Sorpresas

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Ahora sí que estaba sorprendida, Ricky había aceptado nuestra relación como si nada. Después de que Christopher lo enfrentara por su cuenta en su oficina, ambos salieron sonriendo y Ricky me dio un cálido abrazo felicitándome. Yo de verdad estaba atónita, no sabía cómo reaccionar, esperaba un despido o al menos gritos incontrolables y me había preparado para recibir justo eso. Pero al parecer Ricky me había fallado.

- ¿Qué demonios pasó allá dentro? – Ricky se despidió de nosotros y se encaminó a una junta con Simon.

- Nada – Chris sonreía como idiota y yo le seguía los pasos, quería saber en qué situación estábamos parados y él no me ayudaba en nada.

- Chris, por favor – susurré justo como sabía que lo desarmaba, como si algo me doliera. Era un chico maravilloso y sabía que no me dejaría comenzar a según yo llorar. Vil chantaje.

- Bien – suspiró y me tomó de la mano. Era maravilloso darle la mano en medio de la disquera sin temor a que alguien pudiera descubrirnos. – le dije la verdad, que Camila es una pesada. Que te amo. Que me amas y que probablemente termine casándome contigo en algunos años con o sin su aprobación. Eso fue todo. – bien, yo estaba con la boca abierta. ¿Casarnos?

- ¿Quieres casarte conmigo? – mi voz destilaba pánico y me sonrió, aun cuando yo estaba congelada.

- Tranquila, sé que voy a casarme contigo algún día Lara. No va a ser mañana o dentro de un año. Pero algún día vamos a estar juntos para siempre. Sé que va a ser contigo. Así que no me incomoda decirlo desde ahora. Te amo y algún día vas a ser mi esposa.

- Tan lindo como siempre – Ambos nos sobresaltamos al escuchar la voz de Erick a nuestra derecha, volteamos y vimos a todos. De verdad todo el mundo estaba ahí, los chicos, Ricky, Simon, Sarah, incluso Lola, la mujer de intendencia. Nos miraban complacidos y mis mejillas se tiñeron de rojo. Ojalá él tuviera razón.

- ¡Lara! – la tía Laura acababa de bajar del escenario, era increíble verla cantar. Era talentosa y enérgica. Honestamente aún me daba un poco de risa su acento pero trataba de no reírme con todo mi ser.

- Hola tía, estuvo increíble – me dio un gran abrazo y se sentó para quitarse el maquillaje, estábamos en Las Vegas y yo había ido por mi cuenta a verla. Christopher estaba en Nueva York con los chicos y lo extrañaba como loca, revisaba el celular cada cinco minutos esperando un mensaje suyo. No llegaban tan seguido como yo esperaba pero lo hacían y eso hacía que mi corazón latiera más rápido.

- Bueno, pero esa sonrisa debe de ser por cierto chico que conozco – dejé mi celular en mi bolso y la miré sonriendo. Tenía razón. Absolutamente todo del último mes que me hacía feliz tenía que ver con Christopher.

- Lo amo tía Laura – me encogí de hombros y de nuevo comencé a soñar con estar con él.

- Bueno hermosa, ya que estas aquí y que esto es Las Vegas, ¿qué te parece si salimos de fiesta? – en realidad estaba sorprendida, ella no salía desde hace tiempo y me sentía entusiasmada de que quisiera hacerlo conmigo.

- Claro que sí, me encantaría pero no traje ropa para salir – ella me sonrió y llamó por teléfono a Clara, su asistente personal. Unos momentos después Clara llegó acompañada de otras dos chicas, una con vestidos en las manos y otra con productos para el cabello.

- Eso lo tengo cubierto – una hora después yo estaba totalmente arreglada con un vestido negro corto y el cabello suelto que brillaba más que los espejos en la habitación. Zapatos lo bastante altos como para hacerme perder un poco el equilibrio y ojos ahumados. Era un look realmente sexy y desee que Chris pudiera verme en ese momento. Le encantaba que yo usara tacones. Salimos del vestidor y nos dirigimos al auto para ir al club. Estaba preparada para pasarla bien.

¿Y qué si te quiero? (Christopher Vélez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora