CAPITULO 29 Secretos; Culpa y Peligro

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Después de la cena Demi anuncio que se iría por unos días a la casa de su hermana para cederle su cuarto a Enma y Kerem y eso en el momento la lleno de alivio, pero cuando Kerem ofreció llevarla eso siguió despertando alertas en ella.

Era definitivo que Demi no podía disimular que sentía cosas por Kerem y el estaba muy amable y atento con ella, mientras que Enma no sospechaba nada.

Kerem aparco frente al edificio donde vivía Samantha Simons.

- Gracias Kerem por traerme y por todo.

- ¿Como estas?- le pregunto visiblemente interesado en su respuesta. Esta chica le producía mucha ternura.

- Bien- le respondió pero no pudo ocultar que en su voz se denotara cierta tristeza.

- Demi no quiero que sufras, te lo dije en Seatlle y te lo digo ahora, no es tu culpa lo que paso.

Ella lanzo un suspiro y esa mirada limpia, tierna y protectora de el la reconforto.

- Tienes razón- acordó, sintiéndose liberada de su culpa

Se despido de el con un beso en la mejilla y tan pronto el se aseguro que ella hubo entrado puso en marcha el auto.

Se despido de el con un beso en la mejilla y tan pronto el se aseguro que ella hubo entrado puso en marcha el auto

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Kerem regreso al apartamento y vio que Enma estaba dormida y su corazón se lleno de amor por ella.

Ella era simplemente perfecta, la mujer que amaba, la madre de sus hijos, podía dudar de cualquier cosa, de el mismo, de no siempre actuar de la manera correcta o más honesta, pero de su amor por ella jamás dudaría.

Se cambio para luego introducirse en la cama, y paso su mano por su cintura para atraerla a su cuerpo y dormir como todas las noches lo hacían.

Sabía que le había fallado pero la amaba con todo su corazón y no había otro lugar en el que quisiera estar para siempre sino era en sus brazos.

Al dia siguiente Eren decidió visitar el bufete de Cristhofer porque tenia una gran necesidad de verle, de tocarlo, de besarlo.

Hoy le haría entender que no había nada de malo en vivir su amor.. Asi que le pidió a Yago que la llevara.

Entro a la oficina de el y le vio sumido en los papeles, muy concentrado e irresistiblemente guapo.

El levantó entonces su rostro y su mirada tierna la arropo y esa sonrisa que derretía.

- Eren que haces aquí- pregunto sorprendido pero también fascinado.

- Quería conocer el lugar donde trabajas y le pedí a Yago que me trajera y que se  fuera, así que tu me tendrás que llevar.

Cristhofer se deleito en sus sonrisa traviesa, y el correspondió con otra sonrisa.

Fue hasta ella y sin mediar palabra la tomo en sus brazos, para deleitarse en esos ojos color miel y esa boca cereza que lo habían cautivado por completo.

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