Jodida Barbie

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Ahora estaba a punto de entrar a la habitación para por fin conocer a Nathan, las manos me sudaban y seguía comprobando que el labial no se hubiera corrido a mis dientes. Abrí la puerta y entré con cuidado, ahí estaba él poniéndose de pie al momento en el que me vio. Madre mía era guapísimo con ese look retro y esos ojos claros. Estaba pérdida por él.

- Buen día – sonrió y se acercó para darme un beso, olía delicioso. Me recordaba a una colonia que Chris había comprado una vez pero que sentía que no quedaba bien con su estilo, tenía razón.

- Hola, que gusto por fin conocerte – sonreí y me señaló una silla, recorrió mi lugar y esperó a que me sentara para hacerlo él. Era un caballero.

- El gusto es mío, Ricky me ha contado bastante sobre ti – me sonrojé inmediatamente, si a Ricky se le ocurrió contar el día en que dejé que los gemelos me pasaran por encima con sus carros de juguete lo iba a matar, fuera o no mi jefe. Al parecer notó mi cara de susto porque aclaró después – me ha dicho que trabajas muy duro con los chicos, eso es admirable – sonreí y platicamos durante un buen rato. Era entretenido, divertido y guapo. El chico lo tenía todo. Había llegado la hora de que se fuera y lo acompañaba a la salida, íbamos platicando de cualquier cosa cuando los chicos nos vieron, los saludé de lejos y Nathan me sonrió – puedo conocerlos?

- Pero claro. Chicos vengan – todos se apresuraron menos Christopher, algo en su mirada era de desconfianza – chicos, les presento a Nathan. – se saludaron al estilo macho y se presentaron solos.

- Somos grandes fans, de verdad – sonrió Zabdiel mientras sacaba un papel de su bolsillo – podrías autografiarme esto por favor? – todos reímos, menos Chris.

- Gracias, espero que podamos cantar juntos alguna vez. Soy fan de ustedes también.

- Creo que eso lo podemos arreglar – añadí de inmediato.

- De hecho, pensaba en si a ti podía verte antes. En otro tipo de situación – situación? Quería una colaboración con los chicos?

- Claro, quieres una colaboración o algo? – saqué mi iPhone del bolsillo esperando su respuesta pero todo estaba en silencio. Lo miré de nuevo y él estaba con una expresión de risa, Christopher me sonreía triunfante y los demás me veían como si yo fuera idiota – qué?

- No Lara, quiero salir contigo. En una cita si es posible – madre mía. Él quería una cita de verdad, no una organizada por mi jefe.

- Yo – susurré y miré a Christopher. Él ya no me miraba, ahora su atención estaba en unas chicas que pasaban junto a nosotros, era obvio. – claro que sí, te doy mi número.

- No se puede – gritó Christopher y todos lo miramos extrañados – no porque mañana nos vamos a Miami a grabar una colaboración y después tenemos que ir a España y varias cosas así. No creo que se puedan ver muy pronto – la verdad ya me tenía mareada con sus cambios de humor pero tenía un poco de razón.

- No importa, cuando vuelvas a los Ángeles te veo. Vale la pena esperar – tomó mi número, se despidió y yo me quedé como piedra, él de verdad me había dicho que me iba a esperar.

- Alguien tiene novio – gritó Erick y lo callé poniendo mi mano en su boca.

- Calla, no es mi novio – la verdad era que se sentía lindo que alguien te notara. Que hiciera un esfuerzo para poder estar contigo.

- Pues creo que eso tienes que dejárselo claro a él, no vaya a ser que se enamore – me dijo Chris secamente, ya me tenía harta.

- Dios qué está mal contigo? – le grité y los chicos nos miraron asustados. Incluso Sarah salió de detrás del escritorio para ver los golpes – por una vez deja de portarte así, no sé qué te pasa.

- me pasa, quieres saber qué me pasa? – gritó y más que rabia en su voz había dolor, profundo – me pasa que – se calló y ahora estaba muy cerca de mí con sus ojos a la altura de los míos. Podía respirar su colonia, la cual si era perfecta para él. – no me pasa nada, necesito dormir. Perdóname – dio media vuelta y salió del estudio. La situación era insostenible.

Quería matar a alguien, golpear cualquier cosa. En definitivamente tenía que enrolarme en clases de kick boxing. Estábamos en Miami grabando una canción con Ana Mena, la chica era guapísima, talentosa y se veía como una jodida Barbie de bolsillo. Ese era mi problema. Desde que los chicos la habían conocido se habían llevado bastante bien, sobre todo con Chris. Se reían de todo y se notaba que le gustaba. No soportaba verlos, qué podía saber ella de él como para que se hablaran tan confiadamente. Era ridículo.

- Bien chicos, última grabación. Christopher tu turno. – Chris se acomodó en el pequeño espacio del estudio y comenzó a cantar, tenía una voz hermosa. No me cansaba de escucharla.

- Sé que ya no te merezco Y que me equivoqué Me avisaste y no te escuché sé que no he sido santo – la voz, esa que hacía que las chicas quisieran besarlo. Pero tenía razón, él no era un santo, era un chico con un montón de chicas atrás, ni siquiera sabía por qué me molestaba.

- Perfecto, ya está – gritó el productor y él salió de la cabina. Casi siempre era así con él, no se necesitaba mucho para que dejara perfectas sus partes.

- Bien chicos, tenemos tiempo libre. Pueden hacer lo que quieran – avisé y todos gritaron de emoción, a veces me hubiera gustado ser parte de ellos, que en algún momento mi trabajo se pusiera en pausa y poder convivir con ellos. Simplemente como amigos.

- Chris se queda Lara, nosotros vamos al café de la esquina. Quieres algo? – Joel siempre era el más atento conmigo, los demás se dejaban llevar por sus cosas. Pero él siempre me tomaba en cuenta.

- Si, un latte de vainilla venti. Por favor – saqué mi cartera y antes de que me diera cuenta él ya no estaba, jamás me dejaban pagar. Eran lindos. Miré al otro lado de la sala instintivamente y ahí estaba Christopher y Ana en el sofá. Demasiado juntos, me dio un vuelco el estómago, del tipo malo. Él se reía de algo que ella decía. Lo peor era que la chica me agradaba, me agradaba su música, su estilo y toda ella. Joder. Lo que no soportaba era que a Christopher también le agradara. Él se dio cuenta de mi mirada y volteó a verme. Nuestros ojos conectaron por un momento y desvié la mirada como la siempre cobarde que era. Me daba miedo que se enterara que yo sentía algo por él, algo que no era simple amistad o relación de trabajo. Firmé los últimos papeles para la liberación del sencillo y mi celular comenzó a sonar con te va a costar de Natalia Aguilar. Me encantaba esa canción.

- Te va a costar cuando me besen otros labios, te va a costar cuando me tomen de la mano – abrí el mensaje. Era Nathan, él de verdad me estaba escribiendo. Por mensaje de texto que era aún más lindo.

- Hola linda, cómo va el trabajo? No puedo esperar a que estés de regreso. Me la pasé genial conociéndote. Besos. – suspiré y me dejé caer en la silla detrás de mí.

- Está todo bien? – no me había dado cuenta de que Chris me observaba atento, con preocupación.

- Sí, es Nathan. – un gruñido salió de sus labios pero yo estaba demasiado emocionada como para tomarlo en cuenta.

- Tienes un chico babeando por ti no? – Ana ahora estaba junto a mí, ese era mi punto. Era demasiado linda.

- Él no está babeando, apenas la conoce – dijo Christopher y rodé los ojos – es cierto, qué sabe de ti?

- Ese es el caso Chris, de esta manera nos estamos conociendo – dije y Ana soltó una fuerte risa.

- Si, definitivamente tienes a un chico babeando por ti – al parecer era cierto, yo solo esperaba que fuera el correcto.

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¿Y qué si te quiero? (Christopher Vélez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora