pareja dedicándole una radiante sonrisa que estuvo a punto de hacer explotar el corazón del pelinegro. Es como si se tratara de un niño que pone la sonrisa más inocente que se pueda tener. Aunque claro que no lo era completamente, aún poseía cierto porcentaje de inocencia; la poca que nadie nunca pudo arrebatarle. Por otro lado, tomó asiento en la cama para mirar por todos lados tratando de recordar todos los hechos de la noche anterior, que no tardaron demasiado en llegar, ya que todo regresó a su mente en un abrir y cerrar de ojos. No pudo evitar sonrojarse, pero al final terminó riendo despreocupadamente, apreciando la linda mañana que estaba por terminar.
—No puedo creer todas las tonterías que hicimos —rió pasando una de sus manos por su rizado cabello—. No me había divertido así antes.
—Tantas mierdas que me gustaría olvidar —comentó con una risa incómoda.
—Tampoco te puedes quejar tanto —le replicó—. No te había visto así antes. Fue como ver a un idiota con finta de emo ser feliz —hizo un puchero—. Eso fue muy adorable.
Biersack rodó los ojos divertido mientras su pareja se reía a carcajadas sin siquiera preocuparle que en poco tiempo pareciera una foca con retraso mental. Lo que le llevó a abalanzarse sobre el chico quien quedó debajo de su cuerpo mirándolo con sorpresa y una pizca de burla; no pudo soportar más tiempo separado de su amado y entonces comenzó a dejar un montón de besos por todo su rostro haciéndolo reír tiernamente. Amaba pasar tiempo con él, por no decir que era su actividad favorita. Desde que había dejado de lado sus mierdas rudas comenzó a disfrutar más de las cosas y solo fue que tal vez, se agregó a la lista de los que casi logran entender el Olisaurus Style. Aquella grandiosa forma de vida que solo el inmaduro podría llevar las veinticuatro horas.
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Bad Boy [Sysack] [EDITANDO]
Fanfic¿Alguna vez han pensado en lo mucho que puede cambiar la vida cuando la persona indicada llega? Andrew Biersack era un chico rudo, temido por todos en el nuevo Instituto... todos excepto ese estúpido castaño con obsesión por la leche de chocolate...