Capítulo 43

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Ahí se encontraban ambas personas, en aquel pasillo donde los alumnos cada vez disminuían hasta casi dejarlos solos en ese lugar. Seguramente la idea del pelinegro es confusa o extraña, probablemente debió haber pensado mejor las cosas o algo así. Pero ahora que se encontraba enfrente de la chica iba a hacer lo que se tenía propuesto y nadie iba a poder hacer algo en contra de ello. Se tratase de quien se tratase. Incluso si el presidente se atrevía a llegar en el avión presidencial a buscar un baño, no sería excusa suficiente para que Biersack cambiara sus planes. De todos modos ya se encontraba en aquel lugar.

La rubia mantenía una sonrisa de oreja a oreja mientras hacia una pose extraña y hacia resultar sus ojos mostrando total interés. Mientras tanto, el ojiazul estaba ahí parado tratando de controlar sus emociones y así evitar terminar arrojándola por un precioso que termina en fuego mientras una bomba nuclear le explota encima. Si hay algo que el castaño le había enseñado, es que el odio no lleva a ningún lado. Y hay que tomar decisiones que no siempre terminan siendo las correctas, pero tampoco está establecido que vayan a ser así.

—¿Puedo saber a qué se debe esta visita? —preguntó mientras acariciaba su brazo.

—Creeme que los motivos por los que estoy aquí no son lindos —respondió serio apartándola.

—Todo lo que venga de ti es sumamente lindo, Andrew —hizo un puchero.

—¿Tienes un momento? —rodó los ojos.

—Para ti, siempre —sonrió.

Le hizo una seña para que lo siguiera. Enseguida caminó por los pasillos con la chica detrás de él, que mostraba señales de querer hacer algo más, solamente se limitaba a seguir al contrario intrigada de lo que podría provocar que él acudiera a ella para querer hablar. Quizá lo había pensado mejor y tenía planeado dejar al castaño para estar con ella; eso era todo lo que rondaba por la cabeza de la rubia que no produjo ningún ruido. Estaba dispuesta a obedecer de buena gana hasta que supiera del motivo.

Llegaron hasta unas bancas que se encontraban en las afueras un poco alejados del montón de estudiantes que gritaban cosas sobre las arañas, Andy no entendía nada de eso, pero en ese momento no le importaba nada en lo absoluto. Lo único que quería era resolver todos sus problemas para que así pueda estar tranquilo junto a la persona que amó desde el primer momento en que lo vio, por más cursi que pueda sonar, de eso se trata el amor en algún punto de la vida.

—¿Y bien? —lo incitó la fémina.

—No te hagas ilusiones —aclaró serio—. La única razón por la que estoy aquí es para dejarte en claro que no pienso en ningún momento dejar a Oliver para estar contigo. 

—¿Esto es un chiste? Ambos sabemos que no lo amas —rió irónica.

—Entiende —suspiró cansado acercándose para dirigir sus ojos a los de ella—. Lo que ambos tuvimos se quedó en el pasado y no hay forma de que vuelva a el. Además, cuando tuviste una oportunidad, te burlaste en mi cara —relajó su postura—. Ahora solamente te queda dejarme en paz y seguir con tu vida, o seguir aferrada a algo que jamás vas a lograr. 

Ambos se quedaron callados un par de segundos, el pelinegro la miraba para determinar el cómo había tomado su declaración, pero la rubia se limitaba a abrir los ojos como platos mientras su boca estaba ligeramente abierta en una expresión de sorpresa. Siempre pensó que las cosas iban a seguir igual con todo, pero se había equivocado en cuanto a él. Ya no era la misma persona vulnerable y controlable que antes. Ahora mismo se había dado cuenta de que el Biersack que estaba sentado enfrente de ella era uno que ha madurado bastante, pues el reunir valor para hablar pacíficamente con alguien a quien quieres matar no es una cosa sencilla que digamos. Sin embargo ahí estaba, dejándole en claro lo mucho que Sykes significa para él.

Bad Boy [Sysack] [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora