CAPITULO 30 VIEJOS HABITOS

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Cristhofer recibió esa mañana una llamada que lo perturbo, pero esta vez no era relacionado con Eren, sino son su propio infierno personal.

De la cárcel le llamaron para avisarle que su padre estaba a punto de morir y deseaba verlo para pedirle perdón.

Esa noticia logro sacarlo de su estabilidad y perder la paz que había logrado al lado de Eren.

¡Que irónico!, porque el querría ver a ese ser desalmado que no solo mato a su hermana y creo profundas cicatrices en su corazón.

Por su culpa su madre vivió una vida llena de temor, expuesta a sus golpes, que ella término extinguiéndose como una flor que se marchito al no soportar un infierno atroz.

¿Que pretendía? que en minuto, por compasión el olvidara todo el dolor que le hizo vivir, olvidar que mato a su hermana, que a el lo dejo marcado de por vida, y mas allá del dolor era como lo obligo a tener una participación en un hecho que lo lleno de culpa.

Una culpa que nada ni nadie podría ayudarle a expiar.

No iría, jamás volvería a verlo y nunca podría perdonarlo.

No lo vería, el no tendría su perdón

Ese día se encerró en su apartamento, porque todos sus demonios habían vuelto.

Pero en la tarde sentía que estaba al limite de sus emociones y tomo su chaqueta y decidió buscar a Eren, necesitaba de su paz para saber que estaría bien, porque todo esto lo había afectado al limite de sus emociones,

Se estaciono frente al edificio y allí se retracto.

No podía hacer participe a Eren de su desgraciada vida, pretender seguirla usando como muleta para lidiar con su mundo oscuro. Por eso regreso a su apartamento

Eren llamo a Cristhofer , ya que ese día habían quedado en ir a visitarla, pero ya eran las 7:00 y el ni siquiera respondía sus llamadas.

Finalmente el le respondió

- Que quieres Eren- le pregunto el con voz cortante que la desconcertó.

- Saber porque no viniste hoy- le pregunto – pensé que cuidarías de mi.

Después de un largo silencio el respondió

- No soy tu niñero Eren.

Su tono seguía siendo brusco y hasta grosero. Podía aquejárselo a su bipolaridad o de plano ya se habia cansado de ella. Esa ultima opción abrió una grieta en su corazón.

- Cristhofer que pasa contigo.

- Déjame en paz Eren, estas mejor sin mi, créeme.- ahora su voz dejaba entrever dolor y eso cambio su perspectiva. Algo había pasado que lo había sumido de nuevo en la depresión.

- Cristhofer que paso- pregunto con un nudo en la garganta.

- No paso nada, simplemente no soy un hombre de compromisos, nunca seré el noviecito de manos sudadas que te hará visitas de noche y se conformara con unos cuantos besos. No eres la mujer que necesito.

Cuando colgó ella miro a su alrededor de su habitación tratado de encontrar una respuesta valida a su cambio repentino de humor.

Se levanto e la cama decidida y marco de nuevo su numero y tan pronto descolgó el la llamada, ella le dejo claro.

- No digas nada , porque ire para ala

- No vengas, te lo prohíbo.- le advirtió el en tono autoritario.

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