4 años después
La risa de Ivana resonaba por todo el parque, era preciosa. Con el cabello castaño y los ojos de un color miel precioso caminaba de un lado a otro del pequeño parque en medio de Londres. Hacía frío y sus mejillas estaban sonrojadas. La miré con cariño mientras ella se sentaba en una banca frente a mí.
- Ivy, vamos hay que irnos. – la pequeña corrió hacia mí y con sus bracitos rodeó mi pierna. Yo estaba tan enamorada de ella como no era posible.
- ¿Podemos comer pastel? – preguntó mientras yo caí rendida ante su rostro angelical.
- No me digas que vas a caer tan fácil – la fuerte voz resonó detrás de mí y sonreí al escucharlo. Adam sonreía mientras se acercaba e Ivana corría ahora hacia él.
- No iba a hacerlo, pero ya te ha visto a ti, seguro que te hace caer – reí y me acerqué a ellos mientras Adam levantaba a Ivy en brazos. La niña reía mientras ocultaba su rostro en su cuello.
- Hola amor – besé sus labios y sonreí ante lo cálidos que eran.
- Hola, pensé que nunca llegarías – Adam vestía un traje negro que le quedaba perfecto a su figura, era un hombre alto y fuerte. Me encantaba cuando ponía sus brazos a mí alrededor porque sentía como si me sujetara del mundo. Me ofreció su brazo y enredé el mío en el suyo.
- Estaba terminando un contrato, pero ahora soy todo tuyo – Ivy jugaba con su corbata mientras caminábamos.
- Creo que eres de alguien más – ambos reímos mientras llegábamos al departamento de Carol, la hermana de Adam. No había necesidad de tocar, prácticamente vivíamos ahí así que empujamos la puerta y entramos a la cálida habitación. Adam bajó a Ivana mientras yo le quitaba el grueso suéter y la bufanda.
- Mamá – gritó ella mientras corría hacia Carol, su madre se agachó para besar su cabeza. Cada vez que veía una escena de ese tipo se me estrujaba el corazón, recordar mi pasado siempre me causaba un poco de dolor.
- Vaya, hoy no llegaron con pastel. ¿qué pasó Adam, esta vez no logró convencerte?
- Me estoy haciendo más fuerte hermana – caminamos a la cocina donde estaba Roy, el esposo de Carol. El amor entre ellos era palpable, cuando los había conocido me había dado la impresión de que eran uno solo, nos dos individuos diferentes.
- La cena está lista – declaró Roy mientras nos pasaba un plato a cada uno. Me encantaba esta nueva vida que había creado, el pasado ya era pasado.
- ¿De verdad vamos a hacer esto? – Adam estaba parado en la puerta de mi departamento con un ramo de rosas esperando por mí. Íbamos a tener una cita. Eso era lo que él me había dicho esa mañana en un mensaje de texto mientras yo terminaba de arreglar unos papeles para el lanzamiento de un nuevo libro. Eso era lo que estaba haciendo ahora, era una agente literaria, lo había sido durante los últimos 3 años y me encantaba. No nos habíamos vestido elegantemente ni nada, iríamos a nuestro lugar favorito, il fornino. Un restaurant italiano donde vendían la pizza más deliciosa de Londres. Tomé las flores de su mano y las puse dentro del departamento.
- Claro que vamos a hacerlo, voy a llevar a mi chica a una cita y espero que tengas hambre porque quiero pedir la mitad de la carta – sonreí y sin duda alguna me lancé a su brazos. Él me sostuvo, como el primer día hace cuatro años. Adam y yo nos habíamos conocido en el avión hacia Londres. Yo había estado en modo zombie desde que había decidido dejar a Christopher, dejar mi vida. Él me había sonreído, era todo lo que había hecho en un principio, era un viaje largo y comenzó a hablarme, me ofreció una manta cuando me vio temblando de frío. Más adelante me contó un chiste y me ofreció su hombre mientras yo lloraba, sin ninguna explicación. Jamás me preguntó nada y me dejó llorar. Cuando habíamos bajado me preguntó dónde me quedaría, no tenía ni idea en ese entonces, no era un viaje planeado así que se ofreció a llevarme hasta el hotel, había dejado su auto en el estacionamiento del aeropuerto y yo fui con él. Fue arriesgado y lo entendía pero en ese momento solo necesitaba a alguien y él era quien estaba ahí. Cuando me dejó me ofreció su número, no pidió el mío ni nada a cambio. No lo llamé al día siguiente, ni al siguiente. Una semana después volví al hotel de un paseo y él estaba ahí, en el lobby. Me invitó a comer y acepté. Había sido suficiente de tanta soledad así que salimos, y a los tres días lo volvimos a hacer hasta que se hizo una rutina. Al estar junto a él el dolor que sentía por lo que había dejado atrás se disipaba. No sabía cómo iba a decirle a Adam que no iba a funcionar, que había un bebé creciendo en mi vientre pero no pude, lo necesitaba. Hasta que ocurrió, nunca hubo un bebé y nuestra relación siguió. Jamás se lo conté pero mi pecho dolía cada vez que pensaba en lo que pude haber tenido y nunca fue. – no me estás escuchando linda.
- Perdona – sonreí distraídamente mientras llegábamos al restaurant, íbamos tan seguido que Luigi, el mesero de la sección que nos gustaba sabía perfectamente nuestro vino favorito.
- Pero que gusto verlos, lara. Cada día más hermosa – besó mis mejillas mientras nos sentábamos – Adam, tengo listas las tres pizzas que ordenaste, vienen enseguida – Luigi desapareció mientras yo miraba a Adam sorprendida.
- ¿tres pizzas? Si sabes que no como tanto ¿cierto? – Adam asintió sin decir nada más, la pizza llegó y una fue colocada frente a mí. Madre mía. En medio de la pizza había un anillo, así nada más un anillo precioso estaba frente a mí. Adam se puso de pie mientras el pánico me invadía. El pecho se me cerraba y mi corazón estaba desbocado.
- Lara, cuando te conocí en ese avión supe que había algo en ti que no me iba a permitir alejarme – ahora estaba hincado a mi lado, tomó el anillo y me preparé para lo siguiente. – estoy enamorado de ti y quiero estar contigo por lo que me resta de vida. Te amo. ¿quieres casarte conmigo? – un estruendo sonó detrás de nosotros repentinamente y atrajo nuestra atención. Desearía no haberlo hecho. Christopher estaba ahí parado, el chico que había invadido mis sueños durante años estaba ahí. El aire se atoró en mis pulmones y mi cuerpo se congeló. Los otros chicos también estaban ahí mirándome e shock. Había logrado escapar de ellos durante cuatro años y justo ese día ellos estaban ahí frente a mí. - ¿cariño? – Adam atrajo mi atención y mientras miraba a Christopher a los ojos respondí.
- Claro que sí, me casaré contigo.
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¿Y qué si te quiero? (Christopher Vélez)
FanfictionLara está emocionada por su primer trabajo. Formar parte del equipo de diseño de una banda famosa, gracias a su tía Laura Pausini que le consiguió el trabajo. Pero cuando Ricky Martin le encarga un nuevo trabajo no se cree capaz de hacerlo. Sobre t...