- No entiendo – dije como que no quiere la cosa, fascinado ¿con qué? ¿Con el hecho de que mi vida era una completa telenovela?
- Esto es muy poco profesional y estoy segura de que si te lo propones puedes demandarme por lo que estoy a punto de decir pero estoy fascinado por ti – suavemente alejé mi mano de la suya y el doctor Casas incluso se sonrojó. – perdona.
- No, yo soy quien lo lamenta, le conté toda mi desgracia en 5 minutos. Usted no es psiquiatra como para descargar mis problemas mentales con usted. Le pido disculpas. – su sonrisa fácil estaba de nuevo en su rostro mientras me miraba fijamente. Me comenzaba a poner nerviosa.
- No Lara, por favor no te incomodes. Soy yo quien está fuera de lugar – entonces lo había notado, yo era demasiado transparente. – es solo que ya de por si eres hermosa, ahora con lo fuerte que eres estoy aún más impresionado – sip, esto se estaba poniendo raro, él era demasiado guapo. Pero el hombre por el que recibí el golpe estaba justo pasando la puerta y eso se sentía incorrecto.
- Está bien, Christopher y yo no hemos regresado pero... - asintió poniéndose de pie y regresando el banco a su lugar.
- Lo entiendo, lo amas – asentí con más euforia de la necesaria y soltó una risa seductora. – lo entiendo completamente – se dirigió a la puerta y la abrió dejando ver a Chris que estaba parado justo enfrente custodiando la puerta. – Todo en orden, pueden irse apenas firme los papeles – ambos asentimos y mientras Christopher entraba en la habitación y el doctor salía, este regresó – una cosa más Lara, si no funciona – Mario sacó una tarjeta de su bata y la colocó sobre la mesita para salir después. Eso sí que no me lo esperaba.
- ¿Si no funciona qué? – La voz de Chris denotaba molestia y me hice la tonta, no pensaba llamarlo. Esperaba que todo funcionara como siempre debió de haber sido.
- La medicina del dolor, puedo llamarle y pedir algo más fuerte – mentirosa, pero no iba a arriesgarme a más golpes y a un Christopher pasando la noche en la cárcel. Ni loca.
- Oh, yo pensé – su rostro era de preocupación y se acercó más a mí – te va a alegrar saber que Zabdiel y yo hemos arreglado las cosas – sonreí y con un gesto lo llamé para que se acercara más.
- Me da gusto, Zabdi es tu amigo. No debiste empezar esa pelea – recorrí mi cuerpo a la orilla de la camilla para que él pudiera sentarse quedando de frente a mí. Era pequeña y nuestros cuerpos estaba apretujados uno contra el otro.
- Perdóname – susurró mirándome a los ojos, eso era todo. La calidez de su mirada registrándome el alma.
- Yo no hice nada con Zabdiel Christopher, me quedé en su casa sí. Y olvidé mi pijama, por eso traía una de sus camisas. Él ni siquiera lo sabía. – Sus ojos repasaban mi rostro centímetro a centímetro como si tuviera miedo de que fuera a desaparecer - ¿qué pasa?
- Pasa que no puedo creer que seas de verdad, dentro de mis borracheras, de mis viajes he soñado contigo tantas veces. Que tengo miedo de que sea solo el efecto de alguna sustancia y en cualquier momento se pase. – moví una de mis manos a su rostro y lo acaricié despacio, esperando para que absorbiera que era real y que no pensaba irme a ninguna parte.
- Eso se acabó, porque estoy aquí. Y si tú me quieres de regreso vine a quedarme – susurré sin pensar, la idea original era decirle adiós a Chris de una vez por todas. Pero la verdad es que ya no había ningún secreto que evitara que estuviéramos juntos. Había cometido un error enorme en mi vida cuando me había alejado de él sin darle siquiera una oportunidad. Pero en ese lapso conocí gente increíble que me hizo revivir.
- ¿Y Adam?, ¿tu trabajo? – toqué los suaves labios de Chris con la punta de mis dedos, estaban mojados y desee besarlo en ese instante.
- Te lo dije, Adam me dejó. En parte porque no pudo soportar las mentiras por las que lo había hecho pasar todos esos años. pero la más importante, fue porque se dio cuenta de que jamás iba a poder amarlo de la forma en la que te amo a ti – lo último salió en un susurro, tan suave que pensé que no me había escuchado.
- Hermano, ¿puedes ya por favor acabar con esto? – la voz de Zabdiel llamó nuestra atención a la puerta donde estaba los otros chicos. Los cuatro estaban ahí con sonrisas enormes en el rostro – acaba con tu propia miseria y bésala, tan listo y tan lento – todos reímos y mientras escuchaba las carcajadas a lo lejos. Lo único que sentí fue lo cálido de sus labios. El sabor dulce de todo aquello que me había estado perdiendo. La verdadera esencia del amor verdadero.
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¿Y qué si te quiero? (Christopher Vélez)
FanficLara está emocionada por su primer trabajo. Formar parte del equipo de diseño de una banda famosa, gracias a su tía Laura Pausini que le consiguió el trabajo. Pero cuando Ricky Martin le encarga un nuevo trabajo no se cree capaz de hacerlo. Sobre t...